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Tete Montoliu Trio Barcelona – Barcelona Meeting / Groovin´ High In Barcelona

Tete Montoliu Trio Barcelona – Barcelona Meeting / Groovin´ High In Barcelona

Tete Montoliu Trio

Barcelona Meeting / Groovin´ High In Barcelona

24

FEBRERO, 2022

Barcelona Meeting (Fresh Sound Records, 2019). Tete Montoliu Trio. Tete Montoliu, piano/Reggie Johnson, contrabajo/Alvin Queen, batería. 

Groovin’ High In Barcelona (Fresh Sound Records, 2021). Jerome Richardson and the Tete Montoliu Trio. Jerome Richardson, saxos alto y soprano/Tete Montoliu, piano/Reggie Johnson, contrabajo/Alvin Queen, batería. 

Marcos Maggi

Al destino le gusta el jazz, lo azaroso. Esa improvisación a la que nos somete, a veces nos trae ofrendas eternas, como estas dos grabaciones archivadas desde hace más de 30 años. La historia, resumida, es la siguiente: en mayo de 1988 el trío de Tete Montoliu toca en el mítico Cova del Drac Club, Barcelona, junto con el saxofonista Jerome Richardson. El 22 de ese mes, Fresh Sound Records les propone grabar una sesión en Estudi Gema, ya desaparecido. Cuando terminan los registros en cuarteto y Richardson se va, el trío graba las pistas que dan origen al segundo álbum.

Have You Met Miss Jones?

En Barcelona Meeting la química explosiva está compuesta por un virtuosismo del buen gusto, nunca repetido, y por un diálogo que es fusión constante (no hay monólogos, todo es dialéctica). El piano, el contrabajo y la batería parecen un mismo instrumento; una máquina extraña y poderosa de la que surgen las tesituras compenetradas, lo que también hace imaginar a un solo músico con seis manos tocando los tres instrumentos a la vez, o ese artefacto que los contiene, porque el cerebro del trío, sin duda, es uno. 

La improvisación, rebelde, cae donde no la esperamos, y las variaciones del contrabajo y de la batería acentúan ese tamiz que propone Montoliu, un pianista que improvisa con las estructuras, no solo con las melodías. Tete Montoliu va más allá: dobla los tiempos en los temas lentos, toca frases de blues en una balada y suelta cascadas de notas en una sucesión reposada de acordes. Así, All The Things You Are, What’s New y I Cant’Get Started se reinventan como standars, y Jo Vull Que M’Acariciis, un tema propio, despunta siendo bossa y termina vestida de puro blues.  Una síntesis de todo esto es la versión de Óleo. Para entendernos: el esquema melodía-improvisación-vuelta a la melodía, aquí existe pero muy deformado, porque la improvisación jamás se abandona. Tete lleva las melodías muy lejos, propone otras, como hacen las reinas del scat, y esa propuesta es siempre descubrimiento, reescritura automática de la música.

All the Things You Are

En Groovin’ High In Barcelona Montoliu es un actor secundario. Siempre lo buscamos detrás de Richardson, saxofonista híbrido entre el bebop y la tradición anterior -con genes musicales de Benny Carter y de Charlie Parker-, que por momentos suena rupturista -en la línea del otro disco- y por otros, lírico y capitán previsible de la música. Comparaciones aparte, el disco es notable, aunque lo sería más si no existiera el ya comentado, quizá porque empieza como si fuera una prolongación de aquel, con una introducción descomunal de Tete en A Child Is Born. Lo dicho sobre Barcelona Meeting está aquí, pero más de telón de fondo, adulterado por el sonido ancho de Richardson (hay pasajes -quizá debido al empaste de los armónicos entre el piano y el saxo- que simulan una big band) y porque las melodías, a cargo del saxo, se ciñen más a la partitura. El disco en trío adoctrinó al oído y ahora se ha vuelto exigente con el cuarteto. Sin embargo, destaquemos otra diferencia, positiva: el fuego de los tiempos rápidos (Groovin’High, A Night In Tunisia) que dentro de ese esquema tradicional desmontado en las pistas sin Richardson, incluyen improvisaciones que podrían haber contagiado a las correctas melodías. 

Dos rescates maravillosos de Fresh Sounds Records, grabados y mezclados de manera impecable, con una nitidez que nos hace sentir cerca -en el tiempo y en nuestro salón- de ese genio que es Tete Montoliu. 

Barcelona Meeting y Groovin’ High In Barcelona estaban en nuestro destino. 

De nuevo con ustedes, como le gustaba presentarlo a Dexter Gordon, “El gran señor de Cataluña”. Bienvenido.

Written by Marcos Maggi

Febrero 24, 2022

Tony Malaby´s Sabino – The Cave Of Winds. Ben Monder, Michael Formanek, Tom Rainey, Tony Malaby

Tony Malaby´s Sabino – The Cave Of Winds. Ben Monder, Michael Formanek, Tom Rainey, Tony Malaby

Tony Malaby´s Sabino: The Cave Of Winds

Ben Monder, Michael Formanek, Tom Rainey, Tony Malaby

17

FEBRERO, 2022

Tony Malaby´s Sabino: Ben Monder, guitar/Michael Formanek, double bass/Tom Rainey, drums/Tony Malaby, tenor and soprano saxophones. The Cave Of Winds (Pyroclastic Records, 2022)

Texto: Ricky Lavado

Libros, películas y discos “de pandemia”. La etiqueta puede resultar maximalista en exceso, o vaga incluso, pero desgraciadamente el espíritu de los tiempos nos deja poco espacio para el análisis o la reflexión sin pasar por el odioso filtro del Covid y sus numerosas mutaciones. Pandemia y confinamiento han pasado a ser elementos clave en el cómo y el porqué de la atmósfera cultural, social y creativa de esta extraña era; ¿un nuevo zeitgeist para definir los no tan felices años veinte del siglo XXI? El tiempo dirá si vivimos un bache puntual o si realmente estamos viviendo un cambio profundo en el mundo, pero de momento lo que podemos afirmar es que (como es lógico) el arte producido en la coyuntura actual recoge de mil formas diferentes la influencia del entorno casi distópico que nos está tocando vivir.

Ben Monder, Tony Malaby, Tom Rainey – Bar Bayeux

El veterano saxofonista y compositor Tony Malaby encontró su propia manera de lidiar con la situación: acostumbrado a alojar sesiones de improvisación en su casa como base de sus procesos creativos, Malaby decidió trasladar el escenario de estas jams a un rincón tan sorprendente como inquietante también: bajo un paso elevado de una autopista de New Jersey. Acompañado de un nutrido grupo de cómplices en el terreno de la improvisación libre y la experimentación más amplia, Malaby grabó cinco volúmenes de esas sesiones nacidas entre ecos de motores, humo, cemento e incertidumbre vital (se pueden escuchar en Bandcamp). Pasado el confinamiento y cuando las restricciones permitieron su vuelta a los estudios de grabación, Malaby desempolvó Sabino, la formación con la que debutó en el año 2000 (Tom Rainey a la batería, Michael Formanek al bajo y Ben Monder sustituyendo a Marc Ducret, guitarrista original) para dar forma a siete piezas surgidas de esa experiencia experimental. El resultado llega de la mano del más que interesante sello Pyroclastic Records y su título (The Cave Of Winds) nos hace viajar a ese no-lugar envuelto en el tráfico de New Jersey.

Tony Malaby’s Under the Turnpike Trio

No resulta fácil definir este disco. Malaby y su banda se muestran en todo momento conectados por algún tipo de telepatía extraña que provoca que cada pieza se desarrolle por caminos inesperados que beben del free jazz, la improvisación, el minimalismo contemplativo, las texturas de jazz clásico de herencia bebop, la densidad industrial y las atmósferas oscuras. Por momentos, como en los once minutos de “Recrudescence” o en la excursión épica de más de dieciocho minutos de la pieza que da título al disco, la interacción entre Malaby, Rainey y Monder toma forma de exploración libre y atmosférica con regusto cinemático y texturas misteriosas y envolventes. En otros momentos, como en la brillante “Scratch The Horse” (con una distorsión enraizada en el metal y la música industrial) o la corrosiva “Insect Ward”, la incomodidad, la tensión y la experimentación ruidista toman el mando. No faltan relecturas, prácticamente irreconocibles, de estándares tradicionales de jazz (“Just Me, Just Me” es una adaptación libre del “Just You, Just Me”, popularizado por Nat King Cole y Thelonious Monk entre otros; mientras que “Corinthian Leather” parte de “Woody ‘n You” de Dizzy Gillespie), y en ningún momento del disco baja el nivel de brillantez, misterio y pura libertad explosiva. Cada composición de The Cave Of Winds muestra una nueva vía expresiva en la que Malaby y los suyos crecen y crecen en un proceso de metamorfosis continua que resulta tan exigente como reconfortante. No es este un disco fácil, pero vale la pena sumergirse en él. Nuevos caminos creativos en estos tiempos raros que vivimos.
Written by Ricky Lavado

Febrero 17, 2022

Monodrama -Mndrmooaa- David Sancho, Mauricio Gómez, Alberto Brenes

Monodrama -Mndrmooaa- David Sancho, Mauricio Gómez, Alberto Brenes

Monodrama: Mndrmooaa

David Sancho, Mauricio Gómez, Alberto Brenes

09

FEBRERO, 2022

Monodrama-Mndrmooaa (Everlasting, 2022). Alberto Brenes, batería, percusión y diseño sonoro / David Sancho, piano, Rhodes, sintetizadores/ Mauricio Gómez, saxo tenor y teclados.

Texto: Ricky Lavado

Lo más prudente a la hora de recomendar un disco que te ha gustado mucho, sobre todo uno recién publicado, suele ser moderar el tono e intentar esquivar la tendencia a la hipérbole, pero en este caso me resulta imposible, así que lo dejaré claro desde un principio: Mndrmooaa me parece una auténtica maravilla de disco. El nuevo trabajo de los madrileños Monodrama es uno de los mejores y más completos discos que se han publicado en este país en los últimos años, y no tengo pruebas, pero tampoco dudas de que nos encontramos ante un trabajo al que, con los años, volveremos una y otra vez como ejemplo de música importante, seria, profunda y desgraciadamente necesaria en los tiempos vacuos que vivimos.

Monodrama – Levitation

MONODRAMA: Sencillamente hacemos música que nos hace vibrar, aunque en la era de los contenidos, sin contenido evidentemente, propuestas musicales como la nuestra están asociadas indivisiblemente a cierto espíritu, cierta búsqueda, y puede que finalmente haya un posicionamiento aunque este sea algo involuntario.

In&Out JAZZ: La música de Monodrama exige atención, está formada por suficientes capas y niveles de lectura como para requerir de un ejercicio de calma y concentración. Es música que no permite una audición pasiva: te interpela como oyente, plantea interrogantes y te lleva a lugares inesperados tanto en lo anímico como en lo intelectual. 

En esta era de los contenidos sin contenido y de consumo rápido y vacío, hacer la música que hace Monodrama puede parecer un posicionamiento ético, un acto de protesta casi.

Absolutamente. Pero no solo de la música, de cualquier disciplina artística, y en cualquier ámbito o faceta de nuestras vidas. Es algo que verdaderamente necesitamos. Cada vez estamos más cerca de olvidar lo que es realmente importante en esta era del híper-entretenimiento, que ha provocado que hasta verdaderos creadores se vean a sí mismos como creadores de contenido. Hay que poner de manifiesto lo que es relevante y necesario para que no perdamos el pensamiento crítico, lo que está en juego no es el interés que suscita tu música o si te van a dar un bolo. Estamos demasiado anestesiados, pensar que todo lo positivo que hemos conseguido no va a perderse es demasiado inocente.

Alberto Brenes (batería, percusiones y diseño sonoro), David Sancho (piano, Rodhes y sintetizadores) y Mauricio Gómez (saxo tenor y teclados) dan forma a Monodrama; un interrogante con espíritu disidente y mirada futurista que, partiendo de parámetros formales más o menos adheridos al cajón de sastre del jazz contemporáneo, hace tiempo que escapa de definiciones específicas. Monodrama suenan a Monodrama, y esta obviedad no resulta aquí un lugar común para esquivar el bulto: realmente el equilibrio comunicativo y el nivel de brillantez creativa que los madrileños han alcanzado pasados los años los sitúa en una liga en la que juegan solos. 

Desde luego, todos los aciertos o hitos son consecuencia de la dedicación y de observar desde la posición de no saber exactamente cómo funciona el mecanismo. Son ya 10 años juntos, aprendemos despacio, pero con firmeza.

«H O B O» (MNDRMOOAA)

» F L E X I O N E S » (MNDRMOOAA)

A lo largo de Mndrmooaa hay calma glacial, elegancia, serenidad, ambientaciones oníricas y neblinas acogedoras. Hay composiciones que crecen lentamente y se desarrollan de forma expansiva y libre, y también hay espirales obsesivas conducidas por la densidad, la tensión y la oscuridad. Hay jazz orgánico y hay electrónica misteriosa y cerebral. Hay ritmos fracturados, texturas de sintetizador y saxos cortantes como cuchillas de afeitar. Hay riesgo, inconformismo y ese intangible extraño que separa los buenos discos de las obras realmente relevantes. 

La composición empieza con las ideas de Mauricio. A la hora de escribir melodías y armonía o pensar una estructura formal, intenta que sea premeditado. En ese proceso va desechando ideas y escogiendo otras lo cual siempre te pone en el lado de la balanza de la inspiración y el instinto. Tu gusto personal te define. Lo premeditado y lo instintivo cohabitan, son inseparables. Lo mismo sucede en el proceso de composición colectiva de la banda. Hay ideas claras, líneas de investigación acotadas y otras ideas que surgen simplemente tocando e improvisando. Es difícil definir cómo se da el proceso cuando una parte importante del trabajo de composición reside en el trabajo colectivo, en horas y horas de conversaciones y experimentación.

El pulso ternario, lento y arrastrado de Saramande (una de las piezas más inquietantes, complejas y poliédricas del disco);  el crescendo dramático plagado de distorsiones, ritmos rotos y asonancias de Inner Dance; la densidad industrial y los ambientes pesadillescos de There Will Be Blood; las texturas indietrónicas llenas de luz y melodías planeadoras de Golden Age Of The Eye; la elegancia con mentalidad de beatmaker de The Hunt; los pianos dramáticos y emocionantes de Pahoehoe…Muchos son los momentos a destacar dentro de una obra en la que Monodrama suena más seguro y menos autocomplaciente que nunca. Siguiendo unas directrices ya presentes en sus anteriores (y también excelentes) trabajos, en esta ocasión el nivel creativo y la compenetración de la banda da un salto exponencial, ofreciendo una hora larga de música esquiva y fascinante con la que los madrileños subliman su particular equilibrio entre jazz de nuevo cuño, electrónica heredera de Warp Records, un leve poso de post rock ambiental y un tratamiento del sonido y la experimentación textural sin referentes previos en la escena nacional.

El interés por el diseño sonoro nace desde la frustración por no poder aportar a la música elementos que ayuden a crear cierta dimensión. La atracción constante hacia la sonoridad, la importancia del carácter y la intención, elementos como la textura y la frecuencia como herramientas al servicio para la creación de un clima, cada vez han ido cobrando más relevancia frente al tridente hegemónico ritmo-armonía-melodía. Todos aportamos mucho. En términos de producción pensamos en la idea de aplicar una pátina que potencie lo que ya es sólido por sí mismo. En nuestro caso, es inherente al desarrollo fruto de la curiosidad, las cosas se van dando desde un proceso más primario, es un juego.

Como ocurre siempre con Monodrama, su nuevo disco nos pilla descolocados. Hay llamas de aspecto irreal en la portada. Hay noche y lobos expectantes. Hay pulso narrativo, filtro de celuloide noir y una constante textura cinematográfica que nos hace pensar en la banda sonora de un relato que no captamos del todo, pero sabemos que está ahí.

Entendemos que nuestra música pueda provocar esa conexión con las imágenes, aunque quizás sea más obvia esa relación cuando de música instrumental se trata. Mucha gente nos lo comenta, también nos comentan lo bien que quedarían unas imágenes proyectadas en nuestros conciertos, y aun pareciéndonos algo que podría ser interesante y no lo descartamos, nos sigue llamando la atención esta manera casi automática de relacionar música instrumental evocadora con imágenes como si de un ejercicio obligatorio de gimnasia rítmica se tratase. La verdad es que el disco esconde una historia, pero solo se la he contado a mi perra al oído, y así va a permanecer, no queremos joder la vuestra propia.

¿Por qué fuego y lobos?

El fuego fue el elemento sobre el que empezamos a orbitar a la hora de dar título a algunos de los temas. Todo surgió a partir de la propuesta de que en la portada apareciera una casa en llamas (también se propusieron otras cosas ardiendo…). Es posible que esta metáfora de la casa ardiendo, que puede expresar principio o final, ya esté muy manida, pero nos pareció muy oportuno. Que cada uno saque sus propias conclusiones. La idea de los lobos nace a partir de la primera frase de un tema, que se llama Malfire, de la banda sueca Refused, The Wolves are at The Door, que da título a uno de nuestros temas. Para mí, son una alegoría y nos podrían representar a cualquiera de nosotros en un sistema que provoca desigualdad, precariedad y miseria, convirtiéndonos en seres menos empáticos que se ven abocados a pensar solo en su propia supervivencia.

Written by Ricky Lavado

Febrero 09, 2022

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