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UN POEMA PARA UNA MÚSICA
Letra para un jazz

Àngels Gregori

01

Febrero, 2024

© Àngels Gregori, Jazz, Proa, 2023.

Traducción de Enrique Turpin.

La presentación editorial habla de que Jazz es una búsqueda y un homenaje en forma de jam session.

Jazz son las calles de Nueva York y también las de Oliva, la ciudad de los rascacielos donde buscaron una vida mejor algunos familiares y la ciudad valenciana donde nació Àngels Gregori. Como una jam session libre, improvisada, la poeta va encadenando poemas que hablan de su presente personal con otros que reviven episodios del pasado. Jazz es una búsqueda y un homenaje agradecido. La poeta confiesa en forma de versos que su libro de poemas cuenta también de ella: “Y soy también yo, Nueva York, un siglo más tarde, / yendo hasta Ellis Island para remover entre los archivos / y comprar, como un souvenir, el papel que ahora cuelga / en la pared de la cocina de casa y que certifica / la entrada del padre de mi abuelo / a las puertas de la ciudad el 19 de mayo de 1910, / en el momento exacto en que el cometa Halley / atravesaba el cielo de Nueva York.”

Nacida en Oliva (la Safor) el 14 de enero de 1985, Àngels Gregori Parra se dio a conocer en el mundo de la literatura con Bambolines, libro que mereció el Premio Amadeu Oller para jóvenes poetas inéditos en 2003. Ha presidido el PEN Català de 2018 a 2022. Es presidenta de la Fundación Francisco Brines y miembro de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. 

Agradecemos la inclusión del poema “Jazz” a Àngels Gregori y a la editorial Proa (Grup 62), de la mano de Josep Lluch Puig.

Letra para un jazz

Oh Dios, dame jazz.

Jazz, jazz, jazz.

¿Cómo creer en ti, si no,

sin pedirte nada a cambio y esperar,

siempre esperar de ti más jazz?

Mientras pronostiquen el tiempo los meteorólogos,

los médicos formulen diagnósticos,

y es imposible decir la verdad y trabajar.

Cuánta soledad, la de las oficinas vacías

en un día de huelga general.

¿Son lo mismo, la utilidad y la función?

En la sala de espera del dentista

Me han pasado las cosas realmente importantes.

¿Exactamente cuántas voces se necesitan

Para rebelarse de una injusticia?

Al final todo es una cuestión de estadística,

Y el dolor más grande ocurre en silencio en cada casa.

En una guerra y en lo que va viniendo después.

Encontrarte por la calle también es una cuestión de estadística.

Los distraídos y los pobres no creen.

Los estadistas tampoco.

Pero Joe DiMaggio fue una suerte de la numerología.

Cada cien años alguien toca el cielo en un templo de hierba.

Diez títulos de campeón en las grandes ligas de béisbol.

Oh Dios, diez. Jazz, jazz, jazz.

Casa es el lugar donde no te has de cuestionar

De arriba abajo cada mañana al despertarte.

No hace falta una misma lengua para no comprenderse.

Aquí tampoco nadie se entiende

Y crecimos juntos llamando árbol al árbol,

Dolor al dolor, cuchara a la cuchara.

A veces la mejor opción es un largo silencio.

Cien años de murmullos y derivas

Mientras van alzándose las galletas en el horno,

y la harina que admita, la harina que admita.

Las proporciones a ojo son una ciencia exacta.

Perdóname, pero he de colgar.

Acaba de pararse un pájaro en la ventana:

Seguramente lo más cerca que estaré jamás del amor.

Mañana habrá quien te espere en algún lugar.

Los pulpos siempre han hecho buen congelado.

La vida terrenal tiene olor de moqueta,

Oh Dios, dame jazz.

© Àngels GregoriFotografia de Jesús Ciscar.

Lletra per a un jazz

Oh Déu, dóna’m jazz.

Jazz, jazz, jazz.

Com creure en tu, si no,

sense demanar-te res a canvi i esperar,

sempre esperar de tu més jazz?

Mentre pronostiquin el temps els meteoròlegs,

els metges formulin diagnòstics,

i és impossible dir la veritat i treballar.

Quanta solitud, la de les oficines buides

en un dia de vaga general.

Són el mateix, la utilitat i la funció?

A la sala d’espera del dentista

m’han passat les coses realment importants.

Exactament quantes veus es necessiten

Per rebel·lar-se a una injustícia?

Al final tot és una qüestió d’estadística,

i el dolor més gros ocorre en silenci a cada casa.

En una guerra i en el que va venint després.

Trobar-te pel carrer també és una qüestió d’estadística.

Els distrets i els pobres no hi creuen.

Els estadistes tampoc.

Però Joe DiMaggio va ser una sort de la numerologia.

Cada cent anys algú toca el cel a un temple de gespa.

Deu títols de campió a les grans lligues de beisbol.

Oh Déu, deu. Jazz, jazz, jazz.

Casa és el lloc on no t’has de qüestionar

de dalt a baix cada matí en despertar-te.

No cal una mateixa llengua per no comprendre’s.

Ací tampoc ningú s’entén

i vam créixer junts trucant arbre a l’arbre,

dolor al dolor, cullera a la cullera.

De vegades, la millor opció és un llarg silenci.

Cent anys de murmuris i derives

mentre van alçant-se els bescuits al forn,

i la farina que admeta, la farina que admeta.

Les proporcions a ull són una ciència exacta.

Perdona’m, però he de penjar.

Acaba d’aturar-se un ocell a la finestra:

segurament és el més a prop que estaré mai de l’amor.

Demà hi haurà qui t’espere en algun lloc.

Els pops sempre han fet un bon congelat.

La vida terrenal té olor de moqueta,

Oh Déu, dóna’m jazz.

© Àngels Gregori, Jazz, Proa, 2023. Traducción de Enrique Turpin.

Interview by: Enrique Turpin.

Febrero 01, 2024

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