OS: En esa lista de colaboraciones que mencionas hay que incluir a Alejandra Fierro, que es a quien debo agradecer el haberme abierto las puertas en Barcelona a poder tocar, ya hace más de veinte años. El proyecto de Alejandra (Radio Gladys Palmera y la colección de vinilos), es vital para poder conocer el legado cultural de la región Caribe y de América Latina, y fundamental para poder comprender la conexión musical y cultural del Atlántico negro. Volviendo a tu pregunta, te respondo que es tan importante colaborar porque en la diversidad está el desarrollo. Crear es atreverse a ver qué hay al otro lado. Se trata de lo que cada uno podemos aportar, solo no es lo mismo, cada encuentro deja una huella diferente, ese es el enriquecimiento. Hemos de buscar la luz y dar lo mejor de nosotros. Crear, jugar, hacer música y cocinar con otros es lo que me interesa. Ser innovador es muy difícil, hay que intentar buscar la originalidad básicamente para tu propio crecimiento. Efectivamente, me paso la mayor parte del año girando, subido a escenarios, en aviones, en estudios de grabación, en festivales, en la carretera, en habitaciones de hotel y en aeropuertos. Tocar me pone en talla, me despierta los sentidos. Y moverme de un lugar a otro siempre es una
experiencia enriquecedora, que me da la oportunidad de conocer culturas y sabores diferentes, que luego se reflejan en mi proceso creativo. Voy buscando la manera de crear siempre con modestia, honestidad, autenticidad, raíz y libertad.
Respecto a proyectos actuales, te cuento que estos días estamos lanzando el disco SUBA en Francia, en UK, y en EUA. Es mi última aventura junto al maestro de kora Seckou Keita, un disco lleno de paz y de música para el alma pospandémica. Con Seckou ya trabajamos en Transparent Water, y este nuevo trabajo suena a segunda parte, en la que también colabora el percusionista venezolano Gustavo Ovalles.
Vengo recientemente de ponerle música a una película en Italia, algo que ya había hecho para una obra de Mía Couto que se llevó al cine y me encanta, se llama El último vuelo del flamenco. También estamos tramando algo con el bahíano Tiganá Santana2 que saldrá en Noviembre, y vuelvo a trabajar con Paolo Fresu grabando sonidos para el Progetto Food, en el restaurante Artegusto (en la Lombardía italiana), con la Chef Ambra y el caro Giovanni.
Tengo unos proyectos en el tintero pendientes de que vean la luz con Los Gaiteros de San Jacinto en Colombia, otro con la peruana Susana Baca, con el son jarocho de México y con stambelis de Túnez, que en algún momento florecerán. Aunque ultimamente a lo que le he puesto más energía es a un disco en solitario para este año que llamaré Sendas, y un posible proyecto con Oum en el que también participaría Kamilya Jubran. Si me preguntas por mis sueños te digo que me gustaría trabajar con Wole Soyinka con quien coincidí recientemente en La Milanesiana, en un encuentro entre música y literatura. Y con Carlos Moore3, uno de los pilares del panafricanismo (actualmente viviendo en Brasil), estoy en contacto con él, pensando en qué vamos a cocinar juntos. Él es el padre de nuestra negrada, o como quieras decirle. El panafricanismo es una forma de humanismo, y yo quiero agradecerles eso. Otras leyendas vivas con las que me gustaría trabajar son Archie Shepp, Pharoah Sanders y Gary Bartz y por supuesto me hubiese gustado tocar con Sonny Rollins. En mi opinión, lo que han creado esos músicos es sagrado. A Jordi Savall también lo tengo en mi agenda de maestros con los que me gustaría trabajar, y al vietnamita Nguyên Lê, un artista genial con el que un día compondré algo. Yo desde mi lugar de músico solo aspiro a poder ayudar de la mejor manera que sé: llevando la música que es paz y amor a la gente. Está claro que la carencia está ahí, y debemos intentar cambiar eso. Puede que el lenguaje no sea la única forma de acceder a la realidad y conocer el mundo. Probemos con la música.
Me gustaría terminar esta entrevista dando las gracias a mi padre por haberme puesto cada domingo discos de jazz sin saber que eso era jazz. Y a Cuba, por haberme enseñado el pulso de la clave.
A mis hijos, Lonious e Iyade.
París diciembre 2021.
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