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Fresh Sound Ensemble:
Common Treads o cuando el hilo se hace madeja.

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JUNIO, 2023

Alex Merritt (saxo tenor), Steve Fishwick (trompeta), Sam Braysher (saxo alto), Adele Sauros (saxo tenor), Ronan Perrett (saxo alto y clarinete), Michael Chillingworth (saxo tenor y clarinete bajo), John Turville (piano), Tom Ollendorff (guitarra), Conor Chaplin (contrabajo), Jay Davis (batería).

Jamboree (BCN), 27 de mayo de 2023

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Joel Codina

Se dice pronto. Cuarenta años. Cuarenta. Cuatro décadas. Ocho lustros. Quince mil días, semana arriba, semana abajo (1983-2023). Y todo con un propósito, el que sirve de lema al logo de la trompeta que mira a la derecha y contiene en sus filigranas arquitectónicas la palabra Jazz. Cuarenta años manteniendo vivo el género, decíamos, y treinta desde que apareciera la primera referencia de su sección contemporánea, esto es, Fresh Sound New Talent. Todos sabemos que por el sello han ido dejando su saber grandes figuras de la escena actual, fagocitadas muchas de ellas por las discográficas de referencia señera en la historia del jazz, con Blue Note a la cabeza, de Robert Glasper a Ambrose Akinmusire, de Brad Mehldau a Nasheet Waits, y tantos y tantos que tan felices nos han hecho y nos siguen haciendo.

Pensando en celebrar la efeméride, Jordi Pujol propuso a jóvenes músicos emergentes de la escena londinense que se embarcaran en un proyecto cooperativo que diera cuenta del estado de la cuestión al tiempo que sirviera de homenaje a estos años de alegrías compartidas. El resultado ha sido Common Threads (FSNT-645), de un espléndido Fresh Sound Ensemble dirigido por Alex Merritt, que produjo y coordinó el programa. Involucró asimismo a Steve Fishwick (tp), Sam Braysher (as), Ronan Perrett (as, cl), Alex Hitchcock (ts, ss), Michael Chillingworth (ts, b-cl), John Turville (p), Tom Ollendorff (g), Conor Chaplin (b), Jay Davis (d), además de invitar a la saxofonista finlandesa Adele Sauros (ts) para que dejara huella de su talento en la grabación, destinada a mostrar al mundo el alcance de la nueva generación de refrescantes músicos británicos, con los que Pujol había colaborado estrechamente en los últimos tiempos.

La puesta de largo llegó con su concierto barcelonés. Los programadores del mítico local de la Plaza Real, en complicidad con el disquero, propusieron una jornada inicial en la que el Ensemble se escindió en pequeños combos donde apresar el talento de los miembros de un modo más directo y nítido, en aras de una comprensión cabal de lo que se había armado para el doble aniversario de la discográfica madre y su filial. Tras una rueda por la flor y nata inglesa, más una jam que iba a dejar volar a cada uno de los participantes en el evento, la jornada de cierre suponía la confirmación de que los estímulos bien marcados y los entusiasmos definidos y engrasados dan como resultado conciertos redondos como el que pudo verse en Jamboree. Así fue. Desde un buen principio, Merritt hizo de maestro de ceremonias, presentando, espoleando, recreando in situ las piezas originales que se escribieron para la ocasión, orquestadas para dejar constancia de las mejores armas de los componentes, todos ellos unidos por una suerte de ‘hilos comunes’, de trabazón generacional que pide nuevos encuentros en lo sucesivo. Pequeños apuntes de genio llegaron de la mano de Adele Sauros, la convidada de Helsinki, lo mismo que Michael Chillingworth, Alex Hitchcock y el propio Merrit, todos ellos al tenor, mientras que los altos corrían a cargo de Ronan Perrett y Sam Braysher. Entraban, salían, se reordenaban y ejecutaban sin demasiadas fanfarrias mentales. Lo simple, si bueno, dos veces bueno (lo breve lo imponían cada uno de los pases de la tarde). La trompeta de Steve Fishwick se compaginaba a la perfección con la guitarra de Tom Ollendorff, y todo casaba sin pugna ni desengaño con la rítmica que formaban el contrabajo de Conor Chaplin y la batería de Jay Davis. Sabemos que hubo piano, honesto, prístino, en las teclas de John Turville, pero su presencia fue testimonial, dado que en la formación juegan un papel muy destacado los vientos…, también los que traían ciertos aires distintos a los colectivos que últimamente andan dando lo suyo los de la Union Jack de tendencias afrocentristas. Aquí todos eran caucásicos, lo que en estos tiempos es una forma como otra de estar marcado, o de significarse frente a tantos colectivos fractalizados.

Lo dicho, un concierto redondo de un disco redondo para una causa redonda. Enrique Vila-Matas hablaba de acabar de una vez por todas con los números redondos. Si la redondez sirve para montar espectáculos agraciados como el de Common Threads, bienvenida sea. El caso es que supo a poco.

Written by Enrique Turpin

Junio 22, 2023

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