Seleccionar página

Antonio Mazzei, Doug Weiss, David Xirgu. CASA

08

MARZO, 2023

Antonio Mazzei, piano/ Doug Weiss, contrabajo/ David Xirgu, batería. Álbum: CASA (Mazzei/Toussaint Records 2022). Artista invitado: Jean Toussaint, saxo tenor (track 10).

Texto: Enrique Turpin

NO HAY TEJADO SIN CIMIENTOS. LA POÉTICA DE ANTONIO MAZZEI

Antonio Mazzei ha convertido la ensoñación en una suerte poética con la que acceder a estados ilusorios en los que todo es posible. Casi de un modo accidental, se aprovecha de los hallazgos impresionistas de la Réverie debussyana para dar rienda suelta a su modo de encarar el piano desde la pura improvisación, haciendo del género algo más que un simple método de diálogo con la tradición para convertirlo en un verdadero ejercicio hermenéutico de aproximación a su esencia como compositor y artista.

Nacido en Caracas, este joven venezolano, que ha recalado en Barcelona tras su paso por Nueva York gracias a una beca para The New School for Jazz and Contemporary Music, donde estuvo bajo la tutela de Fred Hersch y Kevin Hays, es hoy profesor en el prestigioso Taller de Músics de la ciudad Condal. Desde ahí ha ido creando lazos profesionales con diferentes músicos de la escena internacional, sin olvidar el caldo de cultivo que bulle en la urbe mediterránea, síntoma de los buenos vientos que corren para las músicas improvisadas, minoritarias pero siempre en avance constante, abriéndose paso a veces con métodos de guerrilla, y con un público fiel despierto a propuestas como las de Antonio Mazzei, uno de los pianistas más relevantes de su generación desde sus años de formación en el Instituto Universitario de Estudios Musicales en Caracas. En 2009 se convirtió en el pianista principal del club de jazz más prestigioso de Venezuela, el Juan Sebastián Bar. Antes de dar el salto a la Gran Manzana en 2012, dejó constancia de su arte en dos grabaciones, Contrastes (2009) y  Trío+1 Live (2011), en los que ya dejó su impronta como improvisador sólido con un lenguaje propio lleno de promesas que hoy se han cumplido con creces, más allá del dominio de su instrumento o de la fluidez con que surgen las ideas en los momentos en que conversa desde el teclado, ya sea monologando, ya intercambiando pareceres junto a colegas y maestros de la talla de Paquito D’Rivera, Joel Frahm, Clarence Penn, Steve Khan, Rubén Blades, Juan Pablo Balcázar, Luisito Quintero, Jean Toussaint, Horacio Fumero, Will Vinson o Eva Fernández, entre otros, por no hablar de las sesiones en las que ha acompañado a Janis Siegel, Thalía, Camila Pérez, Luz Pinos o Nella.

El aficionado curioso tiene a su disposición varias grabaciones de Mazzei, pero nos detendremos en la Reveries grabadas en solitario en directo el 25 de febrero de 2016 en Villa Planchart, El Cerrito, Caracas (ahora disponibles desde wwww.antoniomazzeimusic.com) y Casa, un álbum a trío junto a Doug Weiss y David Xirgu, con la participación excepcional de Jean Toussaint, que también ejerce labores de producción, grabado en Barcelona los días 22 y 23 de enero de 2022 (Mazzei/Toussaint Records). Son los únicos de su discografía que, de momento, aparecen en Spotify. El primero de los discos sirve de presentación del universo del joven venezolano, que ya desde el inicio pone sobre la mesa un modo de encarar la interpretación desde múltiples ángulos, aunque prevalece una mirada introspectiva con apuntes que van desde una controlada emoción a pasajes de extrema belleza narrados desde la contemplación más sentida. Lo apuntado queda patente en la única pieza que no firma Mazzei, una versión preciosista desde la contención, dolorosamente hermosa, de “Somewhere Over the Rainbow” (Arlen-Harburg). La composición sirve a su vez de vehículo para mostrar las fuentes de las que bebe el pianista, con la escuela de Bill Evans y Fred Hersch a la cabeza. Precisamente al discípulo del maestro Evans va dedicado “Halves”, un tema que conjuga todos los mundo de Mazzei a través de la mirada de Fred Hersch. Queda de más traer a primer plano la figura de Keith Jarrett, pero aquí avanza su magisterio por la senda de Paul Bley, Abdullah Ibrahim, y más contemporáneos a nosotros, con el lirismo de Tord Gustavsen, Adrian Iaies, Giovanni Guidi o Marco Mezquida, sin olvidarnos del insoslayable Brad Mehldau o de su compatriota Edward Simon.

Las improvisaciones, también tituladas de ese modo en un par de ocasiones, rinden cuentas a los mundos del ensueño, las réveries que acarician al tiempo que acompasan los corazones de los más apegados a esos otros mundos oníricos que están en éste, como diría el clásico. En cuanto a “Dot Dance”, tal vez estemos ante la prueba de que Mazzei también tiene las claves del swing y le abre la puerta cuando considera oportuno, por más que su poética roce siempre la contemplación y el lirismo, como decíamos. El disco está lleno de pequeñas miniaturas —a veces se advierte el piano preparado— que se ensamblan para generar un todo con sentido pleno y recordarnos que el talento es algo que progresa con el tiempo, por lo que no hay que desfallecer si el latido de lo necesario se deja sentir a cuentagotas. Está ahí para quien tenga la osadía de ahondar en el misterio. En otras palabras, que no todo está perdido, y que si no se cae en la desidia, es posible dar con alegrías como las que ofrece Antonio Mazzei cuando persevera en pro de la belleza (y sí, somos conscientes de que el circuito de deslumbramientos se ha hecho diabólicamente disperso, cada día cuesta más acercarse a estas propuestas, si no es por el boca-oreja o por la serendipia con la que a veces sorprende el algoritmo musical, pero lo último es caer en el desaliento).

Por lo que respecta al disco a trío de Mazzei junto a Weiss y Xirgu, la apuesta sigue siendo el compromiso con la eternidad, por más que suene exagerado. Casa puede entenderse como una prueba del compromiso creativo de Mazzei con el arte jazzístico, además del abordaje en inmejorable compañía de la poética del trío entendida como un esfuerzo democrático sostenido con un objetivo común: lograr que tres mentes se alíen para resultar insustituibles, doblegando egos y ejercitándose en las tretas de guerrilla colaboracionista, único modo de apresar lo intangible que supone trabajar hacia un bien común. Casa es ese bien, doméstico, tibio, descansado, fortalecido por la familiaridad en el trato diario y sólido como sólo puede serlo un hogar que merezca ese nombre. Que vengan algunos invitados sólo ayuda a potenciar la atmósfera comunitaria del proyecto, dejando atravesar el umbral a lo que se ajusta a las normas establecidas en el lugar donde se habita. Llegan sin hacer uso del picaporte Joni Mitchell con una versión de “Both Sides Now” (versionada ya como standard desde Frank Sinatra a Herbie Hancock, pasando por Pat Martino, Hugh Masekela o Diane Reeves entre tantos otros) y Jule Styne con una relectura de “I Fall in Love Too Easily”, vía Chet Baker. Aparece el saxo tenor Jean Toussaint, alumno de Art Blakey en los últimos Jazz Messengers, que accede con placer a producir el disco y a firmar la nota de presentación, y juntos logran dejar constancia de la hospitalidad de Antonio Mazzei, así como de su sensibilidad a la hora de presidir una velada musical, dando cabida a lo heterodoxo con un ensamblaje sin estridencias, muy natural. Todo cabe cuando el anfitrión tiene la sensibilidad que aquí demuestra el pianista y líder del proyecto. 

Con miniaturas traviesas como “Perro” a una “Falsa Balada” que sólo tiene de falso el nombre, el último trabajo de Mazzei va creciendo en cada escucha hasta hacerse con un lugar privilegiado en la discoteca personal, bien flanqueado por las labores artísticas de Weiss y Xirgu, mucho más que meros acompañantes del proyecto del venezolano. En Casa prevalecen los tiempos lentos y medios, aunque no desentona en el conjunto algún tema como “Tirititero”, para explayo de la rítmica, o el blues de “Alicia”, donde Jean Toussaint pide paso con los modales del invitado. Para cerrar, el álbum trae una toma alternativa de “Esclavo de lealtad”, a la que el grupo ha añadido un par de minutos respecto a la versión definitiva, en la que el arco de Weiss y las tramas sónicas de Xirgu generan una atmósfera entre el sueño intranquilo y la meditación sostenida que conduce directamente a los dominios del silencio. Y es que a veces el silencio es más elocuente cuando la paradoja se instala entre él y el oyente con composiciones como la que ha gestado Antonio Mazzei. Con el dúo formado por la cantante Nella y él mismo se llega a esos mismos lugares de ensueño, como ya han hecho Romain Collin y Sachal Vasandani o Marco Mezquida y Sílvia Pérez Cruz.

Ya sea a piano solo, ya en compañía expandida como en su quinteto Count To Five (junto a Eva Fernández, David Xirgu, Juan R. Berbín y Juan Pablo Balcázar), a dúo o, como es el caso último que nos ocupa, a trío, Antonio Mazzei ha llegado para quedarse. Conoce el arte de crear mundos desde lo íntimo o desde lo colaborativo, y lleva años aprendiendo y apropiándose del magisterio de los grandes. Él nos ha invitado a su Casa. Oído lo oído, yo ya no tengo reparos en darle las llaves de la mía, para que entre y salga a discreción. Y que pise el felpudo de bienvenida cuando guste, oigan.

Written by Enrique Turpin

Marzo 08, 2023

Pin It on Pinterest

Share This