60º JAZZALDIA FESTIVAL
Donostia/San Sebastían (2025)
La 60ª edición del Festival de Jazz de San Sebastián, Jazzaldia, ha marcado un hito en la historia cultural de la ciudad, siendo el festival de jazz más antiguo de España, y celebrando seis décadas de dedicación al jazz y compromiso con la música en vivo. En concreto, tuvieron lugar ochenta y ocho conciertos repartidos en doce escenarios como el Kursal, sede del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, los conciertos de la emblemática la Plaza de la Trinidad, el escenario de la playa de Zurriola, Chillida Leku, los conciertos matutinos de la muestra de Jazzeñe (SGAE) en el Teatro Victoria Eugenia y del Museo de San Telmo. Esta edición adquiere, además, un valor simbólico al marcar la despedida de Miguel Martín como director del festival, tras más de veinte años liderando con visión uno de los eventos más importantes del panorama jazzístico.
La multifacética Dee Dee Bridgewater, leyenda del jazz y figura clave del activismo cultural, ha sido galardonada con el Premio Donostia. Bridgewater presenta en la Plaza de la Trinidad We Exist, una propuesta que une expresión, historia, reivindicación femenina y empoderamiento, junto a Carmen Staaf al piano, Rosa Brunello al bajo y Shirazette Tinnin a la batería. También recibe el galardón el influyente baterista británico Bill Bruford, referente en la evolución del jazz y el rock progresivo.
El Premio Donostia-Donostiako reconoce a aquellos artistas cuya música deja una huella duradera en generaciones. En la edición anterior, en 2024, el premio fue para el contrabajista estadounidense William Parker. También recibe el Premio este año, Marc Ribot, guitarrista estadounidense y compositor inquieto ligado al mundo de la experimentación y de la improvisación. Entre otros, ha colaborado con figuras icónicas como Tom Waits, John Zorn y Caetano Veloso. Con un estilo libre, visceral, único e inclasificable, Ribot presentó tres conciertos de rock crudo, punk y free jazz con diferentes formaciones. Comenzó con el cuarteto Hurry Red Telephone en el emblemático escenario al aire libre de la Plaza de la Trinidad, junto a Ava Mendoza (guitarra), Sebastian Steinberg (contrabajo) y Chad Taylor (batería). Para seguir con un concierto solista de carácter intimista y lleno de contrastes en el claustro del Museo de San Telmo. Cerró su participación en el festival en el Teatro Victoria Eugenia junto a su trío de post rock y música experimental, Ceramic Dog. Acompañado por Shahzad Ismaily y Ches Smith, presentó Connection, una explosiva mezcla de punk, funk y energía desbordante.
En el ambiente matinal del museo de San Telmo, Baptiste Trotignon ofreció un concierto a piano solo marcado por un refinamiento expresivo. El pianista francés mostró un exquisito control de las texturas armónicas, utilizando ostinatos como base para construir grooves sólidos y transiciones trabajadas con meticuloso detalle.
Steve Coleman & Five Elements. Steve Coleman inauguró la noche en la plaza de la Trinidad con una introducción que deja claro desde el primer instante su propuesta musical: una exploración vertical armónica con el ritmo como protagonista. Acompañado por Jonathan Finlayson en la trompeta, Rich Brown al bajo y Sean Rickman en la batería. El cuarteto desarrolló un concierto marcado por ostinatos hipnóticos del bajo y una interacción rítmica fascinante. Las profundas y resonantes líneas de bajo de Rich Brown sirvieron de ancla sobre la que Coleman y Finlayson construyeron improvisaciones expansivas. A pesar de la lluvia repentina que dispersó momentáneamente la atención del público, Five Elements supo atraernos de nuevo hacia su órbita sonora, sumergiendonos en un trance musical impulsado por los grooves de Brown y la dinámica rítmica de Rickman.
Para seguir con Kurt Elling, una de las voces más impresionantes del jazz actual, junto a la prestigiosa formación Yellowjackets, con Russell Ferrante al piano y teclados, Bob Mintzer en el saxo tenor y EWI, Dane Alderson al bajo eléctrico y William Kennedy en la batería. Elling no solo actuó como vocalista, sino también como un carismático narrador de historias. Su capacidad expresiva se hizo especialmente patente con su profunda voz y dominio técnico en baladas conmovedoras y en los intensos intercambios rítmicos mediante scat singing con Kennedy. La complicidad entre Elling y Mintzer fue notable. Dane Alderson destacó por sus líneas de bajo elegantes y llenas de musicalidad, mientras que Mintzer y Ferrante aportaron texturas innovadoras y brillantes en el EWI y los teclados, enriqueciendo aún más el homenaje al icónico grupo Weather Report.
La noche del sábado comenzó con la actuación del Brad Mehldau Trio. Acompañado por el contrabajista Felix Moseholm y por Jorge Rossy, baterista habitual en sus formaciones más emblemáticas, Mehldau presentó un concierto donde brilló la estética refinada que lo ha convertido en referencia imprescindible del jazz moderno. La sutileza en la construcción de cada tema, la precisión en las líneas melódicas y el interplay fluido entre los músicos recordaron los momentos más exquisitos de discos clásicos como Introducing Brad Mehldau o la aclamada serie The Art of the Trio I-V. Escuchamos una memorable interpretación del estándar Almost Like Being in Love, pieza que Mehldau había grabado previamente en su álbum de 2018, Seymour Reads the Constitution, y piezas en un tempo swing vibrante. Felix Moseholm aportó solidez rítmica, atención constante al diálogo y lirismo en sus líneas al contrabajo y Jorge Rossy confirmó una vez más por qué su estilo elegante y detallista sigue siendo imprescindible para el enfoque musical de Mehldau.
Para continuar con la actuación protagonizada por tres pesos pesados del jazz contemporáneo: Dave Holland al contrabajo, Chris Potter al saxofón tenor y clarinete bajo y Marcus Gilmore a la batería. Cada miembro del trío destacó por méritos propios, aportando su visión personal y profunda al sonido colectivo. Dave Holland demostró una vez más por qué es considerado uno de los grandes maestros del contrabajo. Sus líneas, repletas de intención y dirección, proporcionaron un acompañamiento robusto, elevándose aún más durante sus solos, que alcanzaron momentos de extraordinaria intensidad. Marcus Gilmore, heredero de una gran tradición rítmica, aportó modernidad y energía, fusionando el dominio técnico con grooves contemporáneos de una manera profunda y fluída. Chris Potter, por su parte, mostró por qué es considerado uno de los saxofonistas más sobresalientes del panorama mundial. Con una técnica impecable, construyó solos con un desarrollo temático y motívico excepcional, explorando cada motivo musical hasta agotarlo completamente, logrando así una gran coherencia narrativa.
Otro de los acontecimientos destacados del festival fue la reapertura del Altxerri, el club de jazz que acoge y da vida a los proyectos de los creativos músicos vinculados a Musikene.
En el Museo de San Telmo, el cuarteto del cornetista y compositor Kirk Knuffke, con cerca de veinte discos como líder, desplegó un jazz abierto, lleno de nuevas formas, contrastes, y giros inesperados. Con Bill Goodwin a la batería, Stomu Takeishi al bajo y Bob Stewart a la tuba, ofrecieron una propuesta libre y vibrante, registrada en parte en el sello Clean Feed.
También asistimos al concierto del pianista de Nueva Orleans Sullivan Fortner, habitual colaborador de Cécile McLorin Salvant. Como cierre del Kursal, el trío clásico presentó un homenaje a Oscar Peterson Centennial Concert. John Clayton al contrabajo y Jeff Hamilton a la batería ofrecieron un sonido equilibrado, íntimo, elegante y refinado. El evento abrió con una delicada versión de Satin Doll, interpretada con suavidad y mucho swing. El blues marcó el pulso del set, con momentos destacados como una emotiva interpretación de Hymn to Freedom y el clásico All of Me, tradición jazzística en estado puro.
Begoña Villalobos / Marino Garcimartín
Agosto 15, 2025



























































