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48º Festival Internacional de Jazz de Getxo III

48º Festival Internacional de Jazz de Getxo III

48º FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE GETXO III

06

Julio, 2025

4 julio 2025, Muxikebarri

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Pedro Urresti

 

CÉSAR VIDAL & ARTIKULATION BAND / CÉCILE McLORIN SALVANT

Lo de la serendipia coge siempre por sorpresa. Ya sabemos que es la propia condición de su existencia, pero a veces asombra más de lo esperado. La frase viene a cuento a propósito de la publicidad con la que se abre la actuación grande del Festival de Getxo, en un afán agradecidísimo por mostrar las bonanzas de una tierra que se defiende por sí misma desde hace milenios, aunque no viene mal darle un empujón divulgativo para potenciar las distintas facetas del territorio vasco. El minidocumental acaba con el lema ‘Zure erara”, que viene a significar algo así como ‘a tu manera’. En efecto, parece que la siempre sorprendente Cécile McLoren Salvant (Miami, 1989) ha tomado al pie de la letra la propuesta del gabinete turístico del Gobierno vasco para reivindicar sus propias armas con lema interpuesto. Qué decir de la gran Célice, si toda ella es puro ir a su manera, ya desde sus inicios. Desde aquel Woman Child (2013) hasta el último Mélusine (2023), lo suyo ha sido un adocenar prestigio y laureles por donde pisa. Con su For One To Love (2015) ya dejó claro que la cosa iba en serio. Ha pasado una década desde entonces, y las propuesta de Cécile sigue intacta, si acaso afinada y potenciada en seguridades. Que Cécile puede hacer lo que le venga en gana ya es lugar común. Pero que lo siga haciendo con la entereza y el riesgo amplificados empieza a marcar un antes y un después en su trayectoria. La inflexión aquí está en que ya no se pliega a concesiones vanas. Eso en mi casa es hacer lo que a uno le rote, obviando concesiones. Sin más. Por el camino dejó caer The Window (2018), lo que la condujo a un camino de no retorno en asuntos creativos.

En esta ocasión, la Cécile venía acompañada de un trío con el que se muestra suelta, natural y abierta a cuanto pueda surgir a lo largo del concierto, el penúltimo de su gira europea. Como si un avanzado descanso del guerrero se tratara, el grupo mostró que lo de la improvisación llega hasta lugares insospechados, ni setlist de canciones traía consigo. Qué importa eso cuando el talento sale por las orejas. En efecto, poco importó. Si acaso, algo de lastre pudo apreciarse en la continuidad y flujo del concierto, con demasiados puntos muertos tratando de pactar hacia dónde deseaban hacer avanzar la velada. Suerte que la cantante y su mano derecha, el pianista y compañero artístico Sullivan Fortner, se ajustan a la perfección y encuentran los lugares idóneos para hacer progresar el paseo jazzístico de la cantante de Miami. No en balde, McLorin Salvant se hizo con el concurso Thelonious Monk en 2010, con tres premios Grammy consecutivos al Mejor Álbum Vocal de Jazz y con numerosos galardones como la Beca MacArthur y el Premio al Artista Doris Duke. De madre francesa y padre haitiano, la trayectoria musical de Salvant comenzó a temprana edad, con clases de piano clásico a los cinco años y, posteriormente, con clases de canto clásico y estudios de jazz en Francia. Todo ello son muestras pertinentes de que la suerte de Cécile se entronca en un persistir en el empeño de hacerse cada día mejor, más cerca de las grandes, con Sarah Vaughan como la más cercana en rango y riesgo.

Lo que se decía de la Vaughan vale también para McLorin. Posee un instrumento versátil hasta extremos insospechados y está facultada para asumir aventuras de toda índole, pero a menudo el exceso de técnica juega en su contra, hasta el punto de hacerle perder cierto calor que ya trae consigo disuelto en su genética. A Getxo llegó dispuesta a congraciarse con el público, pero costó más de lo esperado conseguir la conexión que adelantaba saberse con todas las butacas del auditorio vendidas. Abrió fuego con “What is Love”, y ya pudo comprobarse que iba a costar más de lo imaginado alcanzar temperatura. La superdotación tiene a menudo esos peligros, un cierto grado de ensimismamiento en los progresos vocales que contrastaban con los recursos del pianista para tratar de seguir los pasos insospechados que iba marcando la cantante. “The Boy Next Door” siguió por los mismos derroteros (no hizo olvidar la versión de Bill Evans en Explorations ni la de la Vaughn en Sassy, pero abrió un camino interesante), con esa versión que encontraba nuevos territorios para lo que contaba Judy Garland en Meet Me In St. Louis (1944). Tres cuartos de lo mismo ocurrió con la reinterpretación de “Stars”, una sentida balada que el enorme y siempre discreto Fred Hersch puso en pie junto a la voz de Norma Winstone para el elegante Songs & Lullabies (2003). Aquí Cécile no dudó en reivindicar la figura del pianista, y habló maravillas del artista de Cincinnati y maestro de otros que se han hecho grandes a su vera. Por si no había quedado claro todavía, con esta composición tratada a modo de nana, la voz de la cantante se agigantó y no hubo duda de las capacidades del instrumento que maneja para expresar el mundo y sus interioridades.

Todavía estaba el público buscando una suerte de swing, algo a lo que aferrarse o, simplemente, un ritmo con el que dejar ir los pies, pero entre los despistes de Sullivan con el teclado eléctrico y las lecturas de algo parecido al “Just Around the Riverbend” de Pocahontas, la cosa pintaba peliaguda. Pero sucedió no inesperado: Sonaron los primeros compases del “Puro teatro” de La Lupe y todo cobró sentido. El contrabajo de Yasushi Nakamura, que hasta entonces andaba algo descompuesto, alzó el vuelo ofreció su mejor versión, cabalgando a gusto, lo mismo que la batería de Kyle Poole, asumiendo el dramatismo de la pieza con decisión y talento. Ahí todo cambió, y el concierto ya fue un camino de rosas tanto para artistas como para público, hermanados en los progresos, improvisaciones –menos en el repertorio en español, desde luego- y dramaturgia de la cantante de Florida. Con “I Lost My Darling” continuó la magia y el romance, que alcanzó nuevas cotas de conexión y entrega al encarar el “Te vi” de Fito Páez via Caetano Veloso. La apoteosis llegó con las “Burbujas de Amor” de Juan Luis Guerra, una bachata con la que Cécile recordó las dotes del español para conjugar a partes iguales poesía y lascivia. El arreglo sí mereció todos los vítores.

Con el swing ya aparecido en “Ridin’ High”, la penúltima de las piezas, la entrega y la comunión eran ya absolutas. Pero todavía quedaba una sorpresa final: la revisión en clave bolero-son de “Gracias a la vida” de Violeta Parra. Las más de setecientas butacas puestas en pie para recordar el motivo por el que se acerca uno a las salas de conciertos, que no es otro que dejarse sorprender por las maravillas del mundo. Qué más da si Cécile y los suyos van a su aire, cuando el resultado hincha los corazones y consigue hacerlos latir al unísono. Pues eso, sure erara siempre.

Ni el saxofonista César Vidal, que abrió la noche en el pase de concurso, al frente de la Artikulation Band, ese quinteto multinacional que reúne a instrumentistas de Italia, Chile y España, con los que establece un nutritivo diálogo entre lo acústico y lo digital, habría imaginado un cierre de la velada tan apoteósico.

Julio 06, 2025

48º Festival Internacional de Jazz de Getxo II

48º Festival Internacional de Jazz de Getxo II

48º FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE GETXO II

05

Julio, 2025

3 julio 2025, Muxikebarri

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Pedro Urresti

 

IMB SPECIAL 4tet / PAQUITO D’RIVERA QUINTETO

Lo malo de los volcanes es que te pille cerca su onda expansiva. Lo bueno, que uno conoce muy de cerca el poder inconmensurable de la naturaleza. Como hablar de volcanes y de Paquito d’Rivera es la misma cosa, apliquen el cuento a tenerlo próximo cuando te toca actuar antes que él; lo mismo que les pasó a unos barbilampiños Rolling Stones, que dijeron aquello de nunca más cuando antes que ellos, dejó caer su show James Brown. El azar tiene esas cosas

Hechas las presentaciones, habrá que convenir que el papelón que debían defender los IMB Special 4tet no era fácil, pero cubrieron las expectativas, y eso ya es mucho para una formación que no lleva ni un año de recorrido compartido. Lo tenían difícil para alzar el vuelo, por más que fueran ellos quienes abrían fuego en las segunda jornada del Festival. Tras los nervios iniciales, se vieron buenas dotes que habrán de ir a más conforme avance la trayectoria del grupo, pero ya puede adelantarse que supieron esquivar la ortodoxia con solvencia. David Guerreiro es un contrabajista que tiene toque y Éber González demostró que es un baterista que mantiene firme el pulso del grupo. Algo más deslucida fue la intervención del trombonista José Diego Sarabia, pero estuvo bien arropado por la profesionalidad del líder y saxo tenor y soprano Iván Muñoz, que llevaba la voz cantante del cuarteto y se encargaba de los arreglos, como el “Nardis” de Miles Davis, que aquí trasladaron reinventándola a un connotativo “Nardo” (en castellano hay que vigilar con las polisemias, tan dados como somos a la escatología y a la picaresca). Todo bien, en especial el soprano de Iván Muñoz. Las llamadas y respuestas se fueron sucediendo, un tanto rígidas y previsibles, hasta que llegó con pulso firme el homenaje a sus mentores en la sombra, el apadrinamiento distanciado de Dave Holland Prime Directive. Y sí, lejos quedan de los Robin Eubanks, Chris Potter o Billy Kilson, pero las ansias también ayudan a definir facultades siempre que la voluntad no decaiga. Si esos han de ser sus luminarias, amén a ello. Y que los dioses repartan suerte. Cerraron la actuación con un “Hurry Up!” que logró poner un buen colofón a la actuación, al confirmar que el IMB Special 4tet sabe ir de menos a más. Pasar por Nueva Orleans, recalar en los barrios criollizados latentes de funk, siempre viene bien. Ánimo.

Qué tendrán los volcanes, nos seguimos preguntando, que atraen con la misma fuerza con la que suele huirse de ellos. El clarinetista y saxofonista Paquito D’Rivera (La Habana, 1948) es de los más activos, ya desde su tierna infancia. Así lo recordó al respetable cuando explicó la anécdota en la que habló del disco con el que se presentó su padre en casa en sus años mozos, una actuación inédita de Benny Goodman en el Carnegie Hall (‘carne y frijol’ entendió la pobre criatura). Y sí, Paquito es todo magma, todo erupción, todo alegría –eso de la alegría y el humor todavía tiene mala fama en el mundo del arte, y si no que se lo pregunten al abad Jorge de Burgos, aquel oscuro detractor del Segundo Libro perdido de la Poética de Aristóteles que discutía sobre el asunto con el antiguo inquisidor Guillermo de Baskerville en El nombre de la rosa. La comedia es lo más cercano a lo humano, y al mismo tiempo lo más sospechoso. Algo parecido sucede con las artes que las adoptan como materia de cambio y como premisa para el goce. A Paquito y los suyos eso les trae al pairo. La cosa va de aquello que decía Duke Ellington al referirse a la música, que sólo hay dos, la buena y la otra. De eso iba la cosa. Y que ría quien sepa y pueda.

El quinteto que ha fraguado bajo la premisa de lo bueno lo mejor, esa conexión Madrid-New York, ha dado como fruto la grabación de La Fleur de Cayenne (Sunnyside, 2025), el disco que traía bajo el brazo y que acaba de empezar a rodar para alegría de sus seguidores, los mismos que ayer hicieron colgar el de cartel de ‘Sold Out’ en el Muxikebarri. No caen todos los días 18 premios Grammy, que son los que lleva el de Marianao a sus espaldas, ni se convierte uno en leyenda de la nada con el reconocimiento de su talento en el jazz latino, así como por sus logros como compositor clásico. Quien fuera miembro fundador de la Orquesta Cubana de Música Contemporánea, asimismo fundador y codirector del renombrado e innovador grupo musical Irakere, donde también profesaba su genial amigo Arturo Sandoval y otros tantos genios de la improvisación caribeña, ese niño prodigio, decimos, hace natural lo extraordinario. Hay que echarle horas para que eso ocurra. Horas y disposición genética, que todo ayuda cuando los hados tienen ganas de jugar a convertir a alguien en eterno.

“Miriam”, con ecos familiares de Bebo Valdés y Camilo Cortina, es buena prueba de lo aquí expuesto. El bolero se hace danzón, pasa por el Hudson y regresa al Caribe convertido en una maravilla plena de sentimiento y dulzor. Con el saxo alto, Paquito se propuso hacer diabluras y a fe que lo consiguió. Le tocó luego el turno a “Nocturno en la Celda”, el homenaje con el que Pepe Rivero –el primero de los reclutados para este nuevo proyecto musical, tal y como el maestro Gillespie le enseñó al cubano universal en la United Nation Orchestra– trajo al Golfo de México las partituras de Chopin, siempre con swing, como reclamaba el no menos grande Cachaíto. Ahí se dejaron ver, además del pianista de Manzanillo, el trabajo enorme del vibrafonista colombiano Sebastián Laverde, estiloso y facultado como pocos para traer a nosotros las cadencias del joropo de su tierra, una música folklórica y festiva en la que el baile y la música se dan la mano para hacer benevolentes a los dioses con los mortales. D’Rivera, ya con el clarinete, no permitió que decayera la fiesta, y todo se conjuró para que con “El bajonauta” hiciera su aparición estelar Reinier ‘El Negrón’ Elizarde. Ya lo dijo Paquito, que la composición no iba a favor sino en contra de los bajistas, haciendo honor literal a eso de ‘contrabajo’, ‘contra el bajo’ y ‘con trabajo’, muchos juegos de palabras para alguien dado a ellas (recuerden sus memorias Mi vida saxual). En medio de la improvisación apareció un “Land of 1000 dances” que acabó en forma de blues, para señalar que todo viene de un mismo lugar, es decir del Golfo de México, más exactamente de Nueva Orleans. “¿No era también de allí Mozart?”, se preguntaba Paquito. Con el ataque al Segundo Movimiento del Concierto para clarinete y orquesta del genial Amadeus quedó claro que no podía ser de otro lugar.

En manos de este quinteto conectadísimo todo sale fácil. Así pasan de una “Milonga Gris” a un bolero-bossanova que Paquito compuso en la noche toledana en la que su amigo y mentor Dizzy Gillespie –el Dizzy- falleció el Día de Reyes de 1993. Menudo regalo le cayó post-mortem (aunque sigue más vivo que nunca, todo habrá que decirlo), complejo en lo musical, sentido en lo emocional, enciclopédico en lo cerebral, con homenajes en forma de citas a “Night in Tunisia” o “Tin Tin Deo”, esta vez con el líder al saxo. “Toca bonito”, así con acento brasileño, parecía oírse decir al Dizzy desde las alturas. Mientras, el volcán seguía en erupción, sólo interrumpida por las graciosas intervenciones memorialísticas de Paquito.

El grupo funciona bien engrasado. Prueba de ello fue el arreglo sobre un vals venezolano, que fue arreglado con el pensamiento de que fueran otros músicos superdotados quienes lo anzaran. Con humildad sin retórica, Paquito dejó en manos de Sebastián Laverde las labores de liderazgo, lo mismo que luego iba a hacer cuando tomara las riendas Pepe Rivero de la preciosa lectura de la “Suite Andalucía” de Ernesto Lecuona, el compositor de la universal “Siboney”, entre tantas otras. Ya puestos en materia, casi al cierre del concierto dejaron caer una sentida “Ansiedad” que apaciguaba las fiereza de lo que se había dado hasta , que insufló más vida si cabe a la cabalgada grupal. Ahí sobresalió el destacadísimo baterista Georvis Pico Milian Pero como con los volcanes uno nunca sabe, pusieron el colofón con un bis donde la guaracha y el sabor de Cuba se mezcló con todas las músicas que hacen de esta conexión madrileño-neoyorquina algo ya de obligada escucha. Como para recordarnos que las notas han de acompañarse de movimientos acompasados, el salseo final puso a Paquito a bailar. No eran espasmos por el propio bullir del grupo, eran verdaderos pasos de baile. Tras lo vivido, bien puede afirmarse que sí, que los volcanes, por mucha fiereza que contengan, también son benefactores. Es así como uno alcanza las sábanas feliz, a la espera de más milagros naturales éste. Algo así como una suerte de ceniza en los zapatos dejó cuenta de que todo lo vivido no fue un sueño. Ya sólo queda agradecer y esperar otra epifanía maravillosa.

Julio 05, 2025

48º Festival Internacional de Jazz de Getxo I

48º Festival Internacional de Jazz de Getxo I

48º FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE GETXO I

04

Julio, 2025

2 julio 2025, Muxikebarri

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Pedro Urresti

 

Como manda la tradición, la primera cita estival del jazz en Euskadi se abre nuevamente en Getxo, que con la actual ya está cerca del medio centenar de ediciones. Le seguirán Vitoria y Donostia, pero el encuentro vizcaíno persigue y auspicia como pocos el apoyo a las nuevas generaciones de jazzmen (uf, difícil encontrar otra palabra que atesore lo genérico) con la continuación del concurso europeo de nuevas bandas, y eso hace ya mucho tiempo que es marca distintiva del Festival.

En esta ocasión, los primeros en abrir fuego son los componentes de Eneko Diéguez Quartet, una joven formación surgida en 2021 en el entorno del Musikene el Centro Superior de Música del País Vasco, que viene dando grandes alegrías al aficionado al haberse convertido en un punto de encuentro activo para los amantes de la música. El cuarteto de Eneko Diéguez no es una excepción y, actualizando las labores de liderazgo de una banda en este nuevo signo de los tiempos tan atento a sensibilidades diversas y múltiples —incluso en la realidad de una misma persona. De ahí que el mando sea flexible, discreto al tiempo que firme. La voz de Eneko Diéguez, limpia y personalísima, muy cercana a una contemporaneidad que busca su espacio casi al día, pero que tiene clara la determinación de calar hondo, se hace sustancial y apunta alto. Claro que en sus fraseos se dejan oír las enseñanzas de Jimmy Giuffre, Lee Konitz o Joshua Redman, pero sobresale la inspiración que le llega de un artista de nuevo cuño como Immanuel Wilkins. Como el norteamericano, el toque de Eneko se muestra enormemente identificativo, reconocible, especial, o superior, que es lo que dicen en mi pueblo cuando algo pasa la criba de la normalidad y alcanza el grado de excelencia. Lo que vale para el morcón, el lomo embuchado y las ostras encebichadas también ha de valer para el jazz que aspira a protegernos en nuestro socorro cotidiano. El cuarteto viene desarrollando una intensa actividad en la escena vasca, de cuyo entorno inmediato se nutre para construir composiciones de raigambre folklórica, sin olvidar la música clásica del pasado siglo ni renunciar a vertebrarla con aportaciones del mundo del hip-hop, hoy ya una fuente insoslayable para esta música fagocitadora y centrípeta que sigue siendo el jazz desde sus inicios. A veces desde lo más ambiental, otras desde una fiereza contenida que viene del bebop y aterriza en el post-free, Eneko y los suyos hacen grande su propuesta y con ella, amplían nuevamente las fronteras de un género que alcanza sus mejores logros cuando deja que las tradiciones bien asumidas dialoguen entre ellas. No parece que habrán de seguir mucho tiempo juntos, pues Eneko parte a la Juilliard neoyorquina en breve. De momento, junto a Raúl Pérez (piano), Nicolás Alvear (bajo eléctrico) y Eneko Arbea (batería) ya han sentado las bases de un proyecto interesante, no es poca cosa. Ahora parece que se viene algo grande. Al tiempo.

La apuesta segura con la que el Festival abre sus puertas grandes no es otra que la legendaria Rhoda Scott, en esta ocasión al frente del Lady Quartet, formación que lleva ya más de cuatro lustros de recorrido a sus espaldas. La gran dama del Hammond Organ, Legión de Honor en el país que lleva acogiendo a la norteamericana (New Yersey, 1938), ha reinventado sus días con su Lady Quartet, haciendo de la reivindicación vital una forma vida, a la altura de su técnica improvisadora o su estilo desnudo a la hora de abordar los pedales del instrumento, descalza desde que su padre, pastor metodista itinerante, la permitiera ponerse al frente del teclado. Desde entonces, viene ofreciendo una suerte de jazz-soul influenciado por múltiples fuentes, todas ellas de vitalidad contrastada y ricas en nutrientes festivos. Sí, la otra Scott (Shirley) fue más osada, pero a estímulos pocos ganaban a la entonces jovencísima Dorothy (Rhoda), quien a sus siete años ya andaba zambullida en las sonoridades mágicas del órgano, para regocijo de fieles y orgullo parental, algo que no ha cesado hasta hoy. Prueba de ello fue el espectáculo ofrecido en el Muxikebarri, que estrenaba iluminación escénica para la ocasión (o al menos, renovada desde la última edición). Rhoda Scott hizo aquello que ya había hecho en Francia allá por los años sesenta y que César fijó como lema: llegó, vio, venció. Ella, además convenció. No hubo de hacer demasiados esfuerzos, pues el respetable andaba con ganas de diversión y los precios populares —gran acierto— ayudaron a satisfacer el alma de muchos entusiastas del jazz boogalizado, ese pariente díscolo del hardbop que le dio por trasladar la vibración musical eclesiástica a los escenarios, para disgusto de los más ortodoxos y alegría de quienes saben que un buen golpe de cadera puede hacerte ganar los cielos. De ahí que cerraran con el clásico de clásicos “What I’d Say” que fue reimaginado al mando y órdenes de Julie Saury, otra gran dama de la batería, el toque rítmico que aporta el gesto de contemporaneidad al grupo de féminas que lidera Rhoda Scott y que cerraba el elocuente y reivindicativo álbum We Free Queens (2017). De ese mismo trabajo extrajeron la funkificada “I Wanna Move” para recordarnos que los vientos no sólo beben de Stan Getz o Stanley Turrentine, también de King Curtis, Houston Pearson y Maceo Parker. La rigidez gestual de las saxofonistas de la formación —hablar de grisura ya sería caer en la ofensa— no se traslada, por suerte, a la música que arrancan de sus instrumentos. Sophie Alour se lleva los galones compositivos, dado que, el grueso de los temas provienen del último de los trabajos firmados por el cuarteto, Ladies and Gentlemen (2024), del que también dejaron rastros con el reverencial “MD Blues”, “Tricky Lady”, “Tyty” o “Dreamers”. También aporta lo suyo Lisa Cat-Berro, que hizo logró llevar su saxo alto a cotas de sedosidad muy cálidas y fantasiosas. Para romper la rigidez reinante ya se pintaba sola la gran Rhoda Scott, que con un manejo variadísimo de estrategias sónicas, hizo viajar al público a aquellos años en los que el sonido de un amplificador Leslie parecía una osadía herética allende las paredes de la iglesia. Pero como lo sagrado no entiende de circunscripciones, también encuentra eco en las salas de concierto, los antros portuarios o las ceremonias laicas en las que la alegría por existir se haga un hueco entre las advertencias que hacen del miedo al infierno un arma de control masivo. Lejos queda ya aquel Hey! Hey! Hey! con el que triunfara allá por 1962. Un triunfo compartido a este lado del Atlántico junto a Lou Bennet, apátridas que habían decidido trasladar las bonanzas de su instrumento a la rivera europea, haciendo de puente para que Jimmy Smith, Lonnie Smith o Brother Jack McDuff siguieran ayudando en la causa en un trasvase de influencias que dura hasta hoy. Rhoda Scott forma parte de esa nómina de pioneros. Sabe que la lucha nunca cesa. Su Lady Quartet así lo asume. Si hay que pelear, que sea con alegría. Si hay que guerrear, que sea con fiereza, y que el mundo nos pille bailando. Con Rhoda Scott eso está garantizado. Nunca falla.

Julio 04, 2025

Marta Mansilla Entrevista – Mutatis Mutandis

Marta Mansilla Entrevista – Mutatis Mutandis

MARTA MANSILLA ENTREVISTA

Mutatis Mutandis

01

Julio, 2025

Texto y entrevista : José Cabello

Photos: AT1ONE

Queridos amigos, compartimos con vosotros la conversación que hemos tenido con Marta Mansilla, líder de Eme Eme Project, un proyecto en el que participan músicos increíbles de nuestra escena nacional: David Sancho, Rodrigo Ballesteros, Jesús Caparrós y Toni.

El diálogo con Marta nos ha ayudado a valorar aún más todo el trabajo que hay detrás de sus discos, a comprender mejor las dinámicas necesarias para que una banda funcione, y a descubrir el trasfondo que da unidad y sentido a toda su obra.

A continuación, os dejamos una selección de fragmentos transcritos de la entrevista y, como siempre, el podcast completo para que podáis disfrutar de la conversación íntegra.

ESCUCHAD EL PODCAST AQUÍ!!!

In&OutJazz: El último trabajo tuyo, publicado en abril, Mutatis Mutandis, está siendo un éxito. Estáis llenos de conciertos. ¿Cómo está evolucionando el proyecto? Sobretodo de cara a la agenda tan grande de eventos y conciertos que tenéis ¿estáis con ganas?

Marta Mansilla: Sí. Como tú dices es un trabajo que se lleva gestando desde hace ya casi más de cinco años. Desde hace un par de años, cuando empezó a resonar más el anterior trabajo, el de Pacemaker, con el premio Clinton, nos hemos colocado en un lugar todavía muy discreto pero un poco más existente dentro del panorama. Somos tantos y hay tan buena música y hay tantos proyectos válidos que es verdad que empezar a resaltar un poco y estar dentro de las programaciones de los festivales cuesta muchísimo y más cuando estás tú sola al frente haciéndolo todo. O sea que en ese sentido todas las labores me las he echado a la espalda, completamente sola durante todos estos años.  Pero muy contenta porque con este segundo disco también hemos ido aprendiendo respecto del primero. Siempre en el camino tienes que afrontar nuevos retos o van apareciendo siempre nuevas inquietudes y maneras de resolver problemáticas. También el grupo ha cambiado en su esencia ya que ha cambiado de miembros. Del disco anterior también aprendí a reservar y dosificar las energías. Para los músicos es súper importante todo el proceso de creación y el proceso de grabar y una vez que a ti te dan el master es como que ya está el trabajo hecho. Sin embargo una aprende que es ahí cuando hacen falta las energías para empezar a mover esa música. En este sentido han ayudado bastante las convocatorias a las que me he presentado y donde he sido seleccionada. Eso ha supuesto un antes y un después  porque nos ha permitido movernos en un circuito de ferias en los que encontrarnos con los programadores y  tener un pequeño meeting con ellos. Muchas veces no sabía si de ahí iba a salir algo o no, pero es algo que marca la diferencia. Es pasar de estar sola delante del ordenador sin que nadie te conozca a de repente estar ahí.

Totalmente

Tuvimos la oportunidad de tener Showcase en el Fira B!, el año pasado, una de las mejores ferias que hay en España, de paso lo digo. También estuve en el Jazz I Am porque Rosa Galbany del Taller de Musics me invitó a que acudiera y me pareció superinteresante ya que tuve la oportunidad de ver a muchos otros músicos. Uno no va a las ferias solo a vender su libro sino que es precioso poder tener sinergia con otra gente, otros músicos, con gente de sellos que de repente te presentan a sus artistas… Y lo último ha sido que hemos estado en el Jazzahead, la feria más tocha… como si me hubiese pasado un camión por encima.

Sí, sí, es un despliegue enorme.

Para esta feria he tenido la ayuda de una agencia de management que se llama So What, de Barcelona. De hecho, a raíz del Jazz I Am, también estoy recibiendo apoyo de Culturae, también de Cataluña, para empezar a abrir mercado en esta parte del territorio español. Y es que es bastante particular porque ellos tienen muchísima actividad musical,  muchísimos festivales y son súper amantes de su cultura y todo su sentimiento, pero es verdad que para la gente que no somos de Cataluña muchas veces es bastante difícil el acceder a su programación porque entre ellos hacen una piña increíble que es de alabar.  El caso es que estoy también teniendo este tipo de oportunidades tanto con Christian Bugoslawski de So what para hacer la parte un poco de externalizar el proyecto y poder conseguir cosas fuera y con los de Culturae también para ver si en Cataluña podemos empezar a hacer algunas cositas y a trabajar juntos.

¿Crees que ha habido alguna evolución desde Pacemaker hasta Mutatis Mutandis? ¿Crees que hay algunos aspectos a resaltar en este último disco?

Hay una evolución evidente simplemente porque las personas vamos evolucionando, vamos creciendo, vamos cambiando. En lo concreto, por ejemplo, mi implicación ha sido mucho mayor respecto de las letras. Las he compuesto junto con Toni y es algo que implica otro estrato. Yo siempre me he quedado en la parte musical pero cuando también te implicas en el mensaje que quieres contar, es un trabajo más exigente. Además, yo no soy quien lo canta, entonces también era hacer una especie de puzle maravilloso entre la propuesta musical vocal que Toni me presentaba y los pequeños arreglos concretos que yo podía sugerir y que quería que sucedieran a nivel melódico en la parte vocal. A partir de ahí consistía en encajar el mensaje que nos identifica a los dos, la idea de lo que yo quiero contar y que también él se pueda sentir representado porque es quien lo va a cantar. Y que todo esto entre en la métrica de lo que él me está proponiendo y de lo que los dos estamos proponiendo a nivel musical. Entonces ha sido guay porque de algo muy mecánico y casi programado de antemano hemos podido reflejar la parte súper artística y creativa.

¡Qué pasada!

Pero vamos que, en general, sí que ha habido una evolución que nos ha llevado incluso a mezclarnos con el rock progresivo dentro de que la parte de R&B y NeoSoul sigue presente y se mantiene. Otro rasgo del nuevo disco es que hay mucha más parte cantada. Mientras que en el anterior disco no hay tanta voz, en este hay voz en todos los temas y creo que también es un trabajo pensar en que exista esa parte de voz en todos esos temas.

Y a nivel conceptual, ¿qué tipo de conceptos o ideas recorren el disco, qué cosas has querido expresar, qué cosas estaban dentro de ti?

Me vino este latinismo de Mutatis Mutandis y aunque no haya hecho un ejercicio concreto de que todo esté en torno a un mismo tema, creo que sí que sirve de leitmotiv. Se trata del cambio, la condición de cambio, un cambio personal, un cambio de dirección, un cambio de cuando vienes de estar en una etapa en la que no te encuentras bien y das ese salto al vacío que implica perder lo que conoces, pero que lo das para coger impulso y fuerza para todo lo que se viene y todo lo nuevo que trae mucha luz. Entonces creo que en el disco hay una progresión que justo habla de eso, de todos esos miedos. De cómo se representan, de cómo nos invaden a todos en cualquier plano de nuestra vida en algún momento, sea por el motivo que sea, y de cómo casi todos tocamos fondo en algún momento pero tenemos que coger impulso y buscar también aquello que representa lo saludable, lo que nos hace bien, la luz. Creo que el discurso del disco va por ahí. El Into the Deep habla claramente de qué es estar ahí y cómo uno se tiene que rescatar a uno mismo. Porque muchas veces tampoco hay polvos mágicos, claro y aunque la gente quiera ayudarte, está ese amor propio en uno mismo y entonces pues va justo de eso. El Out Of The Deep va justo de cómo salgo de aquí, de este pozo. El Mutatis Mutandis va del proceso de cambio, de darte cuenta del cambio que tienes que hace. Follow es como “ok, voy a ser un poco más consecuente con todo lo que siento y voy a seguir mi intuición porque me lleva a este lugar que quiero tanto”. Aunque no lo he pensado…

Tú eres una unidad entonces, en todo lo que expresas hay una unidad, aunque no lo hayas buscado.

Eso es, aunque no estaba pensado, sí hay un hilo conductor que atraviesa todo.

En tu caso ¿qué definirías que es la luz? Porque efectivamente todas las personas buscamos, en ese cambio, aferrar esa luz. En tu caso, en tu experiencia, en el punto en el que estás ahora ¿qué es ese punto de luz?

Pues ese punto de luz son muchas cosas. Lo primero, encontrar la paz y la gente con la que te sientes en familia, con la que convives y estás tocando y darme cuenta de que es muy valioso tener una banda que se sostenga desde el amor, desde el convivir tanto tiempo.

¡Qué bonito! ¡Desde el amor! Cualquiera diría desde el respeto pero el amor es una apuesta aún mayor y creo que lo incluye evidentemente.

Total. Entonces para mí eso ha sido como un gran cambio y me siento súper afortunada y quiero a cada uno de ellos muchísimo. Luego, me he dado cuenta de que no es tan normal, ni tan habitual que tú consigas sentirte tan a gusto con todos los integrantes, con las personas con las que vas a pasar tanto rato. Porque no es el hecho de estar ahí tocando o grabar. Tú te puedes hacer un disco con gente top. Está claro, en España hay mogollón de tocones y toconas, pero creo que no se trata de eso. Creo que se trata de, más allá del plano musical, encontrar esa persona que es familia para ti, con quien convives, porque hay mucho más rato en carretera que la hora que tú estás subida a un escenario.

Es importante esto que dices porque la cultura en la que vivimos hoy en día, que es la cultura del reel y de lo inmediato, no te hace ver esta parte que sin embargo es la que nutre de contenido verdadero. Yo la foto de una lasaña no me la puedo comer, una lasaña de verdad sí, y la lasaña está hecha de todas esas vivencias, como dices en la carretera. ¡Qué bonito que le des preponderancia en tu proyecto a este a este hilo afectivo, a esta relación entre vosotros!

La luz es por supuesto eso y por supuesto es también encontrar tu sitio. Porque es duro y cuesta enfrentarte a sacar un proyecto sola y ver qué resultados tiene y te tienes que liberar de muchísimos miedos, de muchísimos complejos. Te tienes que enfrentar a muchas cosas tú sola, a ponerte en un espejo a conocer cuáles son tus límites… O sea a un montón de gestiones, entonces bueno para mí también ha sido como haber pasado la prueba de fuego. Tras pasar todo lo duro de estos años, con este segundo disco creo que ese punto de luz también ha sido darme un pequeño abrazo. Muchas veces una se encuentra sola ante el peligro. Yo, por suerte, tengo una banda que me respalda y me apoya y están para todo. Comparto muy estrechamente con David todo, es evidente que no estoy sola. Pero luego el curro tedioso y muchas cosas que son las que más apagan, sí que las tengo que gestionar sola. Pero merece la pena abrazar la circunstancia desde el lado positivo y el agradecimiento.

Una de las cosas que le da solidez al proyecto es esta esta actitud que yo tengo que agradecerte y creo que todo el mundo agradece y admiramos y queremos y deseamos para nosotros y para el resto, que es esta actitud humilde y de tener los pies en la tierra. Es una cosa que yo siempre he agradecido de ti y de David. Cualquiera podría expresar todo lo que habéis conseguido con aires de superioridad, porque habéis conseguido cosas grandes. Pero me encanta que tú hablas de ti, del trabajo de verdad, o sea de la realidad, del día a día, del barro que se presenta a veces y de la comunidad que te sostiene, que es esta familia de músicos de la cual por cierto te quería preguntar. Ya les has mencionado, todos unos cracks musicazos espectaculares y personas también increíbles, pero si tuvieras que hacer el esfuerzo de resaltar una o dos cosas de cada uno ¿cuáles serían?

Bueno, de David es directamente la persona que ha confiado en mí y que ha hecho que esto fuera posible. Sin su confianza, sin su apoyo tanto emocional como logístico como económico… o sea es el soporte y el artífice y aparte es quien compone conmigo mano a mano. Mis ideas no llegarían a buen puerto sin su ayuda. Su tenacidad en que yo consiguiera sacar el proyecto adelante y creyera en mí misma, también como flautista. Es el que me empujaba en las jams a decir “no, tía, ya basta de quedarte atrás, súbete porque tocas, ya está o sea y cágala y venga enfréntate a ello”. Es esa persona que ha creído y que ha metido la semillita de que mis ideas podían llegar a algún sitio y molaban y las ha transformado y las ha hecho y ha creído en ellas. De Toni diría que es la persona que me da el amor y el sustento para terminar de finalizar todas mis ideas. Es una persona que siempre ha estado ahí, súper humilde, que ha creído en el proyecto, que sabe siempre ocupar su lugar y darte el cariño constante y sabe leerte muy bien. Sabe leer lo que necesitas y entonces tiene un sentido muy emocional de cómo me puedo estar sintiendo para dar en la clave de lo que necesitas en ese momento. Además, lo está dando todo, está poniendo este proyecto por encima de muchas cosas que él hace y eso que está currando con mucha peña súper conocida y es una persona que de verdad se compromete, me lo está demostrando día a día. Mueve Roma con Santiago para estar en esto, entonces es importante. Rodri, es una persona que para mí es clave porque te enfrenta a esa parte de ver las posibilidades musicales, siempre retándote, proponiendo cosas, llevándoselas más a su terreno, lo cual para mí es súper enriquecedor. Porque cada uno venimos de mundos musicales distintos y sé que su mundo musical no es el R&B, es mucho más el jazz contemporáneo. Entonces me pone en ese espejo y me mola porque es un poco inconformista a nivel musical, y eso también me reta, pero desde el amor siempre. O sea, todos vamos con todo el respeto. Siempre predispuesto y de buen rollo, todo guay, que es recíproco porque yo les cuido mucho. Entonces creo que es esa persona que siempre está disponible, con la que siempre puedes contar y que se suma a un bombardeo sea con como sea. Y, Jesús, es como mi hermano pequeño, o sea, le amo profundamente. Él se implica incluso a nivel emocional y musical, también con todo el corazón. Y además es muy transparente para eso él. Sabes que si está es porque está a gusto porque es muy consecuente con sus decisiones y con saber que si está es para darlo todo. Es una persona que, junto con David, también me ha apoyado desde el principio. Se unió al proyecto de una manera externa ya que yo no le conocía previamente, y sin embargo me dijo sí con todo y tiene muchísimo valor porque eso es propio es de una persona que se lanza sin prejuicio y lo que le llega es la música y la persona que la esté haciendo y da igual que sea para hacer un estadio o un bolo en un garito súper pequeño. Me parece que es de los mejores bajistas… o sea bueno todos son en lo suyo los mejores, sin duda para mí lo son. Todos podrían estar tocando con quienes quisieran.

¡Qué gusto que tengáis este ambiente entre vosotros!

Total, nos llevamos todos de puta madre, compartimos un mismo sentido del humor, sabemos de la vida de los unos y los otros, nos apoyamos en todo lo que nos sucede, nos importamos…etc.

Es un verdadero gusto. Oye, tengo aquí unas preguntas frikis musicales apuntadas.

Venga, dale, suelta.

Vale, ¿mayor o menor?

¿Estamos hablando de tonalidades?

Sí, de los colores mayor y menor.

Es que no puedo elegir, yo creo que las dos según el momento.

Vale perfecto, ¿4/4 o 7/4? ¿Compás común o amalgamas?

Es que las dos cosas están en mi música, porque claro, yo soy de groove a saco y me das un 4/4 y amo el hip-hop, pero estaría feo porque en todos mis temas, tío hay 7s hay 5s, entonces también las tengo que coger a las dos.

Me encanta porque también esta respuesta es válida y nos da una imagen o una idea de lo que piensas delante de estas cosas. ¿Binario o ternario? Aquí también vas a estar en medio, seguro.

Venga, me voy a quedar con el ternario porque en el 3 está el 2.

Exacto.

Así que es la manera de elegir las dos.

Si te doy un uno mayor, un acorde tónica mayor con las tensiones que le quieras poner ¿a dónde vas después si es que vas a algún lado?

Ahora mismo, joder no sé…

¿A dónde te lleva el oído, la flauta o el corazón?

No sé, o sea diría un cuarto grado de repente ¿sabes?

Siempre funciona.

Es como bueno por empezar algo.

¿Tonal o atonal?

Uff…, pues, claro es que en mi música creo que están las dos cosas. Es cierto que yo tengo muchísima influencia de mucha música tonal, entonces quizás hay mucho más de tonal en mi música que de atonal. Y en mis improvisaciones la figura de Elena Pinderhughes está ahí. Ella ha desarrollado un lenguaje que dentro de las pentatónicas, o sea, me encanta salirme, me encanta el playingout, me encanta lo atonal, pero es verdad que si escuchas mi música sabes que es mucho más tonal que atonal. sí sí sí y y dentro del atonal eh

Dentro de lo tonal, ¿modal o funcional? O sea, las cadencias como te gustan, o la dirección, la fluidez de la armonía, de los cambios, ¿cómo te representan más? ¿Dónde te sientes ahora buscando esos cambios armónicos?

Sí, escuchando mi música, sabes que toda la parte modal está, esa es la importante sí.

Última preguntilla de estas, ¿bajo eléctrico o contrabajo acústico?

Pues bajo eléctrico, obvio, sí, sí. Me encantan los dos, por supuesto. Creo que para mi música, en este contexto empasta mejor el eléctrico, con sus posibilidades, por una cuestión de sonoridades, aparte de toda la personalidad que Jesús le da con todos los pedales y demás. Creo que por la acústica, por todo lo que se genera, por el groove, por un montón de circunstancias sonoras, lo que mejor le queda es el bajo eléctrico. Además, si alguna vez no está Capa, o está soleando con sonidos de guitarra eléctrica, el que está haciendo los bajos es un sinte tipo moog.

Ole, ahí. ¡Qué placer, Marta!

¿He aprobado? Jajajajaa.

Jajajaja, no, gracias de verdad por este rato. Yo creo que la gente lo va a agradecer, al menos yo estoy más que agradecido de escucharte y sobre todo estas cosas que nos has contado, tan valiosas y preciosas. Antes de terminar, dinos cuál es tu próximo concierto, que la gente pueda chequear…

Están en las redes, acabo de subir listado de bolos, pero digo los de verano, para que la gente esté como un poco más atenta. El 13 de junio vamos a estar en la Feria del Libro de Madrid, en el stand de Radio Nacional, en el programa de Modernos Populares. Eso va a ser además con mucha más gente y va a ser una tarde maravillosa. Luego lo siguiente que tenemos es el 3 de julio el Estival de Cuenca, que además compartimos ese día el escenario con Rita Payés. Cuenca está una hora y media de Madrid, si no sois de Cuenca, aún así pasaros igualmente. Va a ser un bolazo y por 25 pavos los dos bolos, es de puta madre.

Total.

3 de julio Cuenca, 4 de julio el Anfiteatro Romano de Bullas, ahí en Murcia, tierra de Jesús Caparrós. Ya el 25 de julio, San Sebastián, que vamos a estar en el Jazzaldia, que este año también nos han seleccionado, así que muy contenta. Y ya en agosto, el 9 de agosto en el Festival de Jazz de Plentzia, ahí en el País Vasco, y el 28 de agosto en el Festival de Jazz de Ponferrada.

Un poquito de norte en agosto que si no nos morimos.

Y por último, para cerrar el verano, el 6 de septiembre en las fiestas del Tura de Olot, que son unas fiestas por todo lo alto, Olot es un sitio precioso y además es la primera vez que vamos para allá a Gerona.

Qué bien que vayáis ahí a donar vuestro arte, vuestra música, vuestro corazón y vuestra amistad.

Cualquiera que se anime…

Eso, que la gente te vaya a saludar y todo porque da gusto, la verdad. Muy bien, Marta, gracias.

Me alegro, tío. Gracias a ti, José.

A tope, a tope, crack.  

Julio 01, 2025

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