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Maureen Choi Quartet. Festival
Jazz Madrid 2020

12

NOVIEMBRE, 2020

Maureen Choi, violín/ Daniel García Diego, piano/ Mario Carrillo, contrabajo/ Borja Barrueta, batería

06/11/2020 Auditorio Caja de Música CentroCentro

Texto: Ricky Lavado

Fotos: @JAZZMADRID

Poder disfrutar de música en directo en medio de estos tiempos locos de pandemia que nos está tocando vivir tiene algo terapéutico, sanador casi. Demostrando de manera estricta y concienciada que la cultura es segura, el Festival de Jazz de Madrid ha decidido mantener su programación para la edición de este año a pesar de las dificultades obvias que ello conlleva, y ante esa decisión y visto el cuidado escrupuloso puesto en respetar de forma tajante las medidas de seguridad necesarias, lo único que podemos hacer es aplaudir a la organización y agradecer la posibilidad que se nos brinda de escapar aunque sea sólo durante un rato de la realidad asfixiante que nos rodea gracias a, por ejemplo, la magia que Maureen Choi y su banda despliegan sobre un escenario.

 

 

Comentaba lo de terapéutico porque uno no puede evitar pensar que hay algo intencionado (bienintencionado, mejor dicho) en la elección de la violinista de origen coreano como pistoletazo de salida del festival, ya que lo que pudimos disfrutar en el auditorio Caja de Música de CentroCentro el pasado 06 de noviembre vendría a ser la definición perfecta de música que, perdonen la cursilada, eleva el espíritu. El mundo es mejor con música así, y uno es mejor al salir de conciertos como este.

Choi centró su paso por JazzMadrid en su cuarto y flamante disco Theia (Barco Records, 2019), un caleidoscopio musical que aglutina Jazz, música clásica, influencias flamencas y mil cosas más con unas composiciones que la otra noche sonaron enormes, expansivas y con una carga emocional simplemente apabullante. Comunicativa en todo momento, humilde y visiblemente emocionada, Maureen Choi desplegó durante casi dos horas un repertorio que transita de forma orgánica y natural por las más diversas corrientes musicales en una narrativa que, bebiendo de fuentes clásicas, suena personal y única. Maureen Choi hace susurrar al violín por momentos, lo hace chillar en otros, y a lo largo de un concierto que solamente se me ocurre calificar de excelente, llegó a cotas emocionales realmente impactantes (piel de gallina y nudo en la garganta con la ayuda a los coros por parte de la audiencia en la coda final de esa obra de arte que es September, the First).

Junto a ella, el preciosismo de Daniel García Diego al piano (espectacular su forma de detener el tiempo en Canto Salmanchino) y la omnipresencia al contrabajo de Mario Carrillo (enorme en ese viaje a la oscuridad en el que se convierte la gigantesca Phoenix Borealis). Y luego está lo de Borja Barrueta, claro. Decía Joan Barril que un café es la certificación notarial de que los próximos cinco minutos valdrán la pena, y algo parecido se podría decir del batería/percusionista vasco: cuando ves al Sr. Barrueta sentándose a la batería, sabes que durante las próximas dos horas vas a presenciar algo único, siempre trascendente. 

Lo dicho, música maravillosa interpretada por gente con un talento descomunal: algo necesario en estos tiempos oscuros.

 

Escrito por Ricky Lavado

12 de Noviembre de 2020

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