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Ambrose Akinmusire

19

OCTUBRE, 2021

Texto: Ricky Lavado

Con veintiocho años recién cumplidos y tres discos a sus espaldas que le habían coronado por derecho propio como una de las voces más importantes del Hip Hop contemporáneo, el californiano Kendrick Lamar se sacó de la manga en 2015 una obra maestra con título críptico y portada icónica que, pasados los años, no ha hecho más que incrementar su estatus como una de las grandes obras de arte que ha producido el mundo de la música en lo que llevamos de siglo…

 

Joshua Redman & Ambrose Akinmusire perform Wayne Shorter’s “Joy Ryder” (Live at SFJAZZ)

To Pimp A Butterfly (Aftermath, 2015) era una celebración de la cultura afroamericana, sin eufemismos ni maquillaje; con sus triunfos, sus derrotas, sus virtudes y sus pecados; con su tradición de lucha y resistencia, su sentido comunitario y su orgullo identitario, enraizado en un pasado cuyos tentáculos de opresión y violencia se alargan hasta nuestro presente. Para dar forma a su obra magna, el rapero de Compton se rodeó de leyendas como George Clinton; pesos pesados de la historia del Hip Hop como Pete Rock, Dr. Dre o Snoop Dogg; nuevos valores del Rap contemporáneo como Pharrell Williams, SZA o Rapsody; visionarios que están redefiniendo los límites del Funk y la música electrónica en el siglo XXI como Thundercat o Flying Lotus; y nuevas estrellas del Jazz actual como Kamasi Washington, Robert Glasper o Terrace Martin. En este último grupo de colaboradores se incluía también a Ambrose Akinmusire; un trompetista californiano de ascendencia nigeriana, músico superdotado (escudero, siendo un veinteañero, de Steve Coleman, Roy Hargrove o Jack DeJohnette), y uno de los estandartes del impulso renovador que atraviesa la música negra (en su más amplia acepción) en los tiempos del movimiento Black Lives Matter: un impulso de interrogación y búsqueda; de inconformismo creativo y análisis social; de denuncia, de necesidad de expresión y de expansión artística que Akinmusire comparte con algunos de los valores más importantes y determinantes del inabarcable cajón desastre del Jazz contemporáneo: desde el apasionante viaje en el que han convertido sus carreras Christian Scott aTunde Adjuah o Shabaka Hutchins (en solitario, liderando Shabaka & The Ancestors of The Comet Is Coming y, sobretodo, al frente de los imprescindibles Sons Of Kemet), a la espiritualidad para el siglo XXI de Kamasi Washington; del laboratorio creativo de la fértil y joven escena londinense liderada por Nubya García o Theon Cross, al universo del sello International Anthem (Angel Bat Dawid, Irreversible Entanglements, Damon Locks Black Monument Ensemble…). De igual forma que Kendrick Lamar hace tiempo que escapa a la definición maximalista de cantante de Rap para pasar a engrosar la inacabable lista de artistas que, superando etiquetas y acotaciones estilísticas, dan forma a la tradición de la Música Negra (así, en mayúsculas); bien se podría decir; que Ambrose Akinmusire, desde su propio universo en continua expansión, supera los parámetros del Jazz para unir su voz a una nueva generación de jóvenes creadores dotados de un genio improbable y explosivo que están reformulando la tradición del Jazz para dar respuestas a un interrogante urgente e imperativo; ¿Qué significa ser negro en el nuevo milenio?


Ambrose Akinmusire – Jazz à Vienne 2018 – Live

El estreno discográfico de Ambrose Akinmusire, el flamante Prelude To Cora (Fresh Sounds New Talent, 2008), llamó rápidamente la atención del mismísimo Don Was (presidente de Blue Note desde 2012). De forma críptica y certera, se refirió al joven californiano en estos términos: «La primera vez que lo vi en concierto observé que lo que intentaba era describir lo que oía en su cabeza y que las palabras le fallaban». Ese componente narrativo y expresivo de la música de Ambrose Akinmusire, desplegado de forma majestuosa en su aplaudido y laureado debut para Blue Note When The Heart Emerges Glistening (Blue Note, 2011), adquiriría unos niveles de profundidad y seriedad diferenciales con The Imagined Savior Is Far Easier To Paint (Blue Note, 2014). Si, como decía Don Was, la música de Akinmusire es un intento de describir lo que oye en su cabeza; con The Imagined Savior Is Far Easier To Paint, Akinmusire destacaba como una de las mentes más inquietas y creativas de su generación, ofreciendo una obra atravesada de forma transversal por la violencia, el racismo, las ciudades en llamas y la polarización estructural de la sociedad estadounidense en la segunda década del milenio. La voz de un niño leyendo una lista de jóvenes afroamericanos asesinados por la policía («Rollcall For Those Absent»), o la reflexión sobre los índices de detenciones y encarcelamientos entre la juventud negra («Ceaseless Inexhaustible Child») convertían al tercer disco de Akinmusire en un retrato descarnado de la realidad de la población negra en Estados Unidos en los últimos coletazos de la era Obama; un relato con el que el de Oakland se alejaba de la complacencia y el encorsetamiento que a menudo lastra al Jazz contemporáneo (en forma de comodidad de regusto muzak, experimentación freejazz puramente estética, o de abuso hasta la extenuación de revisiones de estándares), para dotar a su música de un contenido crítico y una profundidad expresiva que le situaban en un terreno apasionante que tendía lazos de unión entre el Jazz político que puso banda sonora a las luchas por los derechos civiles de los sesenta y setenta (Archie Shepp, Charles Mingus, Sonny Rollins…) y la vertiente más comprometida y reivindicativa del Hip Hop actual. 

 Tras sumarse al universo de Kendrick Lamar y aportar su granito de arena a To Pimp a Butterfly, y después de maravillar de nuevo al mundo del Jazz con el disco en directo A Rift In Decorum: Live At The Village Vanguard (Blue Note, 2017), Ambrose Akinmusire decidió hacer saltar por los aires el tablero de juego con una obra inabarcable, excesiva, profunda y comprometida que surgía como respuesta al encargo de llevar a cabo su «idea más loca» por parte del Ecstatic Music Festival de Manhattan.  Origami Harvest (Blue Note, 2018), el resultado de dicho encargo, es una sinfonía en la que Jazz, Rap, música de cámara, spoken word y puro genio experimental se dan la mano para crear un lienzo apasionante con estética urbana, orgullo racial, inconformismo creativo e interrogación sociopolítica. Con Origami Harvest (una obra tan difícil, personal, inquietante y misteriosa como indiscutiblemente brillante y relevante), Akinmusire llevaba al extremo las posibilidades narrativas de su peculiar enfoque de la creación, regalándonos un trabajo que dinamita etiquetas para crear nuevos marcos de referencia que dialogan con su tiempo y se extienden hacia terrenos creativos inexplorados. En Origami Harvest hay riesgo, tradición, vanguardia, experimentación, búsqueda, abstracción, rabia, calle y, sobre todo, la determinación de un artista empeñado en establecer un diálogo a través de la música que recoge el pulso de los tiempos que nos ha tocado vivir y nos fuerza a mirar hacia adentro y replantearnos muchas cosas. 

On The Tender Spot Of Every Calloused Moment (Blue Note, 2020), de momento, el último capítulo de ese maravilloso relato que da forma a la discografía de Ambrose Akinmusire, supuso una fascinante inmersión en sus raíces africanas; así como una muestra incontestable de versatilidad a base de improvisación modal, Blues, libertad avant-garde, clasicismo baladista y experimentación inconformista para construir un alegato sobre la progresiva precariedad de las clases populares de su Oakland natal debido a los procesos de gentrificación derivados de la burbuja de Silicon Valley (en sus propias palabras, On The Tender Spot Of Every Calloused Moment responde a la necesidad de «expresar el dolor, la belleza y el optimismo de ser negro»). 

Ante una muestra de talento tan descomunal y personal como el desplegado por Ambrose Akinmusire sin haber cumplido todavía los cuarenta, al resto de simples mortales lo único que nos queda es sentirnos agradecidos y afortunados de poder estar disfrutando de una de las trayectorias más apasionantes y profundas que nos ha regalado el Jazz en los últimos tiempos; y de un creador único que ya se ha hecho con un espacio propio en la larga tradición de la cultura afroamericana. En tiempos aciagos, música que eleva el espíritu, prende mechas y alimenta el cerebro.

WDR BIG BAND feat. Orrin Evans & Ambrose Akinmusire – This Little Light Of Mine

Escrito por Ricky Lavado

19 de Octubre de 2021

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