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Rodrigo Amado, The Bridge – Further Beyond – Review

Rodrigo Amado, The Bridge – Further Beyond – Review

RODRIGO AMADO

THE BRIDGE

Further Beyond

Review

28

October, 2025

By: Khagan Aslanov

Photos: Laurien Godfroid

Review: Rodrigo Amado. The Bridge. Further Beyond (Trost Records, 2025). Rodrigo Amado, tenor saxophone/ Alexandre Von Schlippenbach, piano/ Ingebrigt Håker Flaten, double bass/ Gerry Hemingway, drums, voice.

Masterful Portuguese saxophonist Rodrigo Amado doesn’t make free music, but music that is free. His international collective The Bridge are back with their second effort and, as would be expected from fans of either of the maestros assembled, the pyrotechnics and solidarity showcased by the quartet are truly something to behold. Further Beyond feels like a continuous forceful exhale, and Amado’s peerless playing on the tenor presents a refracted image of tone, texture and harmony. Coiled and endlessly inventive, the pieces that make up the album always sound like they’re collapsing to fractal parts, before fusing back into a pulsing whole, then back, again and again.

There are aspects to these pieces that function as warped trilobites of jazz in the late 1950’s, just as it began leaving its established modalities, and subverting traditional binaries of structure and rhythm, while holding onto a scrap of its symphonic core. That indelible tension is felt throughout Further Beyond, in the atonal insurrections that are seamlessly grafted into otherwise-melodic passages of “A Change is Gonna Come”, in the ostinato variations that open the title piece, in the concentric lung-work that gives shuddering shapes to “That’s How Strong This Love Is”. Amado’s playing, both in its compositional and improvised modes, is a compressed display of jazz’ endless morphology – gritty, anarchic, spiritual, self-referential, virtuosic, equally tuneful and utterly untethered from any scaffold.

What Amado avoids in fine style is over-cluttering, which speaks all the more to his adeptness. No part of Further Beyond feels overly dense or needlessly obtuse. Even as its identifying masks keep falling to the floor, the album flows with ease and grace, and in the midst of Amado’s horn workouts, the musicians that make up The Bridge are all given room to stretch and show off:

Alex Von Shippenbach is in typically fine chameleonic form, layering profoundly lyrical tonality into a supremely angular style. He splices in a dizzying amount of combustibility into the record, full of spiky dissonance and motivic phrasing.

Bassist Ingebrigt Håker Flaten lets loose his diverse palette that has, over the years, spanned everything from funk to art rock. His propulsive playing forms the foundation of the record, by turns communing directly with the piano, the tenor sax, or falling back onto the drums, to form nervy percussive interplay.

Gerry Hemingway brings forth everything that had made him such a crucial piece of Anthony Braxton’s ensembles in the 80’s and 90’s – effortlessly shifting between being a grounding foil to the mutiny on display, and a willing participant in its most unhinged moments. His squalling, pitched vocal improvisations add another feral element to the middle passage of the title piece, as the instruments collide into a collective frenzied descent.

On Further Beyond, The Bridge sculpt their second masterpiece, a demonstration of skill and rapport, agile, thunderous and free, showing once again everything there is to love about improvisational music.

 

 

October 28th, 2025

Canarias Jazz Showroom 2025

Canarias Jazz Showroom 2025

CANARIAS JAZZ SHOWROOM 2025

Ana Ayala Sextet Interview

Enrique Thomspon & Revirado Project

Lilu/Tristao/Lobo – Filippo Dall’Asta

 

27

Octubre, 2025

El Canarias Jazz Showroom, fundado en 2009 con el propósito de impulsar la cultura musical insular, se ha consolidado como una de las citas anuales imprescindibles del jazz en las islas. A lo largo de sus ediciones, el festival se ha convertido en un escaparate para los nuevos talentos del archipiélago. Este año celebró su XVII edición, con una programación que se extendió por distintas islas. La muestra, comisariada por el saxofonista, compositor y productor Kike Perdomo, referente en la difusión del jazz canario, reafirma la vitalidad del panorama local. El emblemático Auditorio de Tenerife Adán Martín acogió las actuaciones los días 10 y 11 de octubre, en su imponente edificio de hormigón de estilo neo-futurista, al borde del Océano Atlántico.

 

El festival abrió con el sexteto de Ana Ayala, artista galardonada con el Premio Archipiélago a Mejor Artista Revelación. El sexteto se formó en el Conservatorio Superior Liceu, y reúne a Daniel Pimenta en la batería, Guillaume Coulbois, al piano, Ot Granados al contrabajo, Claudia Bosch al clarinete, Itziar Mendívil al saxofón y Ana Ayala en flauta y voz. La joven Ana Ayala debuta como líder y compositora con esta formación, dando forma a una propuesta personal, colorista y emocional. El grupo desarrolla un lenguaje con elementos de la música clásica, el jazz, la improvisación y el bebop. El proyecto se articula en torno a composiciones originales en una búsqueda de nuevas sonoridades, explorando las posibilidades tímbricas de los vientos madera, las dinámicas y las texturas, utilizando recursos más habituales de la música clásica, pero combinados con la espontaneidad del jazz, con influencias que van desde Stravinski, Ravel, al barroco y al impresionismo de Debussy. Es una música compleja con muchas secciones casi como pequeños viajes musicales, que explora el diálogo entre la música clásica y el jazz. Temas como Nuestra Señora de la Paloma muestra un elegante swing, mientras que Maldita Burocracia estalla como tema protesta enérgico e intenso. También sobresalen piezas como Diáfano o Al Otro Lado, de carácter más lírico, que alternan momentos de tensión y de calma, evitando caer en la monotonía. Asistimos a un debut brillante, fresco y honesto.

Tras la actuación del sexteto, la noche continuó en el Café Teatro Rayuela con el trío de Sara Lilu, cantante canaria ganadora en la tercera edición de los premios canarios Jazz Showroom como Mejor Artista Solista, acompañada por los portugueses Romeu Tristão al contrabajo y Hugo Lobo al piano, forman un trio de notable sensibilidad y complicidad sonora. El grupo ofreció un concierto delicado y emocional, moviéndose con naturalidad entre estándares de jazz clásico como It’s Easy to Remember o My One and Only Love y composiciones propias de los tres integrantes, donde el diálogo instrumental se convierte en un territorio de pura complicidad. Temas como, Con los Años que Me Quedan, Where Are You?, y piezas marcadas por un tono íntimo y nostálgico. El trío alcanzó momentos de intensa expresividad, una elegancia melódica natural, lirismo y una complicidad que atraviesa todo el discurso musical. Sara Lilu, Romeu Tristão y Hugo Lobo se conocieron en Olimpo, un pequeño local en Lisboa, y esa conexión emocional se percibe en cada gesto, en la respiración compartida y en la forma de sostener el silencio. Su interpretación de It’s Easy to Remember fue una suerte de despedida luminosa.

El día siguiente abre en el Auditorio con el quinteto de Enrique Thompson & Revirado Project, una formación que respira tango, jazz y raíces sudamericanas con una libertad que desarma etiquetas. Enrique Thompson, saxofonista, compositor argentino consagrado afincado en Fuerteventura, lidera el grupo desde los saxos y el EWI, entre la tradición y la exploración contemporánea, entre el jazz acústico y las texturas del sonido electrónico. Le acompañan Daniel Schwazwald al piano, Kevin Barreto trompetista cubano-canadiense, David Muñoz al contrabajo y Áncor Miranda a la batería. Revirado Project nació en 2012 con el deseo de reinventar el diálogo entre el tango y el jazz, incorporando armonías modernas, improvisaciones de vértigo e intensidad rítmica. Su música ha recorrido escenarios internacionales. El universo sonoro de Thompson hunde sus raíces en el folklore y el tango argentino, pero se abre también a los aires brasileños y a la experimentación electrónica. En su repertorio conviven composiciones propias, relecturas de Aníbal Troilo, piezas como Zamba de la Incertidumbre, del compositor Carlos Aguirre, arreglada para quinteto con saxofón electrónico y grabada en 2021 o Ciberadictos, un tema enérgico y moderno que subraya su vertiente más experimental, un estallido de ritmo y contemporaneidad. El concierto culmina con Canción para Alguien, de Astor Piazzola. La propuesta de Thompson mantiene un profundo arraigo en las músicas de Sudamérica, especialmente en el folklore y el tango, pero con una mirada abierta al jazz contemporáneo y al color brasileño.

Continuamos en el hall del Auditorio con el guitarrista, compositor y arreglista italiano Filippo Dall’ Asta, lidera una formación compuesta por Carlos Pérez en la batería, Agustín Buenafuente al contrabajo, Kike Perdomo en los saxos y Yeray Herreraa la guitarra rítmica. El grupo presenta su más reciente trabajo, The Hot Club of Tenerife, un álbum que rinde homenaje al padre del jazz gitano, Django Reinhardt. El proyecto se inscribe en la tradición del jazz manouche, también conocido como gypsy jazz, un estilo nacido en la Francia de los años treinta que entrelaza el swing estadounidense con la música gitana centroeuropea, dando lugar a una de las joyas del jazz europeo. Filippo Dall’Asta despliega un equilibrio entre una técnica impecable y una musicalidad natural, con un toque elegante, fino y melodioso. El repertorio combina composiciones propias con versiones exquisitamente arregladas de estándares como Mona Lee, The Man I Love o Night and Day. El resultado es una música viva, luminosa y festiva, donde la libertad, la improvisación y el pulso rítmico se unen en un lenguaje de energía contagiosa y musicalidad extrema.

 

Entrevista a la flautista, vocalista y compositora Ana Ayala (Santa Cruz de Tenerife 09/12/1997) ganadora de Premio Mejor Artista Revelación, de Canarias Jazz Showroom 2025.

ENTREVISTA A ANA AYALA

 

In&Out Jazz Magazine: Enhorabuena por el premio Mejor Artista Revelación.

Ana Ayala: Estoy muy agradecida porque he crecido aquí, aquí es donde he aprendido música, Kike (Perdomo) nos ha enseñado mucho y me hace mucha ilusión que en casa me den reconocimiento.

Sí, sí, además en el Auditorio de Tenerife.

Sí, la sala es increíble. Es un sitio emblemático, musicalmente es lo más importante. Poder tocar aquí es un honor. Estoy súper agradecida.

Cuéntanos cómo arranca el proyecto y quienes componen la banda.

Pues Mira, mi proyecto lo inicié este año. Es un sexteto formado por contrabajo, piano, batería, clarinete bajo, clarinete en si bemol, saxo tenor, flauta y voz, lo forman Daniel Pimenta, Guillaume Coulbois, Aude Granados, Claudia Bosch y Mendivil. Lo formé en el Liceu, que acabé el año pasado la carrera para justamente eso, el recital. Y dije bueno, es una oportunidad para componer mis temas e indagar en las sonoridades como este sexteto.

En primera persona, ¿cómo definirías tu proyecto?

Hay un par de artistas que me gustan mucho, como Kika Sprangers, que es una saxofonista que me encanta. Y inspirada por muchas cosas me apetecía indagar en el mundo de la composición. Y justo Ernesto Aurignac abrió unas plazas de composición y solicite la plaza. Él me ayudó a entender y a iniciarme en la composición, porque es un mundo muy profundo. Me estuvo ayudando con las composiciones, a entender por dónde quería ir y sobre todo a plasmar los sonidos también de la música clásica, porque hice el Superior de clásico y me han influido Stravinsky, Ravel, el impresionismo de Debussy, el romanticismo también, el barroco. Entonces todo eso está plasmado en los temas de alguna manera. Es un proyecto que mezcla bastantes estilos, pero sobre todo la música clásica y el jazz, destaca el uso de las maderas y de la música bastante arreglada, con una estructura amplia. Son temas complejos, por así decir, que tiene muchas secciones.

Una suite.

Sí, son secciones. Creo que estoy en un momento de mi vida de querer componer de esta manera, utilizando los vientos madera, los timbres, las dinámicas, las texturas, de una manera diferente, que lo he visto más en la música clásica, y también mezclada con la improvisación y la espontaneidad que tiene el jazz y el lenguaje bebop.

Es un proyecto muy fresco y colorista.

Creo que sí, porque al final desde dentro una no lo sabe. Yo solo sé que me gusta, lo hago con amor y toco con mis amigos que son músicos a los que admiro. Al final yo creo que si eso está ahí y el trabajo, en la música se refleja.

¿Lo vas a grabar?

Me gustaría grabarlo, es que acabo de empezar. El año pasado acabé en el Liceu y gané el Premio Extraordinario de Conservatorio Superior de Música Liceu, y el premio es tocar en el Festival de Jazz de Barcelona y toco ahora en noviembre. Quiero mezclar el proyecto con una coral que se llama La Corrala, que es una compañía de canto solo formado por mujeres, también voy a componer cosas nuevas para hacer un concierto diferente, con mucha voz. Y eso es que acabo de empezar. Este ha sido de nuestros primeros conciertos fuera del marco académico.

Enhorabuena, tienes un camino brillante. Muchas gracias. 

Gracias por hacerme esta entrevista, espero que salgan muchas cosas de esto y que pueda seguir desarrollándome como artista y como músico, eso espero, para sobre compartir con la gente y aprender cada vez más sobre la música, que es mi pasión, lo que más quiero.

27 de octubre de 2025

Fred Hersch & Sullivan Fortner – CNDM Jazz en el Auditorio – Concert Chronicle

Fred Hersch & Sullivan Fortner – CNDM Jazz en el Auditorio – Concert Chronicle

FRED HERSCH & SULLIVAN FORTNER

CNDM Jazz en el Auditorio

17

October, 2025

Texto: Pedro Andrade

Fotos: Rafa Martín. CNDM.

CONCERT REVIEW. In&OutJazz Magazine

CNDM. Jazz en el Auditorio. Fred Hersch, piano/ Sullivan Fortner, piano. Madrid, 30 de septiembre 202

DOS PIANISTAS, UN SOLO LATIDO

El ciclo Jazz en el Auditorio del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) abrió su temporada con un toque de magia: dos pianos frente a frente, dos generaciones y una sola respiración compartida. Fred Hersch (Cincinnati, 1955) y Sullivan Fortner (Nueva Orleans, 1986) ofrecieron algo más que un concierto: un diálogo entre el tiempo y la intuición, entre la sabiduría del maestro y la curiosidad luminosa del discípulo.

Desde el primer acorde se percibió que aquello no iba de virtuosismo, sino de escucha. Los dos pianos parecían conversar a media voz, como viejos amigos que se entienden con una mirada. Hersch, sereno, construía paisajes de aire y resonancia; Fortner respondía con destellos rítmicos y sonrisas armónicas. A veces uno proponía un camino y el otro lo desviaba con elegancia, como si el jazz fuera un juego de espejos donde nadie quiere ganar, sólo seguir descubriendo.

Hubo momentos de dueto, de pura comunión, en los que las líneas de ambos se entrelazaban hasta confundirse en un mismo pulso; y otros instantes en solo, donde cada pianista reveló su universo personal. Hersch, en sus intervenciones solitarias, mostró esa mezcla de introspección y claridad que lo cobija bajo el halo de Thelonious Monk, no tanto por las disonancias como por la lógica interior del silencio, por esa manera de hacer que cada pausa pese tanto como una nota. Su toque, claro y contenido, tiene algo de oración y de geometría: cada acorde parece buscar la belleza sin imponerla, cada pausa dice tanto como la nota. Es un músico que ha hecho del silencio una forma de resistencia, y en el escenario del Auditorio demostró que su legado no está hecho de grandilocuencia, sino de verdad.

Fortner, por su parte, trajo la alegría del sur, el pulso de Nueva Orleans, la herencia del ragtime y de los desfiles callejeros donde el ritmo y la improvisación se confunden con la vida misma. Su piano suena a calle, a iglesia, a baile y a contemplación. Donde Hersch dibuja con tinta fina, Fortner salpica color. Pero entre ambos no hay contraste, sino una complicidad natural: cuando uno lanza una idea, el otro la recoge con picardía, y de pronto todo se convierte en conversación alegre, en una celebración compartida.

No hubo repertorio cerrado ni artificio escénico. Lo que se escuchó fue una construcción en tiempo real, un diálogo que osciló entre la introspección y el juego, entre la memoria y la sorpresa. Dos pianistas escuchándose a fondo, respirando al mismo compás, inventando una belleza sin pretensión.

El público —atento, en todo momento— comprendió que asistía a algo irrepetible. En una época en la que todo parece acelerado, Hersch y Fortner recordaron que escuchar sigue siendo un acto de calma, de respeto y de amor.

17 de octubre de 2025

Luís Vicente, John Dikeman, William Parker, Hamid Drake – No Kings! – Review

Luís Vicente, John Dikeman, William Parker, Hamid Drake – No Kings! – Review

LUÍS VICENTE, JOHN DIKEMAN, WILLIAM PARKER, HAMID DRAKE

No Kings!

Review

15

Octubre, 2025

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Nuno Martins

REVIEW. In&OutJazz Magazine

No Kings! (JACC Records, 2025). Luís Vicente – trumpet, bamboo flute, bells/ John Dikeman – tenor saxophone/ William Parker – double bass, gimbri, gralla, wooden flutes/ Hamid Drake – drums, percussion, voice

CUATRO HOMBRES SIN PIEDAD

Hay un momento en El hombre elefante (David Lynch, 1980) en que el protagonista desafía su condición y, lo más importante, se rebela contra su destino al clamar: “¡No soy un elefante! ¡No soy un animal! ¡Soy un ser humano! ¡Soy un hombre!” Es el mismo grito que décadas antes proclamaron los trabajadores sanitarios de Memphis, cuando en 1968 entraron en huelga y se convirtieron en punta de lanza del Movimiento por los Derechos Civiles al exigir igualdad y respeto para los trabajadores afroamericanos que eran tratados con indignidad y mal pagados. “I Am A Man” también se ha utilizado histórica y contemporáneamente de diversas maneras para reivindicar los derechos y la humanidad de las personas, un clamor que ya venía desde los abolicionistas del siglo XVIII, pasando por la decisión Dred Scott de la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1857 —la que anulaba la ciudadanía a los descendientes de esclavos—, hasta llegar al lema por el que el Dr. Martin Luther King Jr. fue asesinado mientras se encontraba en Memphis para ayudar la huelga de sanitarios que se convirtió en un punto focal del movimiento. Aquella poderosa declaración de dignidad la recogió el tempranamente desaparecido trompetista Ron Miles en I Am A Man (Yellowbird Records, 2017), donde colaboraban Jason Moran, Bill Frisell, Brian Blade y Thomas Morgan.

Con la misma fiereza e intensidad que proclamaba aquel grito el monstruosamente deformado y elefantiásico John Merrick en el film de Lynch, el cuarteto compuesto por Luís Vicente, John Dikeman, William Parker y Hamid Drake busca alzar la voz en No Kings!, el disco que les grabó en directo Ron Ruiten el 14 de julio de 2022 en The Bimhuis (Amsterdam) para el sello JACC Records. Se trata de una única composición al aire en la que participan los cuatro músicos en un democrático intercambio simbiótico a fin de mostrar el modo en que la música se abre paso en tiempos aciagos. Todo es política o nada lo es. El cuarteto queda lejísimos de caer en el idiotismo que supone renunciar a la intervención civil. El idiotés clásico que decidía libremente renunciar al voto y a los demás derechos políticos, apartándose de la vida pública, se desentendía de su ciudad y se dedicaba exclusivamente a sus negocios privados, lo que esto era considerado como una verdadera rareza, si no una excentricidad en la antigua Grecia. Y de ahí a hoy.

El diseño de Joana Monteiro no deja lugar a dudas, con una tipografía que responde al grito y un tamaño exuberante, acorde con la proclama del grupo. Queda claro que, a pesar de haberse grabado hace algo más de tres años, el discurso no ha perdido vigencia (siempre pasa con las cosas buenas), todo lo contrario. El intercambio a modo de guerrilla que propicia el grupo ha acabado dando forma al título del volumen. Un ¡Sin Reyes! en la traducción española que quiere recordar la serie de manifestaciones en diferentes estados de los Estados Unidos, iniciadas el 14 de junio de 2025 y convocadas por opositores a la segunda administración del presidente Donald Trump. La deriva autoritaria de la última legislatura del autócrata Trump, ya sin tapujos ni ocultaciones, ha debido ser la causa de la elección del título de la composición. El signo de los tiempos genera nuevos sintagmas y alteraciones en las formas de pensarlos. Y si no que se lo digan al sociólogo, asesor político hasta que perdió la fe, y hoy ensayista Giuliano da Empoli, que en La hora de los depredadores (Seix Barral, 2025) analiza con prístina lente el hecho inquietante de que el caos ya no es el arma de los insurgentes, sino el sello del nuevo poder, ese mismo que guiña un ojo al Antiguo Régimen. El asunto provoca escalofríos al más pintado.

Pero ahí está el cuarteto liderado por Luís Vicente (el proyecto es eminentemente portugués, con el soporte de la Fundación GDA) para dejar constancia en una única toma sin cortes, pues el pensamiento nunca descansa, de lo que puede contarse desde el arte a propósito de los cauces por los que se nos obliga a conducirnos en este tiempo donde el hundimiento de la democracia nos obliga a cuestionarnos si vamos hacia delante o hacia atrás. Sesenta y ocho minutos y dos segundos en los que el concepto de comunión cobra verdadero sentido. Con Parker y Drake, viejos amigos curtidos en mil batallas, señores del free con mayúsculas, vertebran un proyecto firmado a cuatro manos en los que los vientos de Vicente y el a menudo acompañante de la sección rítmica, el originario de Wyoming pero afincado en Holanda John Dikeman, cuyo currículo va desde la Metropole Orkest a la Cairo Symphony Orchestra, pasando por la plana mayor del jazz del Mar del Norte. Con apuntes que se mueven con soltura entre las invenciones del Evan Parker más juguetón al John Zorn más fiero, el saxofonista se maneja con inapelable soltura tanto en los registros melódicos como en los rítmicos, dando réplicas o propiciando un diálogo fluido con Luís Vicente. Así, el arco de Parker abre el camino para que ya antes de los tres minutos, el oyente sepa a lo que atenerse: no vienen a ofrecer respuestas, sino a hacer las preguntas necesarias. Amparados por una suerte de atracción  por el abismo, el territorio sonoro que propone el cuarteto logra ser inventivo y testimonial a un tiempo, como si quisieran vertebrar las biografías de cada cual con las respuestas que tratan de dar al mundo que les ha tocado vivir. Saben que los nuevos mandamases vienen de la insurgencia digital infantiloide, esa que no desea límites ni regulaciones, como el neoliberalismo del que nació, pero elevado a las alturas fantasmales de la era del bitcoin. Que la música llegue a convertirse en una declaración de los derechos civiles contra la opresión no es más que el camino natural de estos cuatro instrumentistas siempre insatisfechos. De ahí que la animalización y el jolgorio selvático a mitad de tema, con la mirada puesta en el jazz acunado en África —las variopintas percusiones de Drake, las flautas de madera y el gimbri de Parker, las flautas de bambú y las campanas de Luís Vicente, los aires casi saharianos de los vientos de Dikeman—, esa jungla llena de vida, despegue en la media hora restante hacia el territorio de la insolencia, insolencia desde la perspectiva del poder, orgullo desde la perspectiva del oprimido. Cuando las causas son nobles, la lucha es obligada. Como decía Lorca: “No vamos a llegar, pero vamos a ir.” En ese movimiento hacia delante todo acabará encajando, todo tendrá sentido. La música, con nosotros dentro de ella. Será un modo de acabar con los monarcas infames, hacia los que no cabe piedad alguna. Mientras, nos seguiremos afirmando hombres. Escuchando con detenimiento No Kings! se puede aprender a gritar, y a luchar. No les quepa duda.

15 de octubre de 2025

Jeff Williams – Interview

Jeff Williams – Interview

JEFF WILLIAMS

Interview

 

07

October, 2025

Interview: Jeff Williams

Text: José Cabello

Photos: Vilma Dobilaite

After enjoying his performances at Café Central and Jimmy Glass, Jeff Williams granted us a fascinating conversation. In the interview, he shares his vision on music, on performing live and recording in the studio, on the challenges musicians face, and on the role of the audience in live music, among many other topics. Jeff spoke to us with total honesty and openness — something we deeply appreciate.

Here’s the full interview, along with the podcast as always. We hope you enjoy it as much as we did!

Listen to the PODCAST below

In&OutJazz: Thank you, man, for tuning in. It’s a pleasure for us to host you. You met us already through Begoña. We’re an independent journal based in Madrid, but with a lot of collaborators all around the world trying to connect with all you artists out there that are or have been doing great things in your careers. And it’s a pleasure to have you as a very special guest. Because your name and your career and the legends you’ve played with…, I mean, the list is enormous. And man, for us, it’s just an honor to have you with us. So, thank you so much for tuning in.

Jeff Williams: Well, thank you so much for having me.

It’s so great, so great. Before we get into the deep, I’d like to know how you’re doing and what are you up to, what’s in the pot for the summer? How are you feeling?

Well, just coming off of that rather lengthy tour, many hours in the car, long drives. It was really fun. So, I’m going to New York shortly, and I’ll be there for a while. Not doing much, just kind of cooling it until the fall, and then things pick up again.

Nice, man. Sounds cool. Sounds interesting. Do you like the environment in New York? Is it a city you like to stay at?

Yeah, I mean, it’s the place I’ve been more than any other place in my life, so it’s still home. Yeah, and I love Lisbon, too. And in a way, it’s kind of ridiculous to leave Lisbon in the middle of the summer and go to New York, but it’s largely because of my wife. She likes to go to New York, and she has a tennis partner, and they play every summer, and she looks forward to that, and they play four times a week. And so, if I want to see her, I have to go there. And we’ve been away from each other quite a bit in the last six months.

It’s good to make time for that.

It’s good, too. And there’s a lot of stuff happening, you know, a lot of music to hear, and getting together with friends and playing. I don’t really have any gigs, but we get together and have sessions and catch up with what everybody’s doing, you know.

That’s awesome, man.

I’m looking forward to that.

That’s what really builds our hearts and our souls.

Exactly, yes.

It’s not just touring, you know. I mean, I’m glad that you’re going to have your time with your loved ones and, you know, just hanging around in the best sense. That’s cool, man. I’m happy for that. It’s been a couple of weeks now, but how did you enjoy joining Luis Nacht’s trio with Leo Genovese, also here at the Café Central?

Well, the gig in Madrid was amazing because Leo was with us, and that brought us up several notches, I think. And the music was amazing, and the audience was amazing, and the whole environment. It was really hot in every sense.

That’s cool.

We managed to hit the heat wave in Spain, for sure.

I know, man. It’s crazy here, especially in Madrid, you know. It’s a dry, dry weather in summer, so it’s always kind of…

It was shocking.

It’s like a heavy, you know, feeling, sensation. It’s kind of ridiculous. But music stands above all these, you know…

It’s true, yeah. Well, in addition to Madrid, we really had a lot of fun in the various places we went.

You guys were at Valencia, right, or not?

Yeah, yeah. And Jimmy Glass is always fun. It was packed there, the audience was great.

It’s a very warm place, yeah. It’s very nice. So glad, man. What’s the thing you, if there’s anything, that you learned most from your days here in Spain? And especially in music terms, you know, playing with these guys. What would the thing that you would go “man, I feel like I learned these two things”, or “I just kept learning, whatever”. I mean, just a couple of things.

I always keep learning. And also, we recorded, before Valencia. That’s always a learning experience, too. Because we had played the music a bit, and then suddenly you’re in the studio, and it’s just you and the engineer. And you don’t have the help of the audience interacting with you. So how do you generate the energy, the vibe of the live situation? And we did. We did. And if anything, because we had recorded at the same studio before, the recording that… We were supposed to have CDs to sell. And I guess the person making them thought it was July and not June. So, we didn’t have them with us. I don’t know if you have one. But the difference between that recording and what we just did is quite noticeable, just in terms of energy. And the way the trio has figured out how we relate to each other musically. So, there was that. I mean, what I learned is that I have a short temper when it comes to bad equipment and bad situations.

I get it, man.

We had one where I was relegated to playing a very large rock set with the black dotted heads.

Oh, black dotted heads, man. 

It might have been a 24’’, I’m not sure.

Oh, shit.

Yeah. And so, it was not in a very good working order either. And I kind of lost it. And generally, I’m pretty open. Well, I’ll tune the drums, I’ll make them work. But sometimes they won’t work, no matter what you do. And it was just kind of embarrassing, really.

Whereas, not to anyone else. And so, I kind of snapped a little bit there. And so, I have to learn to be more accepting, I think.  I’m a little bit spoiled, because in the old days, we traveled with our own drums. That was not easy, but you could get them on a plane. As long as you, you know, maybe one of the musicians would carry your snare drum or something. You know, you figured out how to do it. Because places you would go, they didn’t really have drum sets, or they had terrible equipment. And these days, most people have good equipment, most of the clubs. But every once in a while, you might run into something that it’s not… Just got to work with it, you know?

Right.

So, I learned something about my threshold of tolerance.

Oh, man. That’s deep.

Not as high as it should be, you know?

That’s deep. I feel like we’re all always searching to be humbler in these situations. But still, it’s good to have, as you were mentioning, a threshold, you know, it’s good to be a little aware about these things and, you know, make your point when you have to. But it’s nice that you’re still open to learn these things which have to do with life in general, not just music. So, it’s nice, man.

Absolutely, yeah. And you get older, you get cranky, too, you know? Got to watch out.

Yeah. And, yeah, that applies to us all. So, it’s good to hear yourself trying to take care of these things, man.

You were talking about the audience’s interaction during your gigs and stuff. How do you understand the role of the audience? How’s your interaction with them? How’s your relationship with the audience? How do you feel their vibes? Is it something you rely on? Is it something you don’t really think about that much? Is it something you’re always expecting to connect with? How’s your relationship with the audience?

Well, when I’m playing, I’m not thinking, right? So, you know, that’s something I learned a long time ago, because you can’t do both. So, there’s a kind of place that I go to where I’m just receiving the music. And in doing so, it’s telling me what to play.

Wow. 

And it’s not as if I play with my eyes closed because I want to maintain contact with the people I’m playing with, but also the audience. You know, I’ll look out, but I’m not having thoughts. I’m not saying, “oh, I wonder, oh, there’s somebody over there, I wonder what they think or if they like it or whatever”. It’s more something you can feel. And one of the things, you know, that’s an old adage, if people are not tapping their feet, then you’re not doing your job. You know? If they’re not getting the rhythm.

Right.

And then, as was the case at Café Central in Madrid, the audience, well, we had a lot of friends there. So, I think we had people… Because the staff, the waiters and so on, just loved what we were doing and said, you know, “we never hear music like this”. It just kept going higher and higher and higher. And meanwhile, our friends were cheering. And so, the people that maybe came in expecting something more sedate were swept along with it. And so, they were caught up in the wave of enjoyment that our friends were having. And as a result, we were getting this sort of wave of give and take with the audience that was spurring us on, you know? And you can feel that. And that gives you the “impetus to go higher”, as Sly Stone used to say. And if you look at, I want to take you higher, Sly Stone, that’s what he was saying. He says, give me more. And together, we can go higher with this, you know?

Cool, man. That’s so cool. Sounds amazing trying to connect with people in a way where they also write the music in that moment, they also conceive it. It’s nice.

It’s also, I mean, it’s entertainment, right? People used to understand this a little bit more. Like a lot of jazz these days is…, we’re playing this and take it or leave it. And we don’t care if you don’t like it. Maybe not that, but we hope you like it. But we’re not necessarily trying to get you to go along with it.

Right. Yeah.

That’s not really saying it right. But there used to be in jazz more of a, if we think of Dizzy Gillespie and his antics or Louis Armstrong or Cannonball Adderley, for example, they were all very good at engaging the audience in various ways so that they were brought along. There wasn’t that division.

Got it.

Whereas today it’s more like, oh, it’s a concert. It’s more of a concert feeling even in a club sometimes.

Interesting.

Because growing up as I did in the 60s when my mother was a singer in New York and my parents had separated and I would go there and spend time with her there, which is really how I learned everything and met and saw everyone at that really important period of time. People would…, they didn’t stop talking. No one was going around shushing them. And they would express their feelings. They would say, “yeah”, “work” or things like that.

Yeah, more natural and organic, right?

It was more natural. And that was also part of the group feeling where you felt the audience was engaged. The audience wasn’t heckling the musicians. They were participating.

Right.

And also people knew how to talk below the music so they didn’t disturb others. It was all very sophisticated. Anyway, you were about to say something.

I’m thankful to hear your statement around these topics. It’s really interesting. Last question, man. I’m really curious to know if you expect anything at all from musicians and more specifically from drummers that are coming up nowadays.

Do I expect anything? Drummers coming up now are incredible. And it’s a whole different way of playing than the way I play or learn to play coming out of a previous period. A lot of it tends to be the same, kind of the same information. But that was true of the Bebop period as well. So, the really important element that was expressed to me long ago was to find your own sound. It is to find your own sound and your own identity musically so that people can tell that it’s you. And that doesn’t mean something crazy necessarily or off the wall. But I’m hearing a lot of the same beats and the same sounds coming from the drums.

You would like to hear more like original material, right?

Well, material or…

Phrasing, sound?

Conception! Conception being the individuality that differentiates the player. But I mean, drummers now are, you know, it’s similar to athletics. You know, you think, oh, the four minute mile. That’s amazing. You know, no one can beat that. And so, you have incredible speed, dexterity, polyrhythmic awareness and execution. So, I have no complaints with the young drummers.

We still have hope, right? That’s cool.

It’s beyond hope. I’m amazed.

Yeah, that’s so nice. So nice, man. So nice to hear you. I really thank you for this conversation, Jeff. 

It’s my pleasure, yes.

I think it’s very interesting to hear you talk about your conception on music, about all these things you just shared with me and with us and with all our audience. So, thank you so much, man, for tuning in. We hope people can get to know you better. I feel like these little conversations try to, you know, let’s say, make the artist and the audience have a closer connection. And I felt it hearing you right now. So, I really thank you for that.

Let me tell you, if people want some more information about me, they can go to my severely in need of updating website. Just on a graphic level, a stylistic level, it needs work. But there’s a lot of information there.

Totally. We’re going to link your social media and your website to the article and to the interview for sure. So, people can get to know all your craft better. Because it’s an amazing work, what you do. Man, thank you so much again. And have a good day, have a good week, have a good summer, man. And I hope you enjoy. And take care, man. I hope we can see each other soon.

Absolutely. You too, man. Take care.

Hug, man, bye bye.

October 7th, 2025

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