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In & Out Jazz Entrevista a Moisés P. Sánchez

11

JULIO, 2020

Moisés Sánchez pianista y compositor

Fotos:
Eric GodfroidDiego García Márquez 

Escrito por Begoña Villalobos

Entrevistamos a Moisés Sánchez pianista y compositor madrileño que acaba de publicar su último disco There’s Always Madness (Uno Música, 2019), junto a Cristina Mora (voz), Miron Rafajlovic (trompeta y guitarra), Antonio Miguel (contrabajo), Borja Barrueta (batería). 

Con un enfoque de jazz ecléctico y orquestal, Moisés cuenta con obra propia, con discos editados como el anterior trabajo: Unbalanced: Concerto for Ensemble (2019), la obra sinfónica nominada en categoría de Mejor Disco Instrumental a los Grammy Latino 2019. Metamorfosis (2017), Soliloquio (2014), y Ritual (2012), Dedication (2010) y Adam the Carpenter (2007).

El músico, junto a su quinteto, cerró la pasada edición del Festival de Jazz Internacional de Madrid 2019 en el Teatro Fernán Gómez.

 

Moisés P. Sánchez – «Unbalanced: Concerto for ensemble» (La grabación)

Esto es «There’s always madness».

In&OutJazz: ¿En tú opinión qué momento está atravesando la música en esta época?

Moisés Sánchez: Estamos viviendo momentos confusos. Creo que ahora mismo hay una perversión en relación a la comprensión de la música y a la importancia que tenemos del conocimiento de ella. Son materias que requieren un estudio y una profundización que en muchos casos no hay, a veces la formación es poca. Yo entiendo la música como arte global, hay que entender qué lugar ocupa All the Things You Are respecto a El anillo de los Nibelungos (Der Ring des Nibelungen) de Richard Wagner. Entender qué valor puede tener una cosa en relación a otra, hablo refiriéndome estrictamente a lo musical, no entro en lo social. En lo social el jazz tiene un componente muy potente.

¿Crees que sigue vivo el componente social reivindicativo del jazz?

Antes, parte de la comunidad negra veía a la gente blanca que tocamos jazz como profanos, eso ha cambiado mucho, yo creo. En España no tenemos una gran comunidad negra, lo más cercano es la comunidad cubana que se han integrado perfectamente. Tocamos todos con todos.

Es importante conocer la raíz del jazz como movimiento reivindicativo de los derechos sociales. El tema de Billie Holiday Strange Fruit, es un canto de libertad y de dolor cuando ve a sus congéneres ahorcados. 

Para mí no tiene mucho sentido defender la pureza del jazz, aquí en Madrid, habiendo estado ajeno a todo ello. Yo nazco en 1979 en Madrid, alejado de la problemática racista y cultural que ellos viven allí. Es muy interesante como gente de aquí entronca con el jazz porque se convierte en algo universal, porque se basa en la improvisación.

 

 

Thelonious Monk: «Epistrophy» | Moisés P. Sánchez Trio

¿Qué es la improvisación para Moisés?

Recuerdo una frase del guitarrista John McLaughlin que dice “Improvisar es subirse a un escenario y ser capaz de decir algo diferente que no has dicho hasta ahora”, implica un abandono de los licks de las frases aprendidas que incorporas a tu idioma. Cuando esto pasa, aparece algo interesante, yo me planteo qué soy como músico, si mis solos están basados en frases de otra gente ¿quién está tocando?

El jazz es una música que se basa en la creación y en la expresión a través de la improvisación del yo más profundo, para mi es la fascinación que me produce el jazz, es la única música que me ha permitido encontrar un vehículo en el que puedo unir varios géneros y expresarme profundamente a través de la improvisación, creo que es la sublimación de un músico, no hay nada más bonito que escuchar una notas y saber que es el sonido diferenciador de tal y cual músico.

Para mí es el logro y la grandeza que pianistas como Tigran Hamasyan, Brad Mehldau, Bill Evans, Keith Jarrett hayan encontrado su camino y su sonido a través de las herramientas que tenían a su disposición. Es cuando el jazz cobra el sentido último, ser capaz de haberte empapado para luego incorporar tu propio lenguaje. Miles Davis manda un mensaje increíble, que es “utiliza esto para ser tú”, esto conlleva una reflexión filosófica, un estudio, una profundización en la materia que te lleva a saber por qué toco esta nota y esta no. Bill Evans decía “si yo no estoy conectado con lo que toco o siento que la frase no es mía, dejo de tocar”. Como músico de jazz eso me ha obsesionado toda mi vida.

«Metamorfosis» live @ Jazz Madrid 17

¿Te consideras músico de jazz? 

Podemos decir que sí, aunque yo soy mucho más ecléctico, en los 7 álbumes originales que tengo se pueden ver influencias de muchas músicas. En los últimos 10 años estoy luchando por encontrar un sonido mío, propio, con todas las influencias de las que he bebido.

¿Cómo dirías que es tu sonido diferenciador?

No sé ni siquiera si lo he conseguido. Intento encontrarlo (risas).

Empecé a tocar el piano cuando tenía 3 años, en mi casa sonaba de todo, desde King Crimson, The Beatles pasando por Ludwig van Beethoven, Miles Davis, John Coltrane, etc. La música es música, eso me ha dado un prisma amplio de variadas influencias, de clásico, rock sinfónico, de jazz que se mezclan en mí música. Me gusta la música que manda un mensaje, un contenido que transmita una búsqueda de la belleza, de un sonido. Intento honrar el vehículo del que me he servido para mostrar mi mensaje, en este caso es la música. 

Has llegado a un nivel muy alto, ¿cómo lo ves?

Pues ¡no lo sé! Cuando escucho lo que ha hecho Johann Sebastian Bach o Keith Jarrett, ¡uuff!, está muy bien tener espejos grandes en los que mirarte para ubicarte. Yo doy valor a lo que he hecho, uno sabe lo que hace y dónde está, lo que compone. En relación a los referentes que tengo yo no soy nada, creo que me moriré pensando eso, a la vez cuando lo hago y lo presento tiene toda la importancia para mí. Ayer escuché Mathis Der Mahler a Paul Hindemith y luego Conversation with Myself de Bill Evans y dije ¡bueno (risas) pues aquí estoy yo!

¿Quiénes son esos referentes?

Tengo una trilogía básica que es Bill Evans, Keith Jarrett y Brad Mehldau, también hay momentos de Chick Corea que me gustan. Lyle Mays el pianista de Pat Metheny me gusta, era muy romántico tocando, como Evans.

Moises Sánchez  Improvisación

¿Dirías que tú música tiene un componente dentro del movimiento romántico?

Sí, hay componente romántico, entendido como movimiento romántico del siglo XIX como Serguéi Rajmáninov y Frédéric Chopin.

De Bill Evans decían que era el Chopin del jazz, Jarrett y Mehldau también tienen un punto romántico muy fuerte anclado en la Alemania de la segunda mitad de siglo. 

¿En qué momento te situarías dentro del romanticismo?  

Está muy anclado en el final del romanticismo y en el principio del impresionismo Claude Debussy, Maurice Ravel, etc, pero yo tengo una mezcla muy rara, toda la primera mitad del siglo XX me apasiona, Igor Stravinsky, Bela Bartok, donde entra la politonalidad extrema, las polirritmias, el uso tímbrico de la orquesta con los metales y la percusión.

Esa expansión orquestal se nota en tu música

Yo tengo un pensamiento muy sinfónico de la música, incluso cuando toco piano solo, el concepto es orquestal, no tengo un concepto de trío al uso estrictamente jazzero, cuando he abordado con mi trío temas formato estándar nos vamos a Marte, es mi naturaleza. El sello de mi identidad es esa aspiración sinfónica, esos desarrollos largos, intentar desarrollar compositivamente.

¿Qué técnicas utilizas para ello? 

Utilizo técnicas de composición clásica que aplico a mis temas de jazz, como presentar una melodía y luego la represento al final del tema modulada de otra manera. Son técnicas que hace que captes la atención del oyente, el oído tiene una psicología auditiva, tienes que hacer magia, tienes que conocer las herramientas a nivel comunicativo y compositivo para manipular la percepción, cuando estás en el escenario eres un creador de percepciones que provoca una sensación en el oyente. Las herramientas de desarrollo de composición que están demostradas que funcionan como la forma sonata, aplicadas al jazz, son un sello de identidad; yo utilizo esas técnicas, en Unbalanced:Concerto for Ensemble. Aquí está presente la sonata que se emplea en los conciertos clásicos del clasicismo y de la primera mitad del siglo XIX, está muy oculta pero está.

 

¿Crees que es importante el estudio de composición para un músico de jazz?

Yo he estudiado y sigo estudiando composición, me apasiona. Creo que para un músico de jazz controlar composición marca la diferencia a la hora de componer y se ve en el resultado. No porque sepas las armonías e improvisar sabes componer un tema. Es importante formarte en composición. La composición es muy amplia, desde la forma clásica hasta Duke Ellington, Thelonious Monk, John Coltrane, etc.

Me ha venido muy bien conocer el rock sinfónico, esos desarrollos tan largos que aplicaban Genesis y King Crimson son muy interesantes. Conseguían hacer suites de 24 minutos, en los que cada 30 segundos aparecía una idea melódica diferente que te va llevando. 

Me pasa con ciertos músicos de jazz que te presentan sus partituras y no hay indicaciones de dinámica, no hay piano, no hay fuerte, eso para mí es muy significativo, no se sabe que se quiere contar, ni hacia dónde va la música, eso me ha obsesionado y ese es un sello identificativo de lo que hago. Me apasiona contar historias a través de la música. La preocupación por cómo lo cuento, con que recursos, y el conocimiento que tienes que adquirir para contar eso, para mi ese es el sentido de tocar música.

Cobra sentido cuando enfoco todo eso para contar mi historia la que conforma los amigos que he tenido, las parejas, los viajes que he hecho las desilusiones que he tenido, mi vida aquí. Estoy en una búsqueda insaciable, es mi mayor preocupación que alguien escuche Unbalanced:Concerto for ensemble y por cómo está compuesto y el amasijo de ideas que hay, diga, es Moisés Sánchez. Si consigo eso, misión cumplida.

¿Cómo manejas esa tendencia hacia lo orquestal con tu trío?

Borja Barrueta, Toño Miguel y yo llevamos tocando desde el 2001, ahora se ha incorporado Cristina Mora y Miron Rafajlovic ha sido muy bonito lo que hemos formado, han sido 7 discos

Es un trío muy estable, ¿cómo se mantiene eso?

En su momento decidí crecer con músicos y tener continuidad. A mí me importa el recorrido en la comunicación y desarrollar mí música. Es un camino más sólido. La música para mi es un proceso, sobre todo en mis discos, en lo que dejo plasmado.

David Sancho en Piano Solo tiene un tema Glucosas y Metamorfosis dedicado a tu disco Metamorfosis

David Sancho es un amor, en el ensamble hay teclado porque yo quería que estuviera él, David Sancho es un pianista excepcional, me entiendo perfectamente con él, para mi es un honor que me dedique un tema en su disco.

¿Qué relación tienes con el jazz?

Me gusta el jazz tradicional, discos de Thelonious Monk, Art Blakey, Miles Davis en Britches Brew (1970). Bill Evans me encanta con el trío con Scott La Faro y Paul Motian y el trío con Joe La Barbera y Marc Johnson y en la época de los 80. En John Coltrane veo una trascendencia en el mensaje. Ese jazz me vuelve loco.

Para mí el jazz es la música más camaleónica del mundo, permite la incorporación de otras músicas. 

Yo soy un hijo de mi época. De Brad Mehldau, de Terence Blanchard. Estamos en el 2020 y creo que un artista como creador está obligado a mirar alrededor y ver la sociedad actual y no ser ajeno a lo que pasa vivir en su tiempo, ser inmovilista y quedarse estancado en un momento del jazz es una idea que no defiendo.

 

Moisés P. Sánchez Trío en el Café Central

Marco Mezquida & Moisés P.Sánchez concierto completo -Recoletos Jazz-

¿Qué relación tienes con la música clásica?

Creo que si te dedicas a la música no puedes obviar a Johann Sebastian Bach, ni el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart o la Novena de Beethoven. El hecho de no conocerlo, de no haberte preocupado me parece una gran carencia. No se puede obviar la magnitud de la música si eres músico, es un transatlántico golpeándome en la cabeza, eso te da otro prisma, por ejemplo: cuando escuchas a Mehldau y Jarret con ese gran abanico de sonoridades te das cuenta de que se han empapado de lo clásico. Es un nivel de comprensión de la música extremo.

En Europa la formación musical básicamente es clásica. En el conservatorio se enseña la música desde un punto de vista mortuorio. Me explico: te enseñan a interpretar, pero no a crear ni a improvisar.

Yo abandoné el clásico por eso, el jazz me da esa vía de escape, puedo ser yo. Una sonata de Beethoven me aporta porque la traslado a mi universo.

Ahora acabas de grabar tu último disco There’s Always Madness, pero ¿cuál ha sido tu experiencia con tu álbum anterior, Unbalanced:Concerto for Ensemble, que además ha sido nominado a los Grammy?

Hemos formado un grupo muy bonito con una tímbrica espectacular, es una mezcla muy particular de electrónica, de mixtura entre los metales, la flauta, los teclados, la percusión y luego algo más jazz tradicional cuando estamos la base. Me encantaría desarrollar el trabajo para el ensamble,

El disco lo compuse en París, son 63 minutos de música con más de quinientas páginas escritas, es titánico. No tarde tanto en componerlo como en los arreglos.  Hemos puesto mucha energía un corazón, ha sido disco nominado a los Grammy, en categoría de Mejor Composición Instrumental, es la primera vez que un español está nominado en esta categoría, eso ha sido un gran honor y un reconocimiento importante.

A partir de ahora, ¿Qué proyecto te gustaría abordar?

Me gustaría desarrollar la faceta compositiva, es donde más puedo dar y mostrar todo el potencial, y bueno ojalá porque no es fácil a nivel infraestructura, institucional. Espero el camino que se ha iniciado, se mantenga. Me gustaría hacer orquesta sinfónica, integrar mi grupo, el trío, es la base, a cuarteto o quinteto y ver qué pasa.

Escrito por Begoña Villalobos

11 de Julio de 2020

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