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Festival Jazz Madrid 2024 – Villanos del Jazz

Festival Jazz Madrid 2024 – Villanos del Jazz

FESTIVAL JAZZ MADRID 2024

VILLANOS DEL JAZZ

19

Diciembre, 2024

Un año más, el Festival Villanos del Jazz ha unido fuerzas con el Ayuntamiento de Madrid para enriquecer la programación del Festival Internacional Jazz Madrid, ofreciendo una propuesta diversa que combina a grandes figuras del género con jóvenes talentos emergentes. Este esfuerzo colectivo, respaldado también por colaboradores como el Festival de Jazz de Ciudad Lineal, 21 Distritos, Jazz con Sabor a Club y Jazz Círculo, ha convertido al otoño madrileño (septiembre-diciembre) en una temporada marcada no solo por los tonos dorados de sus parques, sino también por la vibrante música que resuena en sus calles y clubes. Espacios emblemáticos como la Sala Villanos, el Teatro Pavón y el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa han sido, una vez más, el epicentro donde los artistas invitados por Villanos del Jazz han desplegado todo su talento y creatividad. De los más de 150 conciertos que han inundado la ciudad, desde In&OutJazz hemos tenido el privilegio de asistir a una treintena de ellos, disfrutando de una experiencia única que refleja la riqueza y diversidad de la escena jazzística actual en Madrid.

El primero de ellos, Gastón Joya que armó la gozadera a ritmo de son cubano y ha puesto a bailar a todo el público. Le acompañaban músicos de la talla de Naíma Acuña, una baterista joven que está revolucionando la forma de tocar y concebir su instrumento, Ariel Brínguez, saxofonista tenor exquisito y profundo, el pianista Esteban Puebla, la flautista Arianna Mack, el prestigioso percusionista Yaroldy Abreu y más invitados. Días después pudimos disfrutar de Sungazer, un cuarteto cuyo núcleo es la amistad entre el bajista Adam Neely y el baterista Shawn Crowder, ambos compositores y divulgadores musicales de primer nivel que han logrado fusionar la electrónica y el jazz-progresivo de una manera que llega a todos los públicos y se siente natural y orgánica. Sus acompañantes son Jake Silverman a las teclas y Jared Yee al saxo tenor. Melissa Aldana volvió a triunfar en Madrid, con composiciones que nos derritieron a todos. Su joven cuarteto formado por Pablo Menares al contrabajo, Glenn Zaleski al piano y Kush Abadey a la batería es de obligatoria escucha para el amante del jazz fresco. El jazz nacional visitó el Café Central al son de tres de sus mayores exponentes. El CMS Trío formado por Perico Sambeat, Javier Colina y Marc Miralta brindó una velada de lo más preciosa y no se olvidaron sus integrantes de recordar a las víctimas de la Dana de Valencia, por las que también desde la revista mostramos nuestras más sinceras condolencias. Entre pase y pase nos concedieron una entrevista de lo más interesante. La sugerente música de la pianista Kris Davis en su proyecto Diatom Ribbons dejó al Condeduque boquiabierto por varias razones que cuenta en la entrevista que nos condeció. Otro saxofonista, un tanto más veterano, que causó revuelo es Donny McCaslin. El minimalismo, los ambientes texturales, los pedales de efectos y el llanto son solo algunos de los elementos distintivos del proyecto que pudimos apreciar. El 7 de noviembre —y no fue el único día que el aficionado de jazz tuvo que elegir entre varios conciertos—, pudimos asistir de forma encadenada al tributo Remembering Ray Brown en manos de las estrellas Christian McBride, Benny Green y Gregory Hutchinson, en el Fernán Gómez, y al proyecto de Chief Adjuah Formerly Christian Scott. El swing corría por las venas del trío de veteranos; la revolución amorosa y pacífica fue el hilo conductor del discurso verbal y musical del espectáculo de Scott, quien se vio acompañado por auténticos semidioses jovencitos que están conquistando la escena como Cecil Alexander a la guitarra y Ele Howell a la batería entre otros. Ese día la ciudad ardió. Al día siguiente, el trío formado por el afamado percusionista Pedrito Martínez, el baterista Antonio Sánchez y el bajista Micahel League, presentaron por primera vez en vivo su proyecto Elipsis, proponiendo una nueva forma de comunicarse y de improvisar juntos en el escenario. El jovencísimo cuarteto de Frantzes Elzaurdia llenó la sala Vesta de una audiencia que pudo disfrutar de un sonido nuevo y fresco custodiado por su cuarteto. Un día después, el maestro y leyenda Joe Lovano no solo nos dejó fascinados musicalmente, sino que tuvo el detalle de concedernos también una entrevista dirigida por el mismo Elzaurdia donde nos explicó muchas cuestiones interesantes. Horas después sería el aclamado guitarrista y compositor Pat Metheny quien llenaría el auditorio nacional. Su espectáculo en solitario nos dejó boquiabiertos, sacando a pasear decenas de guitarras de todo tipo y color, haciendo gala de todo su repertorio e intercalando la música con breves historias de su vida. Esa misma semana pasaron por la capital Avishai Cohen y su cuarteto. El Teatro Pavón experimentó nostalgia, delicadeza, profundidad, fuerza y desgarro a través de la música de este conjunto israelí que carga en su conciencia y corazón la coyuntura de su país. Por si fuera poco, al día siguiente fue el turno de Crosscurrents Trio, inicialmente formado por los gurús Dave Holland, Chris Potter y Zakir Hussain, por quien mostramos nuestras condolencias ya que se encontraba enfermo en el momento de la actuación y poco tiempo después fallecería vistiendo de luto al mundo de la música. En su lugar acudió el joven Marcus Gilmore, a quien también tuvimos que transmitir nuestro pésame debido al fallecimiento de su abuelo, el querido-y-admirado-por-todos Roy Haynes. Con todo, el trío de genios viajó a través de texturas, ambientes y composiciones originales que embaucaron a todo el público. Ese fin de semana estaría protagonizado por el interesante saxofonista Tivon Pennicot, el virtuoso guitarrista John Scofield y por nuestro querido pianista español Alex Conde. Uno en la sala Tempo y a cuarteto, otro en el Fernán Gómez y en solitario, como su amigo Metheny a comienzos de la misma semana, y el último en la Villanos y a trío (Miquel Álvarez al contrabajo y Michael Olivera a la batería), arrancaron aplausos del todo merecidos. Butcher Brown fue la banda encargada de volver a incendiar la misma sala, consiguiendo que todo el público cantase y bailase sin cesar. El Fernán Gómez acogió nuevamente esa semana a otro gran nombre: Kurt Rosenwinkel. Respaldado por su trío nos dejó a todos sin respiración con sus líneas explosivas y sus arreglos de standards poco conocidos. Una semana después, cerrando el mes de noviembre y abriendo el de diciembre, la sala villanos albergó dos de los mejores conciertos de la edición. Nduduzo Makhathini y su trío (esta vez con Lukmil Pérez a la batería) propusieron una nueva forma de interactuar, de improvisar y de hacer Free (liberarse de las cadenas de concepciones arcaicas). Al día siguiente, el también-pianista David Sancho, acompañado por todo un elenco de músicos españoles entre los que destacan sus fieles amigos Borja Barrueta, Jesús Caparrós y su pareja Marta Mansilla, presentó su último trabajo Mind in Progress recibiendo un éxito palpitante entre la audiencia. También él nos pudo conceder una entrevista genial ese mismo día.

By José Cabello 

Enero 10, 2025

Canarias Jazz Showroom 2024 – XVI Muestra de Jazz de Canarias

Canarias Jazz Showroom 2024 – XVI Muestra de Jazz de Canarias

CANARIAS JAZZ SHOWROOM 2024

XVI Muestra de Jazz de Canarias

09

Enero, 2025

Texto: Begoña Villalobos

Fotos: Concesión del festival y Kike Perdomo

 

El festival Canarias Jazz Showroom, fundado en 2009 para brindar apoyo a la cultura musical insular, está consolidado como uno de los grandes festivales nacionales. Este año el festival celebro la XVI Edición con una programación extendida por las islas además de una nueva ubicación en Madrid, constatando de esta manera que las Islas Canarias se mantienen como una potencia importante de jazz dentro del territorio español.

La muestra ésta comisariada por el saxofonista, compositor, y productor Kike Perdomo, conocido por ser un referente en la labor imparable por divulgar el jazz insular. El emblemático Auditorio en Santa Cruz de Tenerife acoge la muestra de jazz canario. Un edificio imponente de hormigón de estilo neo futurista situado al borde del Océano Atlántico.

El festival en Tenerife tuvo lugar los días 11 y 12 de octubre. Comienza con la invitación de la banda Cuarteto Federal, un grupo de artistas de renombre en el cada uno de los integrantes proviene de diferentes latitudes españolas. Una formación compuesta por el compostelano Xacobe Martínez Antelo al contrabajo, el anfitrión de la muestra de jazz canario kike Perdomo a los saxos, desde Cádiz Javier Galiana al piano y el catalán Guillem Arnedo, a la batería.  La invitación del cuarteto proveniente de diferentes comunidades es importante para el festival ya que supone un intercambio real, una apertura de puertas y una conexión entre cuatro de los puntos cardinales claves de jazz en España. Cuarteto Federal es un proyecto contundente, una alianza de jazz contemporáneo compuesta por músicos de dilatada experiencia, cada uno de los cuales es representante de la Federación de jazz de cada comunidad. La interpretación del cuarteto evidencia una compenetración excepcional, combinando tradiciones locales con un lenguaje jazzístico contemporáneo. El proyecto no solo resalta el talento individual de sus músicos, sino también su capacidad de trabajar como un todo, formando un verdadero símbolo de unidad dentro de la diversidad.

“Cuarteto Federal: un solo grupo compuesto por varias unidades descentralizadas. Un individuo está federado sí y solo si cada parte recibe a cambio de lo entregado algo proporcional y sí se entrega a la federación menos libertad de la que tiene el individuo. Cada individuo que acepta el pacto vive tan libre como quiere, y ese grado de libertad es superior a las obligaciones contratadas. Si no hay acuerdo no hay libertad”.

El disco que se presenta es Cuatro Puntos Cardinales, grabado en A Coruña en marzo de 2024 después de una semana de residencia artística en Galicia. Escuchamos temas contemporáneos como Vino Frito compuesto por kike Perdomo. Jota Federal, 4 Puntos Cardinais, tema que da título al disco, compuestos por Xacobe Martínez, la Habanera Federal de Guillem Arnedo, Oh Babel Oh, y como Congo Jake, temas contemporáneo y abiertos compuestos por Galiana con la interpretación lírica que le caracteriza, No lo sé, un pasadoble de ritmo vivo tocado en dos por cuatro compuesto por Javier Galiana, para acabar a ritmo de swing con la pieza Porto de Mar.

La segunda jornada comienza con Jazz & Dance Cuarteto. Un enérgico proyecto de música de baile y swing apoyado en dos de los mejores bailarines canarios, Raquel Lucille y Jep Meléndez (danza contemporánea, tap, etc). Una nueva propuesta dancística del festival que aúna el estilo más contemporáneo con el mas tradicional. Los bailarines son los protagonistas del proyecto junto a músicos como Fernando Angulo a la batería, Manuel Hernández al bajo y una sección de metales entre los que están Cristopher Pérez al saxo. El repertorio, diseñado cuidadosamente, consistió en una relectura de clásicos y composiciones originales que conectan las raíces del swing con las expresiones más contemporáneas. Los músicos y bailarines trabajaron en perfecta sintonía para crear un espectáculo en el que música y danza se fundieron en una simbiosis única, resaltando la fluidez y la conexión entre ambas disciplinas.

Para pasar a la entrega de los Premios Archipiélago de Jazz Canario, premios que reconocen el nuevo talento insular de los mejores proyectos e intérpretes del año. Recibe el Premio Mejor Solista, la saxofonista natural de Gran Canaria, Alba Gil Aceytuno. Premio de Mejor Compositor al guitarrista de la isla de La Palma, Christian Cabrera. Premio Músico Emergente al saxofonista tenor natural de Lanzarore y residente en Barcelona, Cristopher Pérez.

La noche se llenó de energía y frescura con el concierto del joven guitarrista, premiado como Mejor Compositor, Christian Cabrera, presenta el álbum Ethereal Vibes, su primer proyecto como compositor. Cabrera compartió el escenario a quinteto con Dani González a la batería, Pablo Diaz Ramos, en el piano y teclados, Alba Gil Aceytuno, a los saxos, Ana Ayala Vidaurrázaga, flauta y voz. Con un estilo personal, el líder construye todos los temas entrelazando lo urbano y lo vanguardista. La filosofía de Cabrera está basada en la asimetría rítmica y la ruptura de los patrones rítmicos tradicionales.

Abrazado a la filosofía de incidir en el ritmo mi proyecto está construido sobre y a partir del canto. Todo tiene que ver con el ritmo. Es asimétrico. Trato de romper el patrón simétrico rítmico”. Nos cuenta Christian Cabrera.

La siguiente parada del Showroom Canario es en el mítico club de jazz en Madrid, Café El Despertar. El cuarteto, liderado por el baterista canario Daniel González Quartet con kike Perdomo a los saxos, el guitarrista estadounidense Sean Clapis, Luciano González al bajo eléctrico y Daniel González a la bateríaEsta formación es fruto de la admiración mutua y la pasión creativa. El repertorio estuvo compuesto por composiciones originales del cuarteto y algún arreglo de estándar, cada uno impregnado de un carácter fresco e innovador con momentos de improvisación.

By Begoña Villalobos

Enero 09, 2025

Festa do Jazz (Lisboa, 2024)

Festa do Jazz (Lisboa, 2024)

FESTA DO JAZZ

Lisboa, 2024

19

Diciembre, 2024

Texto: Begoña Villalobos

Fotos: Fábio Teixeira

 

 

 

 

 

 

 

 

Con una programación variada y proporcionada tanto en la propuesta internacional como en lo nacional portugués, el Centro Cultural de Belém CCB, de arquitectura moderna de estilo cúbico situado frente al Monasterio de los Jerónimos, es el espacio elegido para acoger la edición 2024 del festival Festa do Jazz en Lisboa. Un festival que se celebra desde 2003.

 

En esta edición la programación está comisariada por la compositora y cantante Mariana Dionísio y por el acordeonista e improvisador João Barradas. El festival comienza con el grupo SARÃB, liderado por la enérgica, visceral y emotiva cantante sirio-francesa Climène Zarkan junto a Baptiste Ferrandis a la guitarra, Robinson Khoury al trombón, Paul Berne en la batería, Thibault Gomez al teclado y Timothée Robert al bajo. Una fusión de rock con resonancias árabes cargada de fuerza reivindicativa. La voz de Zarkan, amplificada en ocasiones por un megáfono evoca la llamada a la oración y conecta la tradición con la protesta, creando un puente entre culturas. Seguimos con el trío de enfoque en la improvisación libre Sonic Tender, formado por Guilherme Aguiar al piano acústico, João Carreiro a la guitarra eléctrica y João Valinho a la batería. Registrado por Robalo Music en el álbum debut del trío, Odd Objects. Es un trabajo de exploración sonora abstracta y minimalista donde el sonido se convierte en un territorio de constante descubrimiento. Es un proyecto intrigante y denso de estructuras complejas en las que no existe diálogo entre el trío, privando al oyente de cualquier sensación narrativa o punto de anclaje. Alejado de los convencionalismos, escuchamos el proyecto contemporáneo a dúo formado por la pianista portuguesa Joana Sá con la utilización de técnicas extendidas y manipulación de cuerdas al piano (rasgueos, punteos que evocan guitarras) y, sonidos electrónicos, campanas y otros matices percutivos enriquecedores. A dúo con el impactante dominio vocal de la griega Savina Yannatou, que transita entre el lirismo operístico y el riesgo experimental. La cantidad de efectos vocales genera un abanico multi vocal que oscila entre lo sublime y delicado con lo inesperado, e imprime un carácter de dramatismo, tensión y teatralidad. Su trabajo está registrado en Ways of Notseeing bajo el sello Clean Feed. Paralelamente y ubicado en el Antiguo Picadero Real del Museo Nacional Dos Coches tiene lugar el Encuentro Nacional de Escuelas, un fresco panorama de la música jazz, con un concurso único y la entrega de premios anuales. Seguimos en el CCB con el trío escandinavo liderado por la pianista y compositora noruega Liv Andrea Hauge que ha conquistado al público con Ville Blomster, su álbum debut. Este proyecto combina el lirismo y la belleza de melodías rítmicas y composiciones melancólicas con piezas enérgicas, creando un balance cautivador. Acompañada por Georgia Wartel Collins al contrabajo y August Glännestrand en la batería. Festa do Jazz presenta el estreno del dúo formado por Andy Sheppard y Aaron Parks, dos artistas de renombre con registros en ECM y Blue Note. Sheppard, uno de los saxofonistas más destacados de Europa, y Parks, aclamado pianista y compositor crean un diálogo musical lleno de lirismo y profundidad. Sus composiciones con un equilibrio entre la melodía y la improvisación son una experiencia sonora íntima y sofisticada de jazz contemporáneo. La banda Jazzopa combina soul, hip-hop y rap de ritmos irresistiblemente bailables. Destaca Iuri Oliveira en la percusión, Razy como cantante y bajista, Nitry con sus potentes rapeos y palabras habladas, y Mariana Bonito acompañadas por la sólida batería de Fillipe Padrão, Francisco Bettencourt al saxofón, André Silvestre en la trompeta y Goncalo Diogo Morais a la guitarra. Una fusión de energía vibrante. Uno de los platos fuertes de la noche fue Wajdi Riahi Trio  recientemente registrado por la discográfica española Fresh Soun Records con el nombre de Essia. Una propuesta brillante del vocalista y pianista belga-tunecino, música escrita e improvisada de raíces tunecinas. El trío se forma en Bruselas en 2020 junto al contrabajista Basile Rahola y Pierre Hurty a la batería. Escuchamos motivos repetidos e hipnóticos a modo de trance que desembocan en narrativas improvisadas de gran interés. Ritmos complejos de sorprendente musicalidad y contrastes bien conducidos, el canto y el silbido acompañan varias piezas y añaden mayor profundidad tímbrica. La entrega de los premios de Festa do Jazz 2024 corresponde al saxofonista José Soares, distinguido como Artista del Año. Vera de Morais como Artista Revelación y el premio al Mérito a María Joao. En la categoría Grupo del Año el premiado es el trio MOVE con José Valinho, Yedo Gibson y Felipe Zenícola. Uno de los puntos culminantes del festival fue el proyecto Reperio del vibrafonista, improvisador y compositor portugués emergente Duarte Ventura en una apuesta por añadir nuevas capas de sonido al incorporar las voces de Joana Raquel y Marta Rodrigues, y el violonchelo de Adèle Viret , junto a un destacado Iúri Oliveira a la percusión. Esta ampliación de quinteto a noneto añade capas y texturas que enriquecen la composiciones y arreglos de Duarte y mantienen una coherencia estética, temática y un compromiso con la exploración de nuevas ideas y sonidos en la música contemporánea. Con Miguel Valente al saxofón alto, Clara Saleiro a la flauta, Miguel Meirinhos al piano, Zé Almeida al contrabajo, y Luís Possollo a la batería. Como final de fiesta, escuchamos el Ensemble Festa do Jazz, dirigido por João Mortágua al saxo alto, que reunió a destacados músicos de su generación con una fuerte relación con la improvisación. Integrantes y nombres como Bernardo Tinoco al saxofón (líder del trío GARFO, Grupo Revelación del Año 2021), José Diogo Martins al piano, Francisco Brito al contrabajo, y João Lopes Pereira a la batería, miembro fundador de la editorial, promotora y colectivo portugués Robalo Music. Todos ellos figuras centrales de la vibrante escena portuguesa e internacional.

Written by Begoña Villalobos

Diciembre 18, 2024

Álvaro Torres Quartet – Live in Barcelona (Fresh Sound New Talent)

Álvaro Torres Quartet – Live in Barcelona (Fresh Sound New Talent)

ÁLVARO TORRES QUARTET

Live in Barcelona

06

Diciembre, 2024

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Hal Masonberg & Fernando Tribiño

Álvaro Torres (piano), Tony Malaby (saxofón tenor), Masa Kamaguchi (contrabajo) y Kresten Osgood (batería).

Jamboree (Barcelona), 23 de agosto de 2024

Fresh Sound New Talent (2024)

 

LO LOCAL SIN FRONTERAS

Los sueños son como el horizonte. Están ahí para andar hacia ellos. Perseguirlos es el sino del inconformista, aquel para quien el mundo siempre está a un paso de convertirse en algo mejor, más digno y, de paso, cercano al propósito al que aspira el legado del libertario, que no es otro que dejar una pequeña huella de sus pasos por el mundo. La consecución de las aspiraciones de cada cual tiene mucho que ver con el empeño que se le ponga al asunto. Y Álvaro Torres (Madrid, 1993) le ha puesto mucho al suyo, que no era otro que reunirse en un escenario con tres de sus músicos soñados, Tony Malaby, Kresten Osgood y Masa Kamaguchi, tres grandes, digámoslo todo. Huelga señalar los logros personales de cada uno de ellos, pero no habrá que dejar de advertir que los escogidos por Torres para montar su efímero Quartet —cinco conciertos concentrados en agosto de 2023, uno de ellos configura este Live in Barcelona— ya forman parte en vida del panteón que acoge a los mejores entre los excelsos.

Que sea la batería danesa del veterano Kresten Osgood la que abra el set ya es toda una declaración de intenciones, con los tom, las cajas y el bombo haciéndolos bajar a tierra tras un minuto de reloj y empezar a volar con la rítmica del plato hasta que entra el grupo a marcar el camino a seguir, muy cerca de la sensibilidad de Malaby y con la sombra de las construcciones del infravalorado Chris Cheek planeando en “The Good Life”, un tema que viene del anterior largo Heart Is The Most Important Ingredient (Sunnyside, 2022) y se retoma en Iris (Sunnyside, 2024), en el que la escritura del líder genera un optimismo controlado —el coro cuenta una cosa, mientras el desarrollo se aferra más a la realidad sin caer en el cinismo— y donde tienen cabida todas las estrategias sónicas que hacen tan singular el cuarteto. En “Siresimi” siguen bebiendo de las procelosas aguas que brotan de ese manantial inagotable que es el legado de Ornette Coleman, más moderno que nunca, lo mismo que el toque monkiano que trae consigo el piano de Torres, siempre envuelto por la rítmica de Masa Kamaguchi (eficiente e impecable cuando se trata de vestir proyectos indelebles), que se convierte en protagonista en los diez minutos siguientes. “Calabosito” son esos diez minutos, una pieza que improvisa sobre el folclore español (inevitable pensar en Chano Domínguez) y, en particular, con la mirada puesta en algunos cantaores que le son queridos a Torres, quien ha querido rendirles homenaje en esta composición, plena de hondura y tronío como los cantes que la propician. Es otra forma de hacer justicia a sus raíces, sin caer jamás en estúpidos provincianismos que nada aportan y pudieran llegar a sonrojar en el futuro.

Otro modo de reconciliación con el devenir de su aprendizaje lo representa “Echoes”, concomitante con una forma de aproximarse al mundo de la música clásica desde el entorno jazzístico más elegante e impresionista. Sabido es que a los maestros hay que hacerlos bajar del pedestal en el que a menudo suelen auparlos los alumnos aventajados que vieron en ellos un espejo en el que proyectar sus esperanzas, de igual modo que lo hicieron los docentes que tuvieron el poder de prospección para imaginar a sus discípulos en el mejor de los escenarios. Eso fue para Brad Mehldau la figura de Loren Schoenberg y eso mismo ha sido para Álvaro Torres el acompañamiento de su profesora de tantos años Fe del Campo, a quien le dedica el corte. Otros diez minutos en los que el grupo rueda al unísono, bien engrasado para llevar tan pocos conciertos juntos. Tony Malaby, de quien ya sabíamos las dotes melódicas que gastaba —Tamarindo (2007) y Paloma Recio (2009) son momentos de inflexión a este respecto—, hace lo que mejor sabe hacer: lograr que los sobretonos que extrae de su saxo se conviertan en baladas de alto calibre, en las que la intensidad es directamente proporcional a su capacidad inventiva, tanto en las llaves altas como en las bajas. Recupera el legado del primer cuarteto, el que contaba con los brillos de Bill McHenry.

Como el concierto avanzaba de diez en diez, “You Dig?” es la muestra de que cabe mucha música en el cuarteto que lidera Torres, actualmente profesor del Brooklyn Conservatory of Music. Aquí es la improvisación más natural la que se abre paso, haciendo de la pieza un artilugio para que los músicos dejen constancia de su comprensión de la tradición que los ampara y para jugar al corre-que-te-pillo telepático con una sonrisa traviesa escapándoseles a cada uno de ellos. Si quienes asistieron al concierto en el Jamboree barcelonés aquel 25 de agosto, auspiciado por el Festival Mas i Mas, se lo pasaron la mitad de bien de lo que se le intuye al Quartet ya pudieron dar por amortizada la entrada. La composición ya aparecía en formato trío en Iris, como guiño al contrabajista John Hébert, para fundamental del disco que el madrileño ha editado este mismo 2024 con Sunnyside. Como colofón quedaba “Lullaby”, una enorme canción de cuna en la que lo emocional no es óbice para que la fiereza contenida del cuarteto no deje su impronta. Un grupo que con estas credenciales es deseable que tenga continuidad. Lo que ya es imparable es la carrera de Álvaro Torres, toda una sorpresa fraguada a fuego lento de alcance global, como su formación y sus aventuras. Por mucho que lo universal sea lo local sin fronteras, no viene mal alimentarse de nuevos horizontes y osadías a la menor ocasión.

Written by Enrique Turpin

Diciembre 06, 2024

59º Jazzaldia Festival

59º Jazzaldia Festival

59º JAZZALDIA FESTIVAL

04

Octubre, 2024

La 59º edición de Jazzaldia en Donostia trajo consigo un sinnúmero de momentos memorables. La semana del 23 al 28 de julio la capital donostiarra volvió a cumplir con uno de sus mayores objetivos, cuidar la cultura de la música en vivo, atendiendo a un gran espectro de sensibilidades musicales, haciendo el equilibrio adecuado para impulsar el jazz como género de reclamo, alimento de otros paradigmas musicales a los que sobrevuela y que actualmente están en auge, aunque, de una manera u otra, rindiendo pleitesía al ensamblaje artesanal con el que el jazz se erige, género que subyace en la mayoría de las producciones actuales.

Uno de los platos fuertes de esta nueva edición de Jazzaldia fue sin duda los seis proyectos presentados por el carismático Jhon Zorn, que, valiéndose de una residencia ofrecida por el festival pudo traer al escenario a músicos consolidados y reconocidos en nuestras tierras y que son, además, imprescindibles en la composición grupal de Zorn, músico excéntrico donde los haya, pero genial a partes iguales. Su periplo dio inicio el miércoles 26, en el auditorio Kursaal con dos propuestas: Teresa de Ávila y Suite For Piano.

Teresa de Ávila es una obra conceptual de John Zorn inspirada en la vida y las visiones de la santa española. La actuación fue un encuentro trascendental entre la espiritualidad y la música contemporánea, uniendo a dos de los más virtuosos guitarristas del mundo: Julian Lage y Gyan Riley.

El escenario del auditorio, iluminado suavemente por tonos dorados y azules, reflejaba el aura de misticismo que impregna las composiciones de Zorn. Sin embargo, fue la música en sí la que transportó a la audiencia a un plano espiritual superior. Lage y Riley, con una conexión casi telepática, crearon un tejido sonoro tan delicado como intrincado. Las melodías, inicialmente suaves y casi susurradas, fueron creciendo en complejidad y dinamismo, como si los guitarristas estuvieran dando voz a las visiones extáticas de la Santa.

El repertorio, que en esta ocasión incluyó composiciones inspiradas en la inquietante novela A High Wind in Jamaica de Richard Hughes, se caracterizó por su atmósfera enigmática y siniestra. Las guitarras, a veces resonando con acordes plenos y otras con punteos inquietantes, tejieron historias de inocencia perdida y peligro latente.

Suite for Piano fue un viaje introspectivo y complejo, que entrelazó la tradición de la música clásica con las innovaciones del jazz contemporáneo. La pieza, interpretada por un trío excepcional compuesto por Brian Marsella al piano, Jorge Roeder en el bajo y Ches Smith en la batería, dejó constancia nuevamente de la versatilidad compositiva del prolífico saxofonista.

Desde los primeros compases, quedó claro que esta suite no era una simple reinterpretación de estilos pasados, sino una evolución natural de la tradición clásica. Zorn, inspirado en las Variaciones Goldberg de Bach y en la música para piano de Schoenberg, construyó una pieza que respetando el rigor formal de la música clásica la impulsa hacia nuevos territorios de expresión. Brian Marsella, es un pianista conocido por su dinamismo y profundidad, fue el protagonista indiscutible de la noche. Su interpretación fue precisa y apasionada, con una técnica impecable que permitió explorar las capas de complejidad en la composición de Zorn. Marsella, quien posee una formación única que abarca tanto el jazz como la música clásica, logró transmitir la esencia de la obra, equilibrando la claridad melódica con momentos de profunda disonancia y tensión. Jorge Roeder al contrabajo y Ches Smith a la batería complementaron a Marsella con una sinergia impresionante. Roeder, con su toque suave pero seguro, añadió una dimensión armónica y rítmica sosteniendo las intrincadas líneas del piano, mientras que Smith, con su estilo percusivo dinámico, aportó una energía que variaba entre lo sutil y lo explosivo, subrayando los contrastes dramáticos en la música. La obra fue una meditación sobre la estructura y el caos, lo previsible y lo inesperado. Las transiciones entre los movimientos fueron fluidas pero sorprendentes, manteniendo un estado de tensión constante. La habilidad del trío fue testimonio de la visión innovadora de Zorn.

Al día siguiente Zorn siguió su serie de conciertos en el mismo escenario. Esta vez las obras fueron Incerto y Simulacrum. Incerto, es uno de los proyectos más recientes de John Zorn que reunió a Julian Lage a la guitarra, Brian Marsella al piano, Jorge Roeder al bajo y Ches Smith a la batería. Dejaron claro que Incerto no es un proyecto para los débiles de corazón. La música, caracterizada por cambios de compás vertiginosos, melodías atonales y armonías poco convencionales, fue una verdadera prueba de la destreza técnica y la capacidad de improvisación de los músicos. Julian Lage, con su guitarra, creó paisajes sonoros que fluctuaban entre la delicadeza y la abrasividad, mientras que Brian Marsella aportó su singular visión del piano, mezclando líneas melódicas complejas con momentos de improvisación. Jorge Roeder y Ches Smith proporcionaron una base rítmica que oscilaba entre lo frenético y lo introspectivo, permitiendo que Lage y Marsella exploraran las composiciones de Zorn con total libertad. La química entre los cuatro era palpable, cada uno alimentando la energía del otro en una danza musical que fue tanto intuitiva como meticulosamente ejecutada. Incerto encapsuló la esencia del jazz moderno: una mezcla de tradición y experimentación, donde las reglas están hechas para ser dobladas y desafiadas. Zorn, a través de las composiciones y la dirección musical, permitió a estos virtuosos músicos mostrar lo mejor de su arte.

Simulacrum, el tercer proyecto del neoyorquino se hizo a trío, agrupación compuesta por John Medeski al órgano, Matt Hollenberg a la guitarra y Kenny Grohowski a la batería. Una propuesta en la que el jazz, el metal, el punk y la improvisación se mezclaron en una explosión de energía y virtuosismo. Simulacrum es una de las facetas más radicales de Zorn, un proyecto que rompe las barreras entre géneros y desafía a los músicos a explorar los límites de sus habilidades. Medeski, con su órgano, desplegó un torrente de sonidos que fueron desde lo ceremonial hasta lo infernal, creando una base sonora tan densa como hipnótica. Matt Hollenberg,  añadió una capa de agresividad y complejidad. Los riffs, cortados por el metal más duro, se entrelazaban con líneas melódicas caóticas y con los solos abrasadores que electrizaban el ambiente. Kenny Grohowski, a la batería, fue la fuerza propulsora que mantuvo todo unido, combinando la precisión del jazz con la brutalidad del metal y su capacidad para alternar ritmos complejos con patrones explosivos. Las composiciones, fieles al estilo de Zorn, presentaban abruptos cambios de tempo y dinámica, llevando al público de pasajes melódicos oscuros y ominosos a explosiones sonoras que desafiaban la lógica.

 La tercera jornada de Zorn en Donostia se llevó a cabo en la mítica plaza Trinidad. El segundo de los conciertos se anunciaba con gran expectación al ser el único en el que el mismo Zorn actuó como músico. Para cerrar esta serie de conciertos se eligieron los proyectos Chaos Magick y New Masada Quartet.

Chaos Magick, es una de las últimas exploraciones de John Zorn, contó con la presencia de John Medeski al órgano, Brian Marsella al piano eléctrico, Matt Hollenberg a la guitarra y Kenny Grohowski a la batería. El cuarteto se sumergió en una interpretación poderosa y provocadora, inspirada en las corrientes esotéricas del caos mágico.

Zorn dirigió la experiencia desde el trasfondo conceptual, construyó un setlist sin respiro, llevando a los músicos a explorar territorios sonoros donde las fronteras entre géneros se disolvían por completo. Medeski, guio la atmósfera del concierto con pasajes que oscilaban entre lo místico y lo explosivo, mientras que Marsella añadía texturas que desafiaban lo convencional, fusionando armonías disonantes con ritmos fragmentados.

Matt Hollenberg, fue un catalizador de la intensidad del concierto. Sus riffs abrasivos y los solos incendiarios crearon una tensión constante, llevando la música a un punto de ruptura para devolverla, retorcida y transformada, al núcleo melódico propuesto por Medeski y Marsella. Kenny Grohowski, por su parte, fue un motor imparable a la batería, creando un caos rítmico que, sin embargo, estaba intrincadamente alineado con la visión de Zorn, aportando una energía que variaba entre el jazz más libre y el metal más agresivo.

El concepto de Chaos Magick se manifestó no solo en la música, sino en la misma estructura del concierto. Las composiciones, con sus abruptos cambios de dirección y su mezcla de influencias, reflejaron la idea central del caos mágico: un sistema donde la verdad es maleable y donde todo es posible. La interacción entre los músicos fue tan libre como calculada, sugiriendo que, aunque el caos reinaba, había una lógica interna que dirigía cada nota y cada pausa.

New Masada Quartet, una de las formaciones más esperadas del Festival Jazzaldia 2024, cerró el evento con una actuación que fue tan vibrante como emocionalmente cargada. El cuarteto, liderado por el mismo John Zorn al saxo, e integrado por Julian Lage a la guitarra, Jorge Roeder al bajo y Kenny Wollesen a la batería, ofreció una interpretación que fusionó el espíritu del jazz con la intensidad y la improvisación características del universo musical de Zorn.

Desde el primer momento en que Zorn, con su característica energía y precisión, llevó el saxofón a sus labios, quedó claro que este concierto sería una mezcla de virtuosismo técnico y pulsión sonora desbordante. El New Masada Quartet, es una reencarnación moderna de uno de los proyectos más emblemáticos de Zorn. El compositor trajo a la vida las composiciones de la serie Masada con una frescura y una fuerza renovadas.

Julian Lage, mostró una destreza inigualable, manejando la guitarra con una fluidez que parecía casi sobrenatural. Sus solos, a menudo inesperados y siempre ingeniosos, fueron una conversación constante con el saxo de Zorn. Jorge Roeder y Kenny Wollesen, al bajo y a la batería respectivamente, formaron una sección rítmica que no solo sostenía el peso de las composiciones, sino que también añadió capas de complejidad y emoción. Roeder, con su bajo firme y melódico, ofreció una base sólida que permitió a Lage y a Zorn explorar los límites sonoros de cada pieza. Wollesen, como colaborador cercano de Zorn durante décadas, aportó una sensibilidad rítmica que va desde lo más sutil hasta lo más explosivo, complementando y elevando la música en todo momento.

El repertorio de la noche abarcó varias piezas de la serie Masada, cada una interpretada con una intensidad que reflejó tanto la profunda conexión entre los músicos como el compromiso de Zorn con su legado musical. La estructura de las composiciones, con sus ritmos judíos tradicionales fusionados con el jazz contemporáneo, creó un ambiente que era a la vez místico y eufórico.

Zorn, que siempre ha sido un maestro en desdibujar las líneas entre el pasado y el presente, logró con estos seis proyectos presentados en Jazzaldia, una vez más, conectar con la audiencia en profundidad, ofreciendo un manantial desbordante de creatividad y haciendo un homenaje, no solamente al jazz sino también un merecido tributo a su propia carrera.

Otra de las intervenciones más sonadas en la 59 edición de Jazzaldia de este año fue el merecido homenaje que el festival dedicó a William Parker, con el premio Donostiako Jazzaldia. Para rendir homenaje a esta figura tan destacada del free jazz, se llevaron a cabo tres conciertos en tres formatos y espacios diferentes.

En el museo de San Telmo, acompañado por la pianista japonesa Eri Yamamoto, Parker inicio el primero de los tres conciertos de esta edición del festival. La delicadeza melódica y la química entre Parker y Yamamoto fue la protagonista de este primer e íntimo concierto a dúo. El ambiente del Museo de San Telmo, con su arquitectura histórica y su atmósfera reverencial, proporcionó el entorno perfecto para este concierto. La acústica del espacio permitió que cada nota resonara con claridad facilitando el diálogo entre los músicos. Parker, con su imponente presencia y su dominio absoluto del contrabajo, impuso un tono de introspección que definiría la dinámica concierto.

Eri Yamamoto, por su parte, se sumó al diálogo musical con una sutileza y una sensibilidad exquisita. Su estilo al piano es una mezcla de lirismo con una capacidad innata para explorar las posibilidades armónicas más allá de lo convencional. Las melodías fueron de una belleza etérea, a veces melancólica, a veces esperanzadora, pero siempre profunda. Parker apartó del contrabajo para tocar el txistu, una flauta tradicional vasca. Este gesto fue un guiño a la herencia cultural de la tierra que le acogía añadiendo una dimensión espiritual a la actuación. El sonido del txistui, suave y melódico, se entrelazó con el piano de Yamamoto en una danza sónica que transportó al público a un estado de contemplación y serenidad.

Con el mismo ímpetu Parker volvió a los escenarios de Jazzaldia el 27 de julio, esta vez con Rob Brown al saxo alto, nuevamente Eri Yamamoto al piano y Ikuo Takeuchi a la batería, esta vez se lanzó con el alboka, un instrumento de viento típico de la zona norte del País Vasco, nada mal para ser un instrumento de reciente adjudicación. Parker asumió el rol de líder, pero lo hizo con la generosidad que lo caracteriza, permitiendo que cada músico tuviera su espacio para brillar. La química entre los integrantes del cuarteto fue evidente desde los primeros acordes. Parker y Yamamoto, quienes ya habían compartido escenario dos días antes, mostraron una conexión aún más profunda, mientras que la incorporación de Rob Brown y Ikuo Takeuchi añadió nuevas capas de complejidad y dinamismo a la música.

El concierto, free jazz en su máxima expresión, arrancó con una pieza que destacó de inmediato la interacción entre Parker y Brown. El saxo alto de Brown se lanzó a un vuelo melódico lleno de intensidad y emoción, explorando sus posibilidades instrumentales con una mezcla de lirismo y agresividad controlada. Parker respondió con líneas de contrabajo que anclaban la improvisación, creando un contraste que mantenía en suspense ciertas alusiones a las músicas orientales, principalmente cuando hacía uso de su arco.

Eri Yamamoto, al piano, aportó una sensibilidad y un lirismo que complementaron a la perfección la fuerza expresiva de Brown y Parker. Sus acordes, que recaían en la melodía, añadieron profundidad y riqueza armónica a las piezas. Yamamoto mostró una vez más su capacidad para moverse entre la delicadeza y la intensidad, haciendo que cada nota pareciera surgir de un lugar de profunda introspección. Ikuo Takeuchi, a la batería, fue el motor rítmico del cuarteto combinando la precisión con una libertad casi anárquica. Sus ritmos, a veces complejos y otras veces sutilmente marcados, fueron el telón de fondo perfecto para las improvisaciones del grupo.

Uno de los momentos más destacados de la noche fueron los momentos en los que los cuatro músicos improvisaron libremente, dejando que la música fluyera sin restricciones. Un ejemplo brillante de la filosofía del free jazz: una exploración colectiva donde la comunicación entre los músicos es tan importante como la técnica.

John ScofieldDave Holland Duo, fue el encuentro entre dos titanes del jazz contemporáneo, John Scofield a la guitarra y Dave Holland al bajo en una noche marcada por la maestría y la complicidad. Estos dos gigantes ofrecieron un concierto que fue una clase magistral de interacción musical y virtuosismo en la plaza de la Trinidad. Los dos músicos demostraron cómo la simplicidad aparente de un dúo puede dar lugar a una experiencia musical rica y compleja. Con décadas de experiencia a sus espaldas y un historial de colaboraciones que abarca lo mejor del jazz, la química entre ellos fue palpable. Scofield, conocido por su estilo único que fusiona el jazz con el blues, el funk y el rock, mostró una vez más por qué es considerado uno de los guitarristas más influyentes de su generación. Su toque, a la vez relajado y preciso, se movía con facilidad entre líneas melódicas sinuosas y las explosiones de acordes.

Dave Holland, por su parte, maestro del contrabajo, en este concierto demostró una vez más su habilidad para crear una base rítmica y armónica a la vez sólida y flexible. Con un sonido profundo y resonante, Holland mantuvo el pulso del concierto, interactuando con Scofield en un diálogo musical que fue tan fluido como estimulante. Su capacidad para explorar las posibilidades melódicas y rítmicas del contrabajo, manteniendo al mismo tiempo una conexión constante con la guitarra de Scofield, fue una de las grandes joyas de la noche.

El repertorio incluyó tanto composiciones originales como reinterpretaciones de estándares del jazz, todas ellas interpretadas con una frescura y una libertad que solo músicos de la talla de Scofield y Holland pueden lograr.

Chris Potter ofreció uno de los conciertos más esperados del festival en la icónica Plaza de la Trinidad en la que presentó su último álbum Eagle’s Point (Edition Records 2024), acompañado por los músicos más cotizados y demandados en el panorama del jazz actual: el pianista Brad Mehldau, el bajista John Patitucci y el baterista Johnathan Blake. El cuarteto llevó al público a un viaje musical lleno de interacción y creatividad en el que destacó, sobre todo, la finísima ecualización del talento y del poderío instrumental de cada uno de los músicos.

El concierto, que agotó todas las entradas, comenzó con Dream of Home, donde los suaves acordes de Mehldau se combinaron con el sonido cálido y carismático del saxofón de Potter. A lo largo de la velada, los músicos exploraron composiciones llenas de complejidad, como Cloud Message y Indigo Ildikó, destacando por su maestría técnica y la más que fluida conversación musical.

Donostia, durante las jornadas del festival, fue testigo también eventos electrizantes, uno de ellos sin duda fue el ofrecido por Marco Mezquida, que presentó su proyecto Tornado título que da nombre a su último disco. En una noche cargada de energía y emoción, Mezquida, junto a su trío, Masa Kamaguchi al contrabajo y Ramon Prats a la batería, demostró por qué es uno de los músicos más innovadores y versátiles de la escena actual. Tornado es un nombre que hace justicia al proyecto: una tormenta sonora que arrasa con todo a su paso, combinando el virtuosismo técnico con una creatividad desbordante. No es un proyecto que se conforma con seguir las reglas del jazz convencional. Mezquida y su trío, mostró una compenetración casi telepática de fluidez asombrosa.

Con un control absoluto sobre el ritmo y la dinámica, el músico menorquín alternó entre pasajes de una intensidad casi violenta y momentos de calma serena, creando un contraste que atrapó a la audiencia. Su habilidad para extraer del piano una paleta de sonidos tan amplia, desde susurros delicados hasta rugidos potentes. El repertorio de la noche incluyó composiciones originales que reflejaban la esencia de Tornado: una mezcla de lo impredecible y lo profundamente emocional.

Para continuar en la plaza de la Trinidad con Gregory Porter, acompañado por Chip Crawford al piano, Emanuel Harrold a la batería, Tivon Pennicott al saxo, Jahmal Nichols al bajo y Ondrej Pivec en el Hammond. Porter demostró que es uno de los grandes crooners del panorama contemporáneo, con un concierto que combinó elegancia, emotividad y un groove irresistible. Abriendo con una interpretación cálida y poderosa, su voz barítona envolvió la plaza, creando una conexión instantánea. La banda que acompañó a Porter fue más que un simple respaldo; cada músico aportó su propio brillo al conjunto. Chip Crawford, en el piano, demostró una sensibilidad excepcional, tejiendo líneas melódicas que complementaban la voz de Porter con un toque elegante y refinado. Emanuel Harrold, en la batería, añadió un pulso rítmico que, sin ser invasivo, mantuvo un groove constante y profundo, mientras que Tivon Pennicott, con su saxo, ofreció solos que añadían una dimensión extra de emotividad a las interpretaciones. Jahmal Nichols, al bajo, proporcionó una base sólida y rica, permitiendo a Porter y a los demás músicos explorar matices y dinámicas con libertad. Ondrej Pivec, al Hammond, añadió ese toque de soul y góspel que caracteriza gran parte del repertorio de Porter. El repertorio de la noche incluyó tanto clásicos del jazz como composiciones originales de Porter. Canciones como If love is Overrated y Holdin On fueron recibidas con entusiasmo, mientras que temas como Take Me to the Alley y Quizás, Quizás se convirtieron en momentos de comunión entre Porter y sus seguidores, quienes no pudieron evitar cantar junto a él.

El cierre del concierto fue un reflejo perfecto de lo que había sido toda la actuación: una mezcla de poder vocal, interpretación instrumental de alto nivel y una conexión genuina con la audiencia. No es de extrañar que esta sea ya la quinta vez que el cantante pisa los escenarios de Jazzaldia, como tampoco parece que será la última.

El domingo 28, como cierre de festival, William Parker ofreció el último concierto, esta vez en el teatro Reina Victoria. En esta ocasión optó por el formato a trío, descartando el saxo de Rob Brown con el que había contado el día anterior. En este tercer concierto toco el shakuhachi, un instrumento de viento típico de japón en una clara alusión a los músicos que lo acompañaban.

En este último concierto Parker recibió su anunciado premio- homenaje de las manos de Miguel Martín, el director del festival, que indicaba de manera explícita que William Parker es un titán de la música de vanguardia. El concierto fue algo más comedido en cuanto a la experimentación, las disonancias y el contrapunto que tanto caracterizan a Parker y que tantos quebraderos de cabeza suponen para los menos duchos en esto del freejazz.

William Parker a sus 72 años, ayudado por un bastón al caminar, no escatimó en palabras para dar las gracias por la escucha y el sentido homenaje recibido por el público de Donostia.

Jazzaldia, una vez más, nos deja momentos que se van a quedar en la memoria. La programación de este año, casi inabarcable, ha ofrecido una variedad de propuestas, todas suculentas para los amantes del jazz que sin duda lo han disfrutado y no solo imaginado. El próximo año será imprescindible abonarse y alquilar tres o cuatro vidas para poder abarcar todo.

Written by Pedro Andrade / Begoña Villalobos

Octubre 04, 2024

Michel Camilo & Marco Mezquida Voll-Damm Jazz Festival Barcelona 2024

Michel Camilo & Marco Mezquida Voll-Damm Jazz Festival Barcelona 2024

Michel Camino & Marco Mezquida

55º Voll-Damm Jazz Festival de Barcelona 2024

25

Septiembre, 2024

Texto: Enrique Turpin

Fotos: Voll-Damm Jazz Festival

Michel Camino invita a Marco Mezquida. 55º Voll-Damm Jazz Festival de Barcelona

Palau de la Música, 07/11/2023

 

CONFLUENCIAS ASTRALES INÉDITAS

Ya lo decía Miguel Torga, uno de los grandes referentes de las letras portuguesas, pese a la amnesia de estos tiempos, cuando hablaba de que lo universal es lo particular sin fronteras. Por eso mismo no sorprende que en el encuentro inédito entre Michel Camino y Marco Mezquida —uno de los platos más nutritivos y sorprendentes del Festival— el balear se descolgara con la afirmación de que ambos “somos isleños y somos mundiales”. Habrá que afinar y decir que son universales no por isleños, sino porque les asiste el genio, que no es más que el talento cuando te atrapa trabajando, y trabajado, desde luego. República Dominicana y Menorca se daban cita para un concierto a dos pianos acústicos sin amplificación, si no se tiene en cuenta las cajas de resonancia de sus espíritus risueños y siempre maravillados cuando descubren la excelencia. Y aquí de eso sobraba esa noche en que los dos maestros se ponían frente a frente para honrar a un instrumento, a sus precursores y para dejar su huella personal a la posteridad.

Todo había empezado un año antes, cuando Mezquida asistió al concierto que Camilo ofrecía junto a su alma gemela Tomatito en el mismo marco del Festival barcelonés. Joan Antón Cararach, director musical del evento y fan irreductible de ambos músicos, hizo lo que hacen los entusiastas despiertos: propuso un hermanamiento de poéticas, a ver a dónde conduciría. Visto lo visto, la idea ahora se muestra necesaria y acertadísima. Sabíamos que Camilo era fuente de inspiración para Mezquida, que se espejea en los registros líricos del dominicano y en la idea orquestal del instrumento. Ahí había algo más que compatibilidad. No los hermanaba la genética de las hermanas Labèque, pero algo muy poderoso se instala en cada cual cuando lo que te conecta es una misma mirada al mundo. Tampoco se nos escapaba que Mezquida podía suponer despertar el asombro de Camilo, porque uno no puede cansarse de imaginar lo imposible a quien no se cansa de escuchar. Y Mezquida se hace insoslayable y necesario cuando se le conoce, cuando se le escucha pero, sobre todo, cuando se le ve en acción. Ahí también coinciden en genio y en estímulos a la afición ambos pianistas.

En el Palau de la Música hubo color, dinámicas, texturas, contrastes, musicalidad, algo así como un ser bifronte donde la parte equina del centauro correspondía al piano y los torsos a una mezcla imposible entre el lirismo de García Lorca y el volcanismo de Stravinski pasados por el tamiz de la Fania. Desde bien pronto se observó una confianza mutua y una intensidad para afrontar el reto comunicativo que hizo innecesarias las palabras: miradas de soslayo, gestos cómplices, mensajes oculares, braceos, codos y palmas elocuentes…Todo cupo esa noche para fijarla en la memoria y convertirla en un evento único, que era el deseo de los asistentes, los organizadores y ese par de estrellas galácticas isleñas incorporadas al cielo modernista del Palau.

Los dos Steinway de cola enfrentados hicieron las delicias de los músicos, que se descolgaron sin solución de continuidad con “Autumn Leaves”, “So What”, “Blue Rondo à la Turk”, “Song For My Father”, “Tropical Jam”, “Spain”, “Caribe”, “Joia” y mucho tumbao y no menos danzón y blues y mucha poesía y fuegos de artificio sin vacuidad. Puro juego y diversión. Entendimiento completo, muchas historias que contar y un par de bises con los que poner el colofón a una música sin fronteras. Hubo, desde luego, tratándose de Camilo y Mezquida, osadía, transitó por el filo, audacia para romper barreras y armas para salir airosos del empeño. Como ocurrió allá por 1997 cuando se fraguó el dúo Camilo-Tomatito, 2023 marca el paso para el turno de una nueva pareja universal, la que desde esa noche mágica en el escenario del Palau ya se muestra indisoluble, la formada por Michel Camilo y Marco Mezquida. Música para siempre. Música para el alma. Bastaron dos horas para el milagro, pero dos horas nunca son suficientes cuando la vida te sonríe. Somos insatisfechos perpetuos. Pero esta vez, con razón.

Written by Enrique Turpin

Septiembre 25, 2024

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